A algunos rascacielos se les ha acusado de tirar al suelo a los peatones. No lo hacen a propósito, pero los transeúntes que pasan junto a ellos pierden el equilibrio por los fuertes vientos que se forman a sus pies debido a algunos fallos de diseño que provocan corrientes de aire.
En Londres, el conocido como Rascacielos "Walkie-Talkie" del 20 Fenchurch Street se ha convertido en una pesadilla. Primero, la forma de su fachada reflectaba el sol con tal intensidad que llegó a derretir algunas partes de un coche. Pero aunque esto se solucionó, lo peor son las ráfagas de viento que se forman a sus pies, que han llegado a provocar daños en comercios e incluso a derribar peatones.
Un caso más extremo es el de la ciudad de Leeds, donde en 2011 un hombre de 35 años murió aplastado por un camión que volcó por la intensidad del viento junto al rascacielos Dalek. Alrededor de este rascacielos de 32 plantas también ha habido otros accidentes que han provocado lesiones serias, incluido un transeúnte que acabó con un hígado dañado y una hemorragia interna.
En ciudades como Toronto el problema no sólo lo tienen con un único edificio, ya que las más recientes construcciones han provocado que haya varias zonas de la ciudad donde se crean unas fuertes ráfagas de aire que incomodan el día a día de los ciudadanos.
Estos fuertes vientos alrededor de las bases de los rascacielos no son nada nuevo, y son provocados por unos efectos eólicos de sobra conocidos. Los arquitectos suelen tenerlos en cuenta a la hora de crear los planos de sus edificios, pero pequeños errores de diseño o medidas y previsiones de viento mal tomadas pueden llevar a que sus creaciones se conviertan en una pesadilla para los ciudadanos.
Dos causas para estos vientos
Los fuertes vientos a los pies de los rascacielos pueden deberse a dos efectos diferentes, o por la combinación de ambos. El primero es el efecto de corriente descendiente, y se produce cuando el viento golpea de lleno un rascacielos. Si al hacerlo no tiene hacia dónde desplazarse, este es empujado hacia arriba, abajo y a los lados.
La corriente que circula hacia el suelo es la más rápida y fuerte, y genera una aceleración del viento a nivel de la calle. Este efecto puede aumentar cuando la estructura del edificio tiene las esquinas completamente cuadradas o una fachada completamente vertical, y también cuando los edificios están de cara al viento que les viene.
En el caso de las grandes ciudades la cosa es peor, ya que hay que añadirle el conocido como "Efecto Venturi" o "canalización". Se trata de una aceleración del viento que sucede cuando este tiene que pasar por un espacio estrecho. Por ejemplo, si el viento de repente se topa con dos rascacielos, se acelerará cuando pasa por en medio de los dos.
Y también puede darse una combinación de los dos, que haya centros de ciudades con rascacielos que no hayan tenido en cuenta las corrientes descendentes, y que sus calles sean tan estrechas que provoquen también los túneles de viento del efecto de canalización.
Lo peor de todo es que poco se puede hacer para mitigar estos problemas una vez han terminado de construir los edificios. Tanto es así que, en el caso de Londres, las autoridades de la ciudad se han limitado a decir que a partir de ahora pedirán una verificación independiente de los estudios de viento en una serie de nuevos proyectos para buscar enfoques más rigurosos.
Cuando las cosas se hacen bien
Cuando tienes una ciudad con un viento especialmente intenso tienes que ser ingenioso para construir rascacielos que no causen problemas. Ya no sólo para evitar los túneles de viento a sus pies, sino para intentar que los edificios más altos y delgados no acaben balanceándose por efecto del viento golpeando sobre ellas.
Una de las medidas que se pueden tomar para evitar que los edificios provoquen estos vientos es hacerlos redondeados. Hemos dicho antes que cuando son planos y cuadrados se aceleran, por lo que es hacer justo lo contrario. Aquí, la propia Londres tiene un buen ejemplo en su edificio Gherkin, cuyo contorno redondeado evita la formación de túneles de viento.
En Chicago también se preocupan por el viento, sobre todo por el proveniente del lago Michigan situado directamente en frente de su centro urbano. Precisamente por estos vientos, el año pasado un arquitecto anunció una ingeniosa modificación para un rascacielos de 95 plantas que estaba construyendo: dejar la planta 83 vacía para que el viento circule y no balancee el edificio. Su fachada de hecho ya era de por sí ondulada para evitar los efectos del viento.
Este tipo de modificaciones y diseños suelen llevarse a cabo tras hacer pruebas con modelos a escala de los edificios en túneles de viento. Con ellos, los arquitectos pueden comprobar cómo se va a comportar su edificio y cómo actuarán las corrientes de viento al chocar contra ellos. Puede parecer algo simple, pero este tipo de pruebas puede ayudar a diseñar soluciones a posteriori como en el caso del rascacielos de Chicago.
Y cuando el daño ya está hecho, pues sólo queda intentar mitigar los efectos del viento con parches a nivel de calle, porque tampoco vas a derribar un edificio que ha costado millones. Por volver a donde empezamos, entre las soluciones que se plantearon en Londres están el instalar pantallas protectoras contra el viento en la calle o plantar más árboles para intentar disipar el aire.
Imágenes | Diliff y Mtaylor848
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