Bruselas ha resuelto a favor de los rivales de Intel, especialmente AMD, y ha condenado a la empresa más famosa de chips de ordenador a pagar una multa récord de 1.000 millones de euros y a cambiar sus prácticas de negocio. Esto ha sido posible por la conclusión a la que han llegado en la Comisión Europea, que ha encontrado evidencias de que Intel ha estado ocultando las condiciones en que ha realizado sus pagos supuestamente para dejar a sus competidores fuera del mercado en Europa.
Evidentemente Intel ha salido en su defensa y ya ha anunciado que recurrirá la sentencia, defendiendo que la sentencia es un error y que esas prácticas son parte del mercado y que no perjudican sino que favorecen al consumidor.
En la sentencia, Intel queda reflejada como una empresa en la que se ha ofrecido descuentos a fabricantes de ordenadores a cambio de comprar sus CPUs X86. También se ha acusado a Intel de llegar a acuerdos con una cadena de distribución informática para que se vendieran en sus tiendas solo equipos con procesadores Intel. En general, prácticas que la Comisión Europea ha considerado monopolistas y por las que multa al gigante.