Ando estos días acabando la intriga que me ha tenido en vilo unas buenas jornadas y gran parte del pasado fin de semana. Podría estar hablando de un gadget cuyo análisis se estaba resistiendo, pero debo confesar que no es eso. Lo admito, leo. Incluso, aunque algunos lectores no se lo puedan creer, en casa no caben más libros de papel en las estanterías.
Y es que soy un débil. A pesar de mi convencimiento para con las nuevas tecnologías, antes de dormir cae un capítulo de algún libro. Estos días ando con una novela negra de mucha actualidad, Los hombres que no amaban a las mujeres, y estoy disfrutando del tacto del papel y las las letras impresas, pero si estuviera leyéndolo en formato electrónico, no se me caerían los anillos. De hecho, cuando los libros electrónicos cumplan con mis expectativas, cambiaré.
Sony mete su lector de libros electrónico en las bibliotecas
He confesado antes de nada esta parcela de mi vida privada porque quiero hablar de la introducción de los lectores de libros electrónicos en las bibliotecas. Concretamente me estoy refiriendo al acuerdo al que ha llegado Sony para dotar de libros electrónicos y un corto catálogo de títulos a las bibliotecas que conforman la mayor red de este tipo de establecimientos en EEUU, la OCLC.
Sony dará a cada una de ellas cinco lectores de libros electrónicos del modelo PRS-505 y acceso a una colección de títulos variados, tanto de novela como genéricos, dentro de su servicio Sony Reader Mobile Collections.
Las bibliotecas podrán descargar esos libros electrónicos en sus ordenadores o directamente en los ebooks que pueden prestar tanto para su uso dentro de las instalaciones como fuera. Las licencias de los libros van también incluidas en el préstamo.
De estos préstamos Sony no obtiene ningún beneficio directo, aunque sí se lleva uno determinante para el futuro del libro electrónico: que el usuario habitual de libros se vaya acostumbrando a tener la opción de escoger el libro electrónico. Aunque todavía les queda mucho por mejorar. Muchísimo.
¿Por qué se rechazan los libros electrónicos?
Al hablar de libros electrónicos, lo habitual es sentir un gran rechazo. Sale en la conversación lo impersonal y frio de un aparato electrónico, y demás argumentos que espero poder rebatir en la segunda parte de este post con una reflexión crítica sobre las ventajas e inconvenientes tanto de los libros electrónicos como de los de papel. Tras ese post, seguramente podamos llegar a un acuerdo en el que podrían convivir tanto la tinta que mancha como la electrónica.
Antes de eso solo diré una cosa: el alma, lo importante de un libro está en las palabras, no en el contenedor.
¿Mejorarán los libros electrónicos a los de papel?
Pues dependerá de muchos aspectos. El libro de papel poco más puede avanzar, quizás mayor uso de papel reciclado u otros materiales que no sean tan negativos para el medio ambiente.
En cuanto al libro electrónico, arriba comentaba que me cambiaré decididamente cuando encuentre lo que necesito: conectividad, color, sensación más real … Ya lo veremos.
Aquí entraría mucho en juego la impresión que cada uno se lleva de su experiencia con los libros electrónicos, pero hay que advertir que yo solo me refiero a libro electrónico cuando hay tinta electrónica de por medio. Olvidémonos de los portátiles, los ultraportátiles o los teléfonos moviles y reproductores multimedia. Nada tienen que ver con el verdadero libro electrónico.
Como comento en la segunda parte de este post, los libros electrónicos acabarán imponiéndose en un ámbito seguro: la educación, porque incorporan demasiadas ventajas como para olviarlos en un entorno en el que lo interactivo, lo tecnológico y lo inmediato es el futuro.
En Xataka | Libros electrónicos, tendencias 2009.
Más información | Sony.