Los marisoles y joselitos del siglo XXI

Tienes ocho años, un millón de seguidores y ganas 100.000 dólares al mes analizando juguetes en YouTube. ¿Qué te dicen tus padres? Que es un pasatiempo, que lo hagas cuando termines los deberes y que juegues también con tu hermana pequeña.

Son los niños prodigio de Internet: no salen por la tele, se _viralizan_. Consiguen audiencias millonarias desde casa, hablando de tú a tú con chicos de su edad y de sus mismas aficiones. Las productoras y las marcas son las últimas en descubrirlos, pero hacen lo posible para colarse en su canal y llegar a sus fans. Y tienen muchos fans porque lo hacen muy bien: son los marisoles y joselitos del siglo XXI.

Cuando tu primer millón lo ganas a los ocho años... subiendo vídeos a YouTube

EvanTubeHD es el niño más popular de YouTube. Sus vídeos se han reproducido la friolera de 884.058.000 veces y las marcas han encontrado todo un filón comercial en su canal. Según Business Insider, Evan gana 1,3 millones de dólares al año, con ocho años de edad.

No, no es habitual que un niño ingrese un millón de euros anuales con los vídeos que cuelga en YouTube; al igual que en los 60 no abundaban las marisoles, los joselitos o las rocíos dúrcal. El secreto de Evan está en el nicho en el que ha conseguido posicionarse: los unboxings y las reviews de juguetes. La demanda de este tipo de vídeos se ha hecho tan grande en Internet que nadie sabe explicar muy bien qué está pasando. La clave es que, aunque otros usuarios como DisneyCollector tienen mejores datos, EvanTube es de las pocas súper estrellas del sector que puede hablar de igual a igual con otros niños.

Todo empezó como un pasatiempo, y con el tráfico llegaron los ingresos. La vía por la que consiguen hacer más dinero no son los anuncios de YouTube sino los acuerdos con las marcas; es decir, las empresas que pagan para que sus productos salgan en el canal. Jared, el padre de Evan, produce y participa habitualmente en los vídeos; mientras que la madre y la hermana pequeña de Evan participan ocasionalmente.

Evan consigue movilizar una comunidad gigantesca al margen de toda la gente que llega a sus vídeos de rebote. Aprovechando el tirón, su padre le ha montado otros dos canales además del principal: uno de videojuegos (con gameplays de sus títulos favoritos) y otro con "vlogs" de su vida personal en los que participa el resto de su familia.

Llegados a este punto, cualquiera sospecha que el niño está manteniendo económicamente a sus padres. En una entrevista con Newsweek, Jared lo niega:

Tengo una empresa de fotografía y producción de vídeo en la que trabajo a jornada completa. Todo el dinero que proviene de nuestros canales de YouTube va directo a unas cuentas de ahorro y de inversión para el futuro de los niños. Suponemos que, para cuando tengan edad de ir a la universidad, estas cuentas habrán acumulado una buena suma.

La tele va tras ellos, a veces con éxito

Cuando Marisol tenía 11 años, un productor pagó cuarenta mil pesetas a sus padres para que lo dejaran cambiarle el nombre, teñirle el pelo y convertirla en actriz. Cincuenta y tantos años después, ver la tele es de puretas. Los nuevos ídolos se llaman El Rubius, Vegetta777 o Luzu y Lana. Los chicos apagan el televisor para prestarles atención a ellos, que les hablan sin guión, sin decorado; cuando sea y en la pantalla que sea.

¿Qué hacen las productoras de televisión? Ir tras ellos, claro. Son tan normales, tan reales, que les han puesto el nombre de _influencers_. Entre ellos hay cada vez más niños.

Sophia Grace y Rosie tenían 8 y 5 años cuando un cover tremendo de Nicki Minaj las convirtió en un viral. Un mes después, Ellen DeGeneres las puso en un avión desde Essex y acabaron incorporándose al reparto habitual del programa con su propia sección: Tea Time with Sophia Grace & Rosie. En el show conocieron a la propia Nicki Minaj y entrevistaron a multitud de artistas, siempre con su particular acento inglés.

Un caso más actual de salto a la TV es el de la serie de YouTube _Kids React_. Son los vídeos más conocidos de los Fine Brothers: desde octubre de 2010 ponen a niños de entre 5 y 14 años delante de la cámara para "reaccionar" antes cosas que van desde gadgets retro hasta política internacional. El primer episodio fue "Kids React to Viral Videos" y llegaron a ganar un Emmy al mejor vídeo viral.

Hace unos meses, Nickelodeon les encargó un piloto para llevar la serie a la televisión. Algunos de los niños que salían en ese vídeo siguen delante de la cámara, y en el caso de la pequeña Morgan se trata de una cámara de televisión: ha figurado en varias series de televisión y cortometrajes.

Las discográficas, más atentas aún

En este vídeo, las hermanas Cimorelli resumen en 51 segundos lo que les pasó a ellas. Christina, Katherine, Lisa, Amy, Lauren y Dani tenían 19, 17, 15, 14, 11 y 8 años cuando empezaron a grabarse cantando a capela en la puerta de su casa. Subían los vídeos sin editar y el sonido era el que a duras penas pillaba la videocámara familiar.

Así fue como Universal las encontró y les hizo un contrato discográfico, con el que sacaron su primer EP. Tienen tres millones de suscriptores. Hace un mes, Coca-Cola las trajo a España para actuar en el macroconcierto de Music Experience.

Lo cierto es que esta historia se repite una y otra vez desde hace años. Por un lado, los jóvenes escuchan música en YouTube: es gratis, es donde los cantantes tienen su mayor comunidad y donde lanzan primero los videoclips (algo que Google va a intentar monetizar mejor con YouTube Music Key). Por otro, los artistas suben sus vídeos a YouTube buscándose un hueco y, de vez en cuando, un cazador de talentos los encuentra. Para alimentar el sueño, esta historia tiene su propia gallina de los huevos de oro: así eran los primeros vídeos de Justin Bieber.

El día que lo reconocen por la calle y te das cuenta de que tu hijo es famoso

En este vídeo de dos millones y pico de reproducciones, Lohanthony tenía 12 años y llevaba ya dos subiendo clips a YouTube. Fue por entonces cuando empezó a hacerse verdaderamente popular. Su madre cuenta que estaban en un centro comercial cuando Anthony puso algo en Twitter: a los veinte minutos los rodeaba una horda de fans. Ese día se dio cuenta de que su hijo preadolescente era una verdadera celebridad.

En este otro vídeo, también de 2012, Lohanthony contaba cómo sus compañeros del colegio empezaban a reconocerlo: «esto es tan incómodo, no sé dónde esconderme… Mis padres me dicen "¿y no es algo bueno, que piensen que eres divertido y tal?" ¡No, no lo pillas! Lo que hago fuera del colegio es cosa mía, es como si mi madre fuera una estrella del porno y la gente del trabajo le dijera: "me pones tan cachondo, me encanta". ¿No se sentiría incómoda? Obviamente, sí». Desde luego, con doce años ya era un comunicador genial.

Hoy Lohanthony tiene quince, 1.350.000 suscriptores y el mismo desparpajo y la misma labia que cuando era un niño. Las historias personales que cuenta desde su habitación, sin escatimar en aspavientos, le han permitido monetizar sus vídeos e incluso presentar un pequeño programa online para MTV.

¿Qué pasa cuando crecen?

Como le pasó al pobre Joselito, en YouTube hay niños prodigio olvidados. Éste es Pierce Pruane, más conocido como Pruane2Forever. Fue uno de los precursores del vlogueo en modo queja, al estilo AuronPlay o, más reciente, ese andaluz que se viralizó con una crítica a voces sobre Pablo Iglesias (y que nadie sabe hasta qué punto iba en serio). Pruane subió su primer vídeo a YouTube para quejarse de los adictos al porno y, con ayuda de su voz nasal y su dentadura irregular, sus mensajes consiguieron audiencias altas.

Siguió subiendo quejas de cosas que odiaba (High School Musical, Jerry Seinfeld, Rambo) y sumando adeptos, pero estos últimos años sus reproducciones se cuentan en millares en lugar de millones.

Hay casos opuestos. Lia Marie Johnson fue una de las niñas habituales (y más carismáticas) de los primeros Kids React, ahora vive de YouTube. Tiene su propia comunidad de fans y lleva contabilizadas 72 millones de visualizaciones en su canal personal, pero además es partner de la red AwesomenessTV, que Dreamworks compró hace un año por 33 millones de dólares en efectivo, y que apuesta con fuerza por las jóvenes promesas.

Son heavy users de YouTube imitando a sus ídolos

Éste es Daniel González. Es bloguero de tecnología y creador de Appleros, un videoblog que nos hace muy bien la competencia con unboxings, reviews e incluso coberturas en directo de eventos como el IFA. ¿Su estilo? Sin duda, muy inspirado en los pioneros: Carolina y Juan de Clipset. Como él, muchos otros youtubers se inspiran en sus ídolos.

Se pasan horas viendo vídeos de los grandes a los que imitan: Loulogio, Yuya, JPelirrojo, Yellow Mellow; dejan comentarios para dar a conocer su canal y porque forman parte de la comunidad. Los admiran porque hablan sin tapujos, con franqueza, a veces con pensamientos profundos, sin una escenografía y sin un guion; se dirigen directamente a sus fans y dicen lo que quieren. Además, muy importante, sus padres no los conocen.

¿Quién está al otro lado?

Niños y adolescentes, claro. En Reino Unido, adolescentes y púberes ven la mitad de horas de televisión que sus padres. De media, echan 33 minutos al día viendo vídeos cortos en Internet y, un 42% de ellos cree que YouTube es la tele del futuro. Además son muy activos en la comunidad: dos de cada diez niños de entre 9 y 12 años está suscrito a cincuenta canales de YouTube o más, y un 33% de los chicos de entre 8 y 10 años ha subido un vídeo propio.

Pero la distancia generacional es brutal: los adultos entienden el streaming, pero no se entretienen en YouTube. ¿Qué tienen los _youtubers_? es la pregunta. Sean de la edad que sean, los marisoles y joselitos del siglo XXI pueden ser tan adictivos como un programa de televisión con millones de euros de presupuesto. Esto lo explica mejor en su blog nuestro compañero Remoquete:

Podemos ser todo lo altivos y despectivos que queramos con ellos, pero los nuevos aedos son los YouTubers, no Nilay Patel. Quien está contando las historias más apasionantes para el público más amplio posible son personajes como El Rubius. Lo hacen aprovechando el medio de _storytelling_ más antiguo de todos: la comunicación oral y los gestos. Enseñan con el ejemplo, y el suyo es un lenguaje con el que nos podemos identificar. No son perfectos porque la perfección no es auténtica: sabe a publicidad y manipulación. De los pares, en cambio, nos fiamos todos.

Imágenes | Evan Tube HD, Ellen, The Guardian

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