El cine y la literatura de horror se basan en el miedo a lo desconocido. De hecho, casi cualquier tipo de narración, sea del género que sea, se basa en que alguien (el lector, los personajes) desconoce algo, y el objeto de avanzar en la historia es descubrir qué es ese algo.
En los géneros afines al terror ese algo desconocido da miedo. Porque puede hacernos daño, porque puede condenarnos a sufrires indescriptibles, porque ese algo que desconocemos es diferente a nosotros (esa es la esencia de los monstruos de todo género y condición) o, vaya, simplemente porque ese algo desconocido es tan desconocido, tan ajeno a lo que somos, que sin saber cómo ni por qué nos da miedo.
La narraciones terroríficas siempre han explotado ese desconocimiento: ¿Por qué se oyen pasos en el piso de arriba si no hay nadie? ¿Qué intenciones tiene este caballero victoriano y por qué tiene colmillos? ¿Qué pasa si alguien revive a un monstruo hecho con cadáveres cosidos? ¿Hay vida después de la muerte? Y solo un subgénero de la literatura terrorífica, el horror cósmico, se atreve a ir hasta el fondo de la cuestión: ¿podemos tener miedo de algo que desconocemos por completo y que ni siquiera somos capaces de comprender? ¿Dónde está el límite del terror?
Miedo a lo insondable

Lo curioso del horror cósmico es que, aunque hay unos indiscutibles tropos argumentales que se van repitiendo en las historias que forman parte del género, lo que une a todas ellas (porque las hay con ambientación de época, modernas, de ciencia-ficción, más orientadas al terror puro y visceral, más abstractas, más atmosféricas) es un mensaje general de desolación, ehm, cósmica.
Los humanos nos damos demasiados humos, somos una insignificancia comparados con la inmensidad del universo y lo arbitraria de la existencia. Y si ese vacío metafísico no es suficiente para empezar a boquear de pánico, no quieras saber qué acecha en los pliegues de la realidad: seres más viejos que el tiempo, horrores carentes de moral para quienes no somos más que hormigas. Ellos tienen una lupa y hace un día soleado, para entendernos.
Los relatos de horror cósmico tienen un monstruo, como es habitual en el género, pero a menudo son los más complicados de calificar como tales, ya que no desean activamente ningún mal al género humano. No nos quieren ni como alimento ni como objeto de demostración de poder, ya que somos una brizna de hierba que se debate inútilmente contra el poderoso viento del norte.
¿Sabe el viento del norte que está haciéndonoslas pasar canutas? No, ni le importa. Pero no por indolencia, crueldad o mera personalidad monstruosa. Es que la escala de varias galaxias de diferencia entre el monstruo y el ser humano no tiene punto de comparación, quizás el villano de una historia de horror cósmico se prolonga en el tiempo y el espacio mucho más lejos y mucho más eones de lo que somos capaces de imaginar. Que no es que sea malo ni lo dibujaron así, es que el Bien y el Mal están muy alejados de su escala de valores.
¿Y cómo podemos reaccionar a todo ello? Volviéndonos locos. El horror cósmico es tan nihilista que a menudo no ofrece salida digna a los débiles humanos, ni siquiera la posibilidad de morir aterrados bajo las zarpas de una monstruosidad colosal, temblando ante un rugido selvático o unos colmillos afilados. Lo único que podemos decir es “hasta aquí hemos llegado, sensatez”, y perder el juicio. No es solo que no podamos entender a los monstruos del horror cósmico (todo monstruo tiene algo de inaprehensible, de un modo u otro), es que solo atisbarlos con el rabillo del ojo, intuir su presencia es garantía de babilla colgando, camisa de fuerza y embudo en la testa.
De hecho, relacionado en parte con esa incapacidad para entender está la incapacidad para explicar. Los protagonistas humanos del horror cósmico no son capaces de encontrar las palabras para describir a qué se enfrentan, y algo de ese trabarse se transmite incluso al narrador si el relato no está en primera persona. Ningún testigo del monstruo puede ni empezar a explicar en qué consiste la amenaza: ¿grande, colosal, poderoso, devastador, invisible? No puede saberse. No puedes ni intentarlo. Y si lo intentas, enloqueces, en una especie de cinta de Moebius de la demencia.
Se buscan responsables

Resulta significativo acerca de las propiedades mutantes e impredecibles del género que uno de los indiscutibles creadores de la literatura de terror moderna, H.P. Lovecraft (el otro es Edgar Allan Poe, obviamente), sea el paradigma de una variante tan esquiva e inclasificable de la narrativa de miedo.
Pero hablar de horror cósmico es hablar, sin duda, de H.P. Lovecraft, y hablar de su obra es hacerlo de su vida, que también tiene algo de vacío existencial en versión doméstica: solitario, retraído, conservador, y dueño sin embargo de un sentido del humor oscuro y punzante y muy amigo de sus amigos y compañeros de pluma, resulta tan fascinante leer sobre la biografía de Lovecraft que leer sus propias obras.
Para ello, y como aquí no nos vamos a empantanar, recomendamos un par de libros tan divergentes como esenciales: "Lovecraft: Una biografía" de Sprague de Camp, exhaustivo y analítico hasta la asfixia -analiza buena parte de las mil quinientas cartas que se cree que intercambió Lovecraft con múltiples corresponsales, y de las que solo ha sobrevivido una quinta parte-, y "Contra el mundo, contra la vida" de Michel Houellebecq, derivativo, parcial, y personalísimo ensayo sobre su vida y obra.
De ambos libros el lector saldrá con una imagen de Lovecraft muy definida: el del autor no excesivamente prolífico, muy perfeccionista, que desearía haber nacido unas décadas antes, en tiempos más clásicos y clasistas. Por contra, vivió una existencia quebradiza y solitaria, malvivió como corrector de otros autores y solo fue reivindicado después de su muerte, ya que en vida publicó todos sus textos en las muy poco respetadas revistas literarias pulp.
Es complicado determinar hasta qué punto su vida y sus ideas (algunas muy, muy complicadas de defender hoy día... cosa que, por otro lado no estamos obligados a hacer, que aquí hemos venido a hablar de libros) empaparon sus ficciones de horror cósmico.
Por ejemplo, su racismo galopante, que en realidad podría leerse como un mucho más abstracto miedo a lo desconocido, constante en el género del horror cósmico. El racismo de Lovecraft era ingenuo y no se basaba en cuestiones genéticas (aunque bien que le gustaba decir que muchas de las criaturas más repulsivas de sus relatos eran razas inferiores), sino que era más bien un mero clasismo venido a más y heredado de su infancia acomodada, ya que en sus años de madurez pasó auténticas penurias económicas.
Por tanto, Lovecraft no es tanto racista como un sujeto al que le gusta estar en su casa rodeado de libros y gatos, y no permite injerencias externas: cuando en los relatos de horror cósmico surge algo dispuesto a romper el statu quo humano, nunca es bueno, nunca significa mejora y ciencia, sino más bien horror, incomprensión y destrucción de todo lo que hemos conseguido.
Lovecraft contemplaba la Revolución Industrial como un maremágnum de monstruosidades inhumanas, no como una puerta al progreso. Y cuando en una historia de horror cósmico aparecen científicos y exploradores del conocimiento (que abundan hasta el punto de ser un tópico del género), todo lo que descubren nos revela como microbios en el plan general del cosmos o abren la puerta a realidades que no estamos preparados para conocer.
"Hasta el infinito y más allá" es un lema que da miedo

La obra de Lovecraft se puede recoger en apenas un par de volúmenes (recomendamos, cómo no, la edición integral que editó Valdemar), y dentro de ella no todos los relatos entran en la categoría de horror cósmico. El más identificable como perteneciente al género es, quizás, "En las montañas de la locura": los grandes temas del horror cósmico están aquí reunidos de forma impecable, con la historia de una expedición a la Antártida que descubre unas ruinas construidas por una civilización antiquísima y que calibra las posibilidades de que haya Demasiadas Cosas que no conocemos (pinguínos gigantes entre ellas).
Te suena a "Alien: el Octavo Pasajero" y a "La Cosa" porque son dos de los hitos del terror influidos por este clásico. Otro relato lovecraftniano cósmicamente horrible es el mítico "La llamada de Cthulhu", en el que despierta el gran Cthulhu, el más pop de todos los mitos del género. Y con ello, la gente empieza a soñar disparates y a hacerse cargo de que el universo es demasiado grande.
Junto a ellos, Lovecraft escribió multitud de relatos que pueden considerarse pertenecientes a un canon más o menos estricto de horror cósmico: unos son relatos de terror clásico, cercanos a Poe, pero con un giro hacia lo inexplicable, lo nihilista o lo demencial
; otros son relatos de ciencia-ficción en los que el monstruo es un Concepto Cósmico Incomprensible; otros son ensoñaciones a lo Lord Dunsany, pero con traca en forma de Coloso De Los Eones al final.
Tienen elementos de horror cósmico así, entre otros, cuentos como "El caso de Charles Dexter Ward", "El horror de Dunwich", "El color que vino del espacio", "En la noche de los tiempos", "La sombra sobre Innsmouth", "El que susurra en la oscuridad", "Dagon" y todo su ciclo de relatos oníricos y viajes extracorpóreos por realidades que, bueno, mejor dejarlas reposar no vayamos a despertar algo.

No debe confundirse la literatura de horror cósmico con lo que se conocen como "Los Mitos de Cthulhu". No todo el subgénero pertenece a los Mitos que creó Lovecraft en vida y amplió su discípulo y amigo August Derleth tras la muerte del autor primigenio... ni tampoco todos los Mitos de Cthulhu son horror cósmico. La mitología de estos se ha ampliado en tantas y diversas direcciones genéricas que han tocado todas las teclas y han hecho incursiones en todos los géneros. El primer acercamiento de Lovecraft a los mitos fue de forma desordenada y sin ánimo de crear una ficción coherente, pero apuntando muchas de las características del horror cósmico que hemos señalado.
Cuando Derleth prolongó los mitos convirtió a los dioses lovecrafnianos en partícipes de una antiquísima batalla entre el Bien y el Mal (muy estructurada además, con las respectivas deidades agrupándose según aquel de los cuatro elementos que les resultara más afín). Derleth partió de ciertos esquemas que, sin duda, habían sido apuntados por Lovecraft en relatos como En las montañas de la locura y, cómo no, en la abundantísima correspondencia privada que Lovecraft facturó sobre sus inquietantes creaciones. El resultado es una batalla entre titanes ciertamente fascinante, pero despojada del tremendo nihilismo, de la mirada al abismo que caracterizó a Lovecraft y que muy pocos de sus discípulos (algunos de ellos autores de género valiosísimos) fueron capaces de igualar.
Prepárate para descubrir lo que somos: nada
Pocos subgéneros literarios (muchos menos los poco afines a la ya desgastada y vetusta “alta cultura”) han generado una corriente filosófica propia, pero en el caso del horror cósmico vale la pena mencionar (con todas las precauciones del mundo: el propio Lovecraft era el primero que se tomaba muy en serio sus relatos y muy a chufla sus criaturas) el cosmicismo.
Se trata de una especie de suave nihilismo intergaláctico
que deja al hombre y su voluntad de superación en el justo lugar que le corresponde en el Gran Esquema De Las Cosas Universal: ninguno. Somos microorganismos insignificantes que en cualquier momento podríamos ser borrados de nuestro estúpido planeta y ninguna consciencia de valor significativo en el cosmos se daría cuenta, como motas de polvo estelar que somos. Nuestros dioses son poca cosa en la visión cosmicista (“ficciones victorianas”, decía Lovecraft) y ya corresponde a cada cual, según sea más lovecraftniano o derlethista, decidir qué papel juegan los mitos cthulhunianos en todo esto.
¿Parece nihilista? Bueno, el cosmicismo se adueña del malvado sentido del humor de Lovecraft ya que en cierto sentido resulta más negro y desesperanzado que el nihilismo. Donde los nihilistas afirman que nada tiene sentido, el cosmicismo dice que nuestros actos, nuestras vidas, nuestras existencias tienen el sentido que nosotros queramos darle. Que lo que no tienen es importancia.
Puro pensamiento post-industrial. El horror cósmico se revela así como la contraposición descreída del terror literario clásico, de aquel gótico tan lleno de humanidad, donde hasta los monstruos tenían rasgos que los acercaban a nosotros y, por tanto, estaban dotados de significado. Lovecraft borró todo eso de un plumazo. Solo dejó vacío estelar y, si acaso, una cruel risotada en el otro extremo del cosmos. Ingenuos, futiles, estúpidos terrestres...
Miedo que te conducirá a la locura

¿Te pica la curiosidad? Mira que estas cosas siempre acaban mal... Aquí tienes algunos textos imprescindibles de horror cósmico. Recomendamos que revises atentamente el catálogo de Editorial Valdemar y que corras a por el extraordinario recopilatorio "Los mitos de Cthulhu: Narraciones de horror cósmico", donde además de muchas de estas historias figura una extensa introducción de Rafael Llopis que te aclarará muchas dudas.
- En las montañas de la locura – HP Lovecraft
- La llamada de Cthulhu – HP Lovecraft
- El rey de Amarillo – Robert W. Chambers
- Ubbo-Sathla – Clark Ashton Smith
- Los tres impostores – Arthur Machen
- Un habitante de Carcosa – Ambrose Bierce
- El Wendigo – Algernon Blackwood
- La piedra negra – Robert E. Howard
- El sello de R'lyeh – August Derleth
- Ceremonias macabras – TED Klein
- Noctuario – Thomas Ligotti
- El rito – Laird Barron
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laertido
Yo soy un gran admirador de la obra Lovecraftiana pero, qué pinta este artículo en Xataka donde se supone que venimos a informarnos de los nuevos avances en tecnología?
asturel
Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn!
Iä! Iä! Cthulhu Fhtagn!
renearturobit
Apuntaré a mis libros por leer "En las montañas de la locura". Me resultó bastante interesante el artículo así que comenzaré a curiosear un poco con ese título. Me gusta que en Xataca no se hable sólo de tecnología sino que cada vez se acerque más a ser un blog de cultura geek :)
rubensoria
A mí como me encanta lovecraft, queja ninguna, este tipo de artículos me encantan. Como si queréis convertir xataka en XatakaLovecraft.
€quiman
No me molesta para nada este tipo de articulos en Xataka... me parece que hacen parte perfecta de la cultura Geek.
Les recomiendo también: Manitú de Masterton Graham.
gabrielcr1
esto me gusta, yo creo que todos los amantes de la tecnología que entramos a xataka y otros blog afines tenemos gustos en común,
ciencia ficción, terror, videojuegos, etc...etc...
en tierragamer no solo ponen juegos, ponen lo afín a los gustos de los gamers,películas, anime, tecnología etc...
así como en blog de belleza ponen notas de celbridades por ser temas a fines y que van de la mano.
atrislab
Pues un artículo sobre Lovecraft cada cierto tiempo me parece muy bien. Mejor promocionar este tipo de obras que otras cosas, digo yo.
Las referencias de Lovecraft y homenajes a su obra (a la de el y al «Círculo Lovecraft») se ven reflejados en un montón de sitios y un lector de Xataka se ha tenido que topar con alguno de ellos en alguna ocasión: El nombre del manicomio donde van a parar los villanos de Batman, El aspecto de Davy Jones y sus secuaces en «Piratas del Caribe» (y no se si el nombre del rival de Jack Sparrow en la primera puede ser también un guiño...), ciertos personajes de la novela «La piel fría», de Albert Sánchez Piñol (si alguien ha visto la peli y no es muy hater, que comente si merece la pena)), «La Cosa» de Carpenter, los murlocs del WOW, alguna canción del «Ride the Lightning» de Metallica, algún personaje de la primera temporada de «True Detective», algunos seres del universo de Guillermo del Toro, algún emblema y algo que suelen decir los de cierta casa nobiliaria de «Canción de Hielo y Fuego» y en esta misma saga, cierta localización en la orilla sureste del Mar Oculto...
Si, ya se que hay muchas más, así que podemos hacer una lista y añadiendo, para que la gente vea que Lovecraft y alrededores tienen muuucha más influencia de la que en un prinipio pueda parecer y que suele tener más que ver con cultura (pop, geek, cualquier otro tipo) que bazofias varias de medios generalistas.
Asi que si un tentáculo llama a la puerta para saludar cada cierto tiempo, se le ha de recibir con alegría.
Saludos!
akiles1
Buen Articulo.
Estoy leyendo la narrativa completa,la edicion integral Valdemar,y aunque reconozco que al principio se me hizo dura,cada vez va a mas,y van a caer los dos volumenes,clarisimamente.
Lo recomiendo.
http://pictures.todocoleccion.net/tc/2011/03/31/25796155.jpg
cristianotegui
Si Lovecraft hubiera organizado sus mitos como Tolkien, se hubiera vuelto millonario. Un gran escritor, que su supo narrar en clave de terror las certezas y los interrogantes de una sociedad que creyó que la tecnología iba a solucionar todos los problemas y terminó generando dos guerras mundiales y el fascismo. QEPD. Espero que En las montañas de la locura sea película, pronto.
Rawl Draw
En el listado de textos considero fundamental incluir "Los perros de Tindalos" de Frank Belknap Long, que tantas partidas de rol han inspirado. Me parece uno de los mejores relatos con los que acercarse al concepto.
jhonnyara
Esto lo hacen para saber que clase de gente visita su pag. xd
edgar.m.barrera
Pues la verdad, hace algunos meses leí "En las montañas de la locura" y me pareció con una primera parte muyyyyy interesante a nivel narrativo, el manejo de los tiempos y la introducción de personajes. Pero la segunda parte del libro mientras avanza la descripción de los "antiguos" se me hace tediosa y la historia no va para ninguna parte. En mi opinión, lejos de ser perfecto, es entretenido, aunque algo inocente.
vanon
Yo descubrí las obras de Lovecraft buscando juegos que me hicieran pasar angustia y/o miedo, juegos que me hicieran tener que dejar de jugar por estar en una tensión constante y al borde de una taquicardia. Después de jugar a varios juegos basados en el universo de Lovecraft empecé a interesarme por sus obras y la verdad es que pese a ser o parecer una "ida de olla" me resultaron muy interesantes. Si os gusta este tipo de "miedo" y os gustan los videojuegos, probad alguno de ellos. Merecen la pena :o
crystoffer
Muy buen articulo John Tones. Para mi HR Giger es Lovecraft pero gráfico. Esas criaturas biomecanicas que no entendemos, esos seres que hunden sus colmillos en nuestra alma para recordarnos, como ya lo has dicho, que no somos nada. En mi infancia encontré a Lovecraft tras comprar un libro cuya portada en México la habían puesto con, adivina que?: dibujos de GIGER, conocía a GIGER por ser el diseñador de ALIEN y recordar aquella luna (LV-426), su atmósfera y esa nave que no entendemos, con esas criaturas que no entendemos, me hacia querer leer mas y mas sobre el, ya que cada que una criatura aparecía o era mencionada en los cuentos de Lovecraft, un dibujo de GIGER aparecía en mi cabeza y así hasta el día de hoy. Gracias por compartir esta información con nosotros, espero un día puedas escribir sobre GIGER. Saludos.