A la ciudad amurallada de Kowloon se le llegó a llamar la "Ciudad de la Oscuridad". Una asfixiante urbe que se convirtió en el lugar con mayor densidad de población de la historia, con más de 1,25 millones de habitantes por kilómetro cuadrado. En la década de los 90 llegó a tener 50.000 habitantes, todos ellos concentrados en poco más de 2,6 hectáreas. Para hacernos una idea, París, Seúl o Nueva York se sitúan por debajo de los 20.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
Kowloon fue demolida en 1994 tras varias décadas de construcción sin control, desidia, prostitución y drogas. Una ciudad colmena en la que nadie querría vivir y que inspiró la ciudad "perfecta" de SimCity 3000. Un curioso caso de cómo lo deseable puede estar tan alejado de lo que máquinas y videojuegos consideran exitoso.
Una ciudad al más puro estilo cyberpunk
Ubicada dentro de la próspera Hong Kong, Kowloon tuvo estatus de ciudad en 1842. Durante la Segunda Guerra Mundial fue conquistada por los japoneses y prácticamente toda la muralla fue derribada. Tras la guerra, Kowloon se convirtió en refugio de pandilleros y comenzó a operar al margen del resto del mundo, incluida la policía de Hong Kong que no se atrevía a entrar.
Gran parte de las imágenes que tenemos de Kowloon son gracias al fotógrafo Greg Girard, que junto a Ian Lambot lanzaron un libro dedicado a la "Ciudad de la Oscuridad". La descripción de la ciudad encaja con el cyberpunk más oscuro. Los pisos inferiores casi no recibían la luz del sol y los habitantes de los pisos superiores barrían hacia abajo para fomentar todavía más ese escalafón social. Según describen en el libro, los habitantes describían la vida en la ciudad como un "armonioso estado de anarquía".
A finales de los años 70 la ciudad empezó a crecer desproporcionadamente. Pero el problema era que no podía crecer a lo ancho, ya que el terreno estaba marcado por la muralla original. En su lugar creció hacia arriba, con bloques de hasta 14 pisos, que era el máximo permitido para no obstaculizar el tráfico aéreo de Hong Kong. Y aquí es precisamente donde nace el origen de la extrema densidad de la ciudad, limitada tanto a lo ancho como a lo alto.
Las calles más anchas apenas tenían un metro de ancho y todos los bloques de edificios estaban literalmente unos sobre otros, como si una gran plancha de acero comprimida en las cuatro direcciones. Un caos arquitectónico que contrasta con la armonía de Hong Kong.
Magnasanti: totalitarismo inspirado en Kowloon
En SimCity aparentemente no hay un final establecido, pero Vincent Ocasla logró dar con la ciudad "perfecta" en la que se alcanzó un punto en que el juego funcionase de forma autónoma.
Y para lograrlo se inspiró precisamente en una ciudad tan distópica como la que hoy os hablamos. Siguiendo el tipo de construcción y la desidia de Kowloon, Ocasla construyó la ciudad de Magnasanti, con 6 millones de habitantes y donde los nacimientos de ciudadanos compensaban las muertes, los impuestos los gastos y cada centímetro cuadrado estaba ocupado por el máximo posible de habitantes.
Es una lástima que para conseguir el mejor resultado en SimCity la mejor solución fuera apostar por el totalitarismo y el peor estilo de vida posible para los habitantes. Magnasanti era capaz de pasar siglos en el juego. Un pozo de desesperación sin colegios, sin escuelas, ni hospitales, ni bomberos. ¿Cómo es posible que una ciudad así prosperase? Básicamente porque en el juego los habitantes tenían una esperanza de vida tan corta que morían antes de armarse contra los férreos dueños de la ciudad.
"Es un objetivo enfermizo y retorcido. Lo irónico de todo esto es que los sims de Magnasanti lo toleran. No se rebelan ni organizan revueltas ni generan caos social. Nadie se plantea desafiar al sistema con medios físicos porque impera un estado policial hipereficiente que los mantiene a raya", explica a Vice el autor de la ciudad.
"Técnicamente, nadie puede marcharse de la ciudad ni entrar en ella. El crecimiento de la población está estancado. Los sims no tienen que desplazarse grandes distancias para ir al trabajo. De hecho, ni siquiera tienen que abandonar la manzana en la que viven. Siempre van al mismo sitio", continúa Ocasla. Un ejemplo extremo que puede servir para reflexionar sobre cómo se construyen y desarrollan las sociedades. Quizás Magnasanti puede parecer imposible que tuviera cabida en nuestro mundo, pero el hecho de estar inspirado en una ciudad real es tan fascinante como angustiante.
Imágenes | Biblioteca del Congreso | Wikimedia
En Xataka | La verdad sobre la "densidad de población": no importa el total, sino la densidad habitada
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