La técnica de productividad más popular no es para todo el mundo. FlowTime aspira a solucionarlo

  • La técnica Pomodoro es eficaz para muchas personas, pero es una técnica muy genérica

  • FlowTime es un Pomodoro personalizado a medida para cada persona, teniendo en cuenta sus propios hábitos y capacidades  a lo largo de toda la jornada laboral

La técnica Pomodoro es, con toda probabilidad, una de las técnicas más conocidas en el ámbito de la productividad. Esta técnica se basa en establecer una serie de bloques de tiempo de trabajo de 25 minutos, y otros de cinco minutos de descanso entre bloques de trabajo. Al alternar unos con otros, el cerebro se mantiene en óptimas condiciones y se evitan distracciones que reducen la productividad.

Sin embargo, la técnica Pomodoro se basa en un principio de reparto estático del tiempo, en el que se establecen bloques de tiempo de 25 y 5 minutos, sin tener en cuenta si eso es adecuado para el tipo de actividad o para la persona que lo realiza. Ahí es donde entra en juego el FlowTime, también conocida como técnica “Flowmodoro”, por ser una técnica que fluye para adaptarse a las circunstancias de cada usuario.

Qué es la técnica “FlowTime”

La técnica FlowTime o Flowmodoro coincide en un 99% con la conocida técnica Pomodoro. Ambas utilizan un sistema de fraccionamiento de la jornada por bloques de tiempo en la que se combina un tiempo de trabajado profundo sin interrupciones, con un tiempo de descanso activo.

Sin embargo, la novedad que aporta FlowTime es que, en lugar de ser bloques estáticos, los bloques se adaptan a las necesidades particulares del usuario o sus actividades, sin el encorsetamiento estático del tiempo en Pomodoro.

En ambos se necesita un cronómetro para controlar los tiempos de cada bloque, pero mientras que en la versión clásica de Pomodoro los bloques de tiempo son estáticos de 25 minutos, en FlowTime pueden variar a lo largo de la jornada.

Cómo poner en práctica FlowTime

Para poner en práctica esta técnica de productividad, será imprescindible conocer tus capacidades de concentración y la naturaleza de tu trabajo. Por lo tanto, al menos la primera semana será necesario realizar una medición del periodo de tiempo que se puede estar concentrado en una tarea, y determinar si es posible mantener ese tiempo tanto a primera hora como a última hora de la jornada.

A primera hora, el cerebro está más fresco, por lo que será posible realizar bloques de trabajo más intenso con descansos más espaciados, pero, a medida que avanza la jornada, aparecerán los signos de fatiga, haciendo que se vaya acortando los bloques de tiempo de trabajo, dejando espacio para pequeños descansos más frecuentes. Es decir, los bloques de trabajo y descanso evolucionan a lo largo de la jornada.

Por ello, conocer la evolución de la jornada será un aspecto fundamental para poner en práctica la técnica FlowTime. Para ello, usa un cronómetro y establece un patrón de Pomodoro convencional.

A medida que vas superando bloques de tiempo, anota cómo te sientes al aplicar ese patrón. Si, por ejemplo, a primera hora podrías seguir 10 minutos más sin problemas, o las pausas te parecen largas, mientras que, a última hora, esos bloques se te hacen largos y a medio bloque miras de reojo el móvil inquieto por revisar si tienes una notificación.

Esas pérdidas de concentración, aunque no dejes de hacer lo que estabas haciendo, marcan una caída en tu capacidad y tal vez sea un indicativo de que necesitas un descanso. Anota toda esa información, indicando la hora.

Del mismo modo, anota en un cuaderno o una hoja de cálculo cuando te sientes con energías para volver al trabajo tras un bloque de descanso. Te darás cuenta que los primeros bloques del día, los descansos te parecerán algo largos, mientras que a última hora del día se te quedarán cortos.

Tras una semana observando tu “flujo de productividad”, ya tendrás los suficientes datos sobre tu propio patrón de productividad y podrás comenzar a implementarlo en tu jornada, creando un sistema de bloques de tiempo que respeta tu cronotipo.

Este sistema dejará bloques de trabajo más largos cuando tu cerebro esté en su mejor momento de productividad, e intensificará los descansos cuando se encuentre en sus horas más bajas.

El sistema permite ir afinándolo con la práctica. Si has establecido un bloque de tiempo de trabajo de 35 minutos y notas que podrías estirarlo un poco más, ve añadiendo un minuto cada vez. De ese modo tendrás ese minuto de descanso adicional en los momentos menos productivos.

No obstante, es recomendable tomarse unos minutos de descanso entre bloque y bloque para no quemar toda la energía del cerebro a primera hora y terminar la jornada con una fatiga acusada.

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Imagen | Unsplash (Luke Chesser)

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