Hoy lo recordamos por la peor de las razones, su hundimiento en el Atlántico durante su singladura inaugural en abril de 1912, pero en su época el RMS Titanic era un icono de los océanos. Todo un despliegue de ingeniería náutica y opulencia, un coloso, uno de los buques más descomunales y lujosos jamás construidos y por supuesto "prácticamente insumergible", al decir de su orgullosa naviera, White Star Line. La realidad más de un siglo después es que si hoy un transatlántico como el Titanic atracase en Barcelona no despertaría demasiado interés.
Sí, quizás nos sorprendería la elegancia de su casco, pero en lo que a dimensiones se refiere… nadie activaría la cámara de su móvil sorprendido por su tamaño.
Y es normal. Los 269 metros de eslora, 28,2 m de manga y 46.328 toneladas de arqueo bruto quizás sorprendieron a los habitantes de Southampton en 1912, pero no a sus nietos y bisnietos, acostumbrados a ver cómo en los muelles de la ciudad atracan embarcaciones de pasajeros muchísimo más grandes. En 2016 sin ir más lejos contemplaron el Harmony of the Seas, un crucero de 361,8 m de eslora y un tonelaje bruto de 226.963 tn, cifras que superan con creces a las del Titanic.
El caso es que ni siquiera el Harmony of the Seas es el mayor barco de pasajeros que surca los mares. Ese honor lo ostenta a día de hoy el Wonder of the Seas, toda una ciudad flotante reconocida por el Guinness World Records desde marzo 2022 como el mayor crucero del mundo, con 235.600 GT, siglas de gross tonnage.
A su lado el Titanic sería un barco más bien discreto: el gigantesco buque clase Oasis de la operadora Royal Caribbean mide ni más ni menos que 362 m de eslora y 64 de manga y puede acomodar a 7.084 pasajeros y más de 2.200 tripulantes.
El trono de rey de los cruceros le durará poco.
En el astillero Meyer Turku, en Finlandia, trabajan en el que será la nueva joya de la flota de Royal Caribbean: el impresionante Icon of the Seas, de 365 m de largo y 250.800 GT. Hace solo unas semanas el buque se adentró por primear vez en mar abierto para someterse a unas pruebas clave con ayuda de 450 especialistas que se encargaron de controlar sus motores o niveles de ruido. Todo con el objetivo de completar un nuevo test a finales de año y que el buque debute ya a en 2024.
Cuando lo haga se convertirá en el crucero más grande del mundo, con unas medidas que harían palidecer a los operarios de Harland & Wolff de Belfast que hace más de un siglo dieron forma al malhadado navío de la White Star Line.
Su ficha técnica habla por sí sola: 365 metros de eslora, 2.805 camarotes, capacidad para un máximo de 7.600 pasajeros y 2.350 tripulantes, 20 cubiertas, siete piscinas y 250.800 GT. El Titanic medía 269,1 m por 28,2 de manga con siete cubiertas y un tonelaje bruto de 46.329 TRB, muy por debajo del nuevo coloso de Royal Caribbean que está tomando forma en Turku. En cuanto a capacidad, podía acoger a 885 tripulantes y 2.435 pasajeros entre sus tres categorías.
Un nuevo titán de los mares para un nuevo siglo.
Imágenes: Royal Caribbean
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