Nos gusta el verano. Y es normal. Casi desde mediados de junio y hasta bien entrado septiembre los días son claramente más largos, disfrutamos de más horas de sol y menos lluvias, nos repartirnos los turnos de vacaciones con los compañeros de trabajo y las largas tardes de tumbona, sombrilla y mojito en la playa dejan de parecernos un sueño lejano y quimérico.
Igual que el mejor de los amigos, también tiene cosas malas, por supuesto. El calor, que lleva semanas apretando como si el de 2022 fuese el último verano de la historia.
Cada verano quienes viven en zonas próximas a bosques miran las copas de los abedules y eucaliptos con recelo, como si de repente, por arte del sol y la subida de las temperaturas, se hubiesen convertido en largas mechas, peligrosas, inflamables y listas para el primer incendiario que se cruce en su camino, una colilla mal apagada, una hoguera descontrolada o incluso un rayo.
Un mapa trazado con fuego
Cada incendio forestal es una catástrofe para en el medio ambiente y, a menudo, también, un drama social. Quien esto escribe vive en Galicia y en 2017 le tocó lidiar con la oleada de fuegos que arrasó hectáreas de bosques, redujo casas a cimientos denegridos y segó incluso varias vidas.
El verano de 2022 no está siendo una excepción.
En el mes escaso que llevamos se han registrado ya incendios considerables en puntos como Zamora, Ourense y Cáceres. Y visto el histórico de los últimos años y la meteorología de lo que va de julio, con el mercurio disparado, no es descabellado pensar que no serán los únicos.
Si quieres estar al tanto de los principales focos, del más grande al que afecta solo a un pueblo, la NASA te ofrece una herramienta clara y detallada: un visor de incendios, un mapa en el que se señalizan con puntos rojos las últimas incidencias detectadas en el mundo.
En España. Y también en otros países.
Cada foco aparece marcado con un punto rojo y permite ubicarlos y apreciar su distribución. Un vistazo general al mapa del mundo muestra por ejemplo la gran abundancia de incendios en África o cómo afectan a otros territorios, como el resto de Europa, Sudamérica, Asia o América del Norte.
La información está disponible directamente en la web de la NASA, que permite consultar datos sobre la misma jornada, las últimas 24 horas o incluso los focos registrados a lo largo de la semana. Su servicio ofrece además un histórico detallado que ayuda a apreciar su evolución.
Otra forma de acceder a los datos es a través de Geamap, que ha elaborado su propio plano a escala global bebiendo de la información recabada por la agencia estadounidense.
“El mapa es un servicio ofrecido y producido por la NASA a partir de los datos recabados por los satélites. La información captada es tratada de forma muy rápida y puesta a disposición pública en pocas horas —detalla la web—. Con todo ello podemos conocer de una forma bastante objetiva el lugar aproximado donde se ha producido un punto de fuego y su magnitud”.
Imágenes | NASA
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