Es muy relativo decir que una fotografía es plana y aburrida, porque para gustos colores. Pero sí que es importante encontrar formas de disparar con nuestro móvil para que llamen más la atención. Todo depende de la composición, del modo en la que coloquemos los elementos en la escena. Para hacer una buena fotografía es fundamental componer correctamente.
Hay varios secretos para conseguir hacer una buena fotografía. Depende del camino que quieras seguir. Uno de ellos es la composición, colocar correctamente los elementos en la escena, pasar con lógica de un mundo tridimensional a un espacio de dos dimensiones.
Es una de las mejores maneras de comenzar a hacer buenas fotografías. La composición nos va a ayudar a llamar la atención y a dirigir la mirada del espectador tal como nosotros queremos. No todo depende del orden en el plano, pero sí que funciona tenerlo en cuenta.
Dejar claro cuál es el elemento principal de la fotografía
Hacemos fotografías porque queremos sacar un objeto, un monumento o una persona. Lo más importante que tenemos que conseguir es que ese elemento sea el principal, el más llamativo.
Para conseguirlo tenemos que quitar todo lo que ensucie la imagen, todo lo que no aporte nada a la fotografía. Puede ser una buena idea apostar por el minimalismo, es decir, dejar un solo elemento en la escena, e ir añadiendo poco a poco para no caer en el aburrimiento.
La niebla ayuda que los dos caballos destaquen, puesto que no hay nada más que mirar, únicamente nos queda imaginar las montañas que están detrás. Además, el que está tumbado, al ser blanco, se lleva todas las miradas. El más oscuro sirve de contraste perfecto.
Jugar con el color
El color es uno de los elementos principales para alegrar nuestras fotografías. Pero no es tan fácil como disparar y listo. Hay que vigilar que los colores tengan relación entre sí. No hay que poner todos sin pensar.
Hay que entender y trabajar la armonía del color y la fuerza que tienen los tonos por sí solos. Si quieres llamar la atención viste a tu modelo de rojo. O trabaja una tríada en el paisaje, es decir, busca el azul del cielo, el verde de la pradera y el rojo del modelo, por ejemplo.
En la imagen de los maniquíes, el jersey rojo se lleva toda la atención del espectador. Y el cielo azul, más el verde de los ojos, generan lo que se conoce como una tríada, una de las armonías del color más interesantes que podemos buscar.
Trabaja con las líneas
Las reglas de la fotografía no son las de la pintura, pero podemos servirnos de algunas de ellas. Las líneas ayudan a dirigir la mirada en los cuadros. Y si las utilizamos en la fotografía, nos ayudarán a dar profundidad a nuestros disparos.
Si varias líneas convergen en un punto de fuga, introducimos al espectador en la imagen. Si creamos diagonales, el disparo tendrá más dinamismo. Una vertical, real o imaginada, tendrá más vida que una horizontal.
Las líneas de los trenes de Bolonia nos llevan al fondo de la imagen donde vemos el edificio alzado, donde convergen todas las líneas, como si fuera un cuadro renacentista.
Desenfocar el fondo da vida al primer plano
Esto es una de las cosas más difíciles de conseguir con un teléfono móvil. En la mayoría de los casos tenemos que acudir al software, y el resultado todavía es lejano a la realidad. Es verdad que lo podemos hacer con el zoom digital, por ejemplo, pero casi queda mejor con alguna aplicación.
Si desenfocamos todo lo que rodea al sujeto principal, conseguiremos que la mirada del espectador se pose exactamente donde queremos sin despistarse en el camino.
La fuente de la Cibeles, con los leones Atalanta e Hipómenes, está en medio de la ciudad rodeada de ruido y coches. Utilicé un teleobjetivo para aislar la imagen y elegí el fondo de los árboles frondosos para que se pueda ver a la diosa en todo su esplendor.
Enmarcar el objeto principal
Si lo que estamos buscando es la profundidad en la fotografía, una de las cosas que mejor funcionan es enmarcar, con ayuda de una ventana, las ramas de un árbol o lo que encontremos, el objeto principal de la imagen.
Esto exigirá encuadrar correctamente para potenciar el resultado con la simetría. El resultado, cuando sale bien, es espectacular.
En la fotografía estoy dentro de un antiguo refugio de la Guerra Civil. La idea es mostrar el exterior de las montañas del parque nacional desde el punto de vista que tendrían los soldados que lucharon allí arriba. Ahora es un refugio.
Utilizar la perspectiva atmosférica
Es algo que cuesta ver en las ciudades, pero en lo alto de las montañas la bruma va separando las cadenas de montañas de tal forma que el fondo se pierde. Y el primer plano tiene todo el contraste.
La imagen va de un color fuerte a uno totalmente desvaído. Y ese efecto, si lo trasladamos al disparo, nos permite dar mucha fuerza y profundidad al encuadre. Es un efecto que contemplamos en la naturaleza y muchas veces se nos olvida aprovechar para nuestras fotografías.
Desde un helicóptero las cosas se ven de otra manera. Puedes volar por encima de las nubes y la contaminación y contemplar con facilidad la perspectiva atmosférica, de la misma manera que se ve en lo alto de las montañas. En el primer plano están las cuatro torres de Madrid.
Buscar un primer plano potente
Siempre ponemos el mismo ejemplo. Si estás en un mirador nunca te pegues a la valla para sacar el paisaje. Perderemos la profundidad de la imagen por olvidarnos del primer plano.
Siempre hay que poner un primer plano que nos permita ver la escala real del fondo que estamos enseñando. El espectador no está ahí físicamente y necesita referencias para saber lo grandes que son las montañas que está contemplando.
En aquel atardecer en Ronda (Málaga) cualquier cosa que intentara con la cámara salía bien. Pero los primeros disparos eran muy planos. Por ese motivo, cuando vi al turista con la chaqueta amarilla, no tuve más remedio que incluirlo para conseguir esa profundidad de la que hemos hablado a lo largo de todo el artículo.
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