Si en 1969 fue el hombre quien pisó por primera vez la Luna (pese a las teorías que afirman lo contrario) y ese momento ya ha pasado a la historia de la humanidad y especialmente a la de la carrera especial, lo que pasará mañana también tendrá su lugar prioritario en el futuro.
Philae, la sonda-robot de Rosetta, se posará mañana por la tarde sobre un cometa, y salvo problemas de última hora, será la primera vez que algo así ocurra. Y no, aunque pueda parecerlo, ni la misión ha sido una cualquiera, ni esa operación es tan baladí como pudiera sonar. De hecho, la cifra de éxito que la ESA otorga a esta fase final de la misión es de un 70%, ¿Lo conseguirán?
10 años surcando el espacio en busca de un cometa
El viaje de Rosetta con su pequeña sonda-robot a cuestas no ha sido cosa de unos pocos años. En total serán 10 años surcando el espacio desde que el 2 de marzo de 2004 saliera con ayuda del cohete Ariane 5. La misión, en la que participan compañías de 14 países europeos y de EEUU, ha tenido un coste de unos 1.600 millones de dólares.
En su estancia surcando el espacio hacia el cometa se ha acercado tres veces a la Tierra y en una ocasión a Marte con el objetivo de coger impulso para su viaje final. En una misión tan larga (ha dado cinco vueltas al sol) y lejana no se ha obviado ningún detalle y por ejemplo la nave Rosetta ha permanecido en total dos años en hibernación para permitir un ahorro de combustible que garantizara el éxito de la misión.
Finalmente, tras más de 6.000 millones de kilómetros, el pasado mes de agosto se sitúo justo al lado de su objetivo, un peculiar cometa.
Objetivo 67P/Churyumov-Gerasimenko
10 años después de iniciar su viaje, Rosetta está lista para dejar a Philae en la que será su morada durante unos tres meses: el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Este cometa tiene unos cuatro kilómetros de diámetro, y ahora mismo se encuentra a unos 500 millones de kilómetros de la Tierra, viajando a una velocidad de 55.000 kilómetros por hora hacia el Sol.
¿Y por qué se ha escogido a este cometa? Pues principalmente porque se trata de un cuerpo celeste que, como otros cometas, ha permanecido desde su origen lejos del Sol, y esto lo coloca como un elemento de gran interés científico pues su composición y situación es prácticamente la misma que cuando se formó.
La sonda Philae irá desde el mismo momento de su acercamiento al cometa, tomando muestras del material que rodea al cometa, y lo mismo hará al posarse sobre él. Entre su equipamiento se encuentran taladros para recoger compuestos y analizarlos in situ, de manera que se envíe la información a Rosetta (acompañará en su camino al Sol a su querida Philie) y ésta a los científicos de la Tierra, que usarán los datos para tratar de conocer mejor cómo fue la formación del sistema solar.
Otra información que está previsto que quede esclarecida con ayuda del análisis de este cometa es la presencia de agua en la Tierra, que ahora mismo se asume que proviene de cometas que impactaron en su momento en nuestro planeta.
Las dos primeras horas serán la base de la toma de estas muestras, pues es la autonomía prevista antes de que haya que esperar a que Philae pueda volver a cargarse con ayuda de la energía solar.
Desde el pasado 6 de agosto la nave Rosetta se encuentra dando vueltas alrededor de este cometa y preparándose para el momento crítico.
Una maniobra de 7 horas que hará historia
Si el plan para que la sonda Philae se pose sobre el cometa sigue su curso tal y como ha sido pensado (las instrucciones se enviaron el pasado fin de semana desde la Tierra), a partir de las 9.30 horas de mañana se iniciará la maniobra final. A partir de entonces serán siete horas de maniobras de precisión que deberían acabar con la llegada de la sonda a la superficie del cometa poco después de las cuatro de la tarde (hora penínsular española).
El gran reto de Philae, con un peso de 100 kg, es lograr posarse sobre un cometa con una superficie de solamente unos 4 kilómetros, que está girando sobre sí mismo y moviéndose a gran velocidad.
La zona escogida es plana, pero con desniveles cercanos, por lo que la precisión ha de ser máxima. El lugar, zona J de forma técnica, se ha denominado Agilkia, y es el que más posibilidades de éxito ofrece según han calculado los ingenieros de la ESA. Entre otros motivos, que la luz solar llegara en condiciones para cargar las baterías de Philae era algo clave.
Rosetta irá ejecutando las instrucciones previstas y almacenadas en su memoria, recibiendo en caso necesario la aprobación desde la Tierra de acuerdo con la evolución de la maniobra. El descenso está previsto que se produzca a menos de 20 metros por segundo y desde una distancia de 22.5 kilómetros.
El seguimiento en directo, que puedes ver a continuación, incluirá numerosas fotografías que se harán mutuamente la sonda y Rosetta. Demasiado tiempo juntas en este viaje como para no inmortalizar adecuadamente la despedida.
Una vez que toque la superficie del cometa, debido a la poca gravedad que proporciona el cometa, la sonda Philae tendrá que "engancharse" a la misma. Por ello es importante que el lugar en que se pose sea lo más plano posible. Si finalmente acaba situándose en un desnivel excesivo o sobre una roca, la posibilidad de que la misión fracase es muy alta, pues no podrá sujetarse y acabaría rebotando sobre el cometa.
Lógicamente el lugar perfecto para posarse no existe, y hay además que tener en cuenta que ahora, a menos de 500 millones de kilómetros del Sol, es el momento en que debe hacerlo, pues con su aproximación a la estrella el cometa añade el peligro de que la cola de gas y polvo que va a ir desprendiendo, pueda acabar en un instante con las posibilidades de Philae.
Y conforme se vaya acercando al Sol, la radiación acabará de forma natural con esta odisea de 10 años por el espacio y que está previsto que finalice en 2015, unos tres meses después de este histórico momento.
Imágenes | ESA.
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