Uno de los protagonistas del Mundial recién inaugurado y que más expectación despierta no viste la camiseta de ninguna selección ni marcará gol alguno, aunque su actuación puede resultar igual de decisiva. Pase lo que pase sobre el césped, gane quien gane el Mundial, sea quien sea el máximo goleador, el torneo quedará inevitablemente marcado por tres siglas: VAR.
La decisión de la FIFA de introducir el videoarbitraje en el Campeonato del Mundo ha levantado una enorme expectativa y provocado un sinfín de opiniones dispares durante los últimos meses, con encendidos debates entre partidarios y detractores. Los primeros insisten en que cualquier medida que minimice la incertidumbre arbitral tiene por fuerza que ser positiva, mientras que los escépticos recelan de la introducción de un elemento ajeno al fútbol que puede alterar su esencia más pura.
Entre unos y otros, gran parte del planeta futbolero aguarda expectante el curso de los acontecimientos. Fernando Giner, Iván Campo y Mikel Alonso aportan tres visiones diferentes y complementarias que nos ayudan a pulsar el sentir del mundo del fútbol ante el inminente futuro.
El difícil equilibrio entre pragmatismo y romanticismo
“Todo avance, ya sea tecnológico o de cualquier otra índole, en beneficio del deporte es positivo. En cualquier deporte se progresa en materiales, en tecnología y en otros muchos aspectos, y el fútbol también tiene que avanzar para no quedarse estancado”. Fernando Giner, exfutbolista y actual presidente de AEDFI (Asociación Española de Futbolistas Internacionales), se posiciona a favor del videoarbitraje y considera fundamental dotar de medios que “sirvan de ayuda al árbitro, cuya labor es muy difícil, ya que tiene que decidir en décimas de segundo”.
El que fuera socio de Camarasa en la zaga del Valencia introduce además un factor imposible de obviar en nuestros días: “Hay que tener en cuenta que el fútbol es un negocio con mucho dinero por medio. La decisión de una persona (no solo del árbitro, también de un jugador) implica millones de euros. Si tenemos medios para que esos errores disminuyan, soy partidario de hacer uso de ellos”.
Iván Campo coincide con Giner en que hay que facilitar la labor del colegiado, “porque la gente no se da cuenta de lo difícil que resulta arbitrar”, pero no se declara tan entusiasta del uso de la tecnología. “Soy partidario de poder ayudar al árbitro, pero también de que el fútbol mantenga su naturaleza”.
El futbolista Mikel Alonso introduce en el debate el factor nostálgico y apunta que con el VAR “se pierde algo de incertidumbre, de la mística del fútbol”. Y argumenta: “Remontémonos, por ejemplo, a los orígenes del juego, cuando sucedía algo que generaba discusiones y una imaginación más encendida del juego. Esto era épico, a veces trágico, pero alimentaba el espectáculo de otra manera”.
La salsa del fútbol
El miedo a que el fútbol pierda su esencia es precisamente uno de los principales argumentos que esgrimen los que desconfían del videoarbitraje. El madridista Marcelo lo expresó de forma contundente al término del polémico último Clásico: “Creo que el VAR quitaría la salsa del fútbol”. Muchos futboleros, en efecto, temen que el videoarbitraje termine con la discusión del día después en el trabajo y la tertulia del bar.
“Creo que hemos transmitido mal el mensaje”, tercia Giner. “En cuanto el público capte la idea y vea el funcionamiento, se dará cuenta de que el VAR es una herramienta útil, pero nos equivocamos si pensamos que va a terminar con el error. Habrá error porque al final quien decide es una persona”. Por lo tanto, expone Giner, “va a seguir existiendo al día siguiente el debate y la discrepancia”.
Mikel Alonso tampoco cree que la introducción del VAR zanje la controversia: “Cuando se implante, las discusiones aumentarán. Habrá grandes aciertos, pero también jaleos y polémicas. Porque el fútbol vive de la polémica. El VAR quiere evitarlas, los árbitros también, pero el público necesita polémicas y veo difícil, incluso hasta cierto punto poco saludable, evitarlas”. En definitiva, el VAR podrá ayudar al acierto del árbitro, pero, si salsa es sinónimo de controversia, nos queda salsa para rato.
Iván Campo va más allá y teme la repercusión que pueda tener un error del árbitro cuando se apoye en el VAR: “Si se equivocan ahora, que ya es dificilísimo arbitrar, imagina cuando se equivoquen viendo la repetición; los van a poner de vuelta y media”.
Los peligros del VAR
Mikel Alonso estima que el VAR “entraña muchos peligros y quienes lo quieren implantar son conscientes de ello. Por eso mismo quieren limitar la intromisión del VAR a acciones meridianamente claras, que no permitan interpretación alguna”.
Alonso aprecia una doble vertiente en el VAR. “Por un lado, cuando hay un error claro y el VAR lo desenmascara con limpieza. Ese es el escenario ideal: eliminar errores flagrantes que decantan la balanza cuando dos equipos se están jugando tanto. Penalti de libro, mano clara, expulsión, entrada de roja”.
Sin embargo, el hijo de Periko Alonso ve el VAR como un arma de doble filo y teme que, a veces, el espectador no lo tenga tan claro como el equipo arbitral: “Por ejemplo, en las marcas al hombre de las jugadas de estrategia, ¿no hay multitud de acciones que bordean el límite entre el fingimiento y la agresión? La interpretación del reglamento, aunque el VAR quiera obviarlo, siempre está ahí”.
Por eso Mikel espera que no se abuse de las revisiones y está convencido de que el sistema solo funcionará con una premisa clara: “No debe ser utilizado para jugadas que puedan generar duda”. En esa línea, Iván Campo confía en que el videoarbitraje “solo interfiera en acciones muy puntuales”.
Mínima interferencia, máximo beneficio
La FIFA ha resuelto implementar el VAR siguiendo una filosofía que se resume en “mínima interferencia, máximo beneficio”. Conseguir que la citada máxima se cumpla parece determinante para convencer a los reticentes, cuyo mayor recelo es la pérdida de ritmo que las recurrentes interrupciones puedan ocasionar. Ese es el temor que late tras las palabras que Ernesto Valverde, con cierta sorna, dejó caer tras el partido contra el Madrid: “Afortunadamente no tenemos el VAR; si no aún seguiríamos jugando”.
Iván Campo apunta precisamente a las interrupciones como el principal escollo que tiene que superar el VAR y comparte el miedo de que rompan la dinámica del juego: “Un partido complicado, con muchas jugadas polémicas, puede durar mucho tiempo, y ese es uno de los grandes problemas que los jugadores de fútbol pensamos que tiene el VAR”. El que fuera central de Real Madrid y Bolton Wanderers teme que los encuentros se prolonguen excesivamente a causa de las revisiones: “¿Vamos a parar cada vez que haya una jugada polémica? Si hay diez jugadas conflictivas, ¿hasta cuando se va a alargar el partido?”.
Fernando Giner no comparte este punto de vista: “Las interrupciones van a ser muy puntuales. Se van a producir a solicitud del propio árbitro o de las personas que estén visionando las imágenes al momento. Teniendo en cuenta que son cuatro aspectos fundamentales los que van a hacer que una jugada se visione o se pare el juego, no creo que requiera grandes parones”.
Los cuatro supuestos a los que se refiere el exfutbolista del Valencia son goles, penaltis, tarjetas rojas y confusión de identidad. Los promotores del VAR insisten en que no se trata de fiscalizar cada jugada, sino de intervenir solamente en acciones puntuales que puedan resultar decisivas y que, en cualquier caso, la última palabra siempre pertenece al árbitro principal.
“¿Cuánto tiempo se pierde en celebrar un gol, en tirar un penalti o cuando se muestra una tarjeta roja? Hay muchos parones en el fútbol”, añade el presidente de AEDFI. “Habrá cosas que sean tan claras que no necesiten revisión a pie de campo y se piten directamente con la ayuda del pinganillo”.
Alonso valora que, a la hora de tomar la decisión, “la velocidad es clave”. Es preciso “revisar una jugada en la que el árbitro se equivoca, cerciorarse completamente, buscar la toma de video que despeja cualquier tipo de duda y enviársela al árbitro, que acude a un monitor a pie de campo para ver la imagen que le mandan”. Todo eso se debe realizar en el mínimo tiempo posible. Por esa razón, indica Mikel, “el equipo que trabaja con el VAR principal es amplio. Hay unos cuantos analistas que trabajan con diferentes cámaras y tomas, a diferentes velocidades y con diferente precisión, y más de un VAR”.
El exfutbolista de la Real Sociedad, que ha estudiado el funcionamiento del VAR al realizar el curso de entrenadores, nos aclara cómo se trabaja en la sala de videoarbitraje: “Hay una persona, el VAR [acrónimo de video assistant referee, árbitro asistente de vídeo traducido al español], con dos monitores. En uno llega la acción en tiempo real y en otra pantalla, debajo de la anterior, con tres segundos de retraso. Si al VA le llama algo la atención, mira en el monitor de abajo (el que lleva retardo). Si la duda persiste, pide a un analista que trabaja al lado con el video del partido que le mande tomas de la acción”.
El riesgo de desenganchar al espectador
El miedo a no gestionar bien esos parones es la principal razón por la que la Premier ha decidido rechazar su uso para la próxima temporada. Concretamente, la dificultad para informar convenientemente al público sobre el proceso de toma de decisión.
Los clubes ingleses argumentan que, cuando el árbitro interrumpe el juego a instancias del VAR, se suele producir un desconcierto en el espectador, tanto en el aficionado presente en el estadio como en el televidente, que no termina de captar plenamente qué está sucediendo.
Iván Campo, cuya carrera deportiva discurrió en buena parte en Inglaterra, aprecia esa sensibilidad especial del fútbol inglés hacia el espectador y entiende que “la Premier sigue intentando que no se rompa la filosofía del fútbol inglés”
Alonso también comprende la desconfianza de los clubes ingleses y apunta un doble peligro: "Si el árbitro se acerca a una pantalla y toma una decisión capital sin hacer partícipe al público de su proceso, hay menos transparencia en el proceso de decisión, y además (algo muy importante) el público puede quedar desenganchado del show”.
Ese miedo a que el público se desconecte del espectáculo ha provocado que la FIFA anuncie que, durante el Mundial, las decisiones tomadas con la ayuda del VAR serán aclaradas a través de las pantallas gigantes del estadio, mediante imágenes y texto.
Fernando Giner insiste en que es imprescindible transmitir correctamente al aficionado el espíritu del VAR no ya solo durante el partido, sino antes de su implantación: “Primero tenemos que explicar las cosas lo más sencillo y claro posible. Si no, será un desastre. Si no se explica antes de ponerlo en funcionamiento, la gente no va a entender el porqué de las decisiones”. Para contribuir a esa pedagogía que solicita el presidente de AEDFI, la RFEF ha elaborado un vídeo didáctico sobre el funcionamiento del VAR, en el que se detallan las diferentes variantes de los cuatro supuestos.
¿El VAR ha llegado para quedarse?
En un mundo reaccionario a las innovaciones (ya se sabe que lo que funciona no se toca), en el que la tensión entre romanticismo y modernidad está más presente que nunca (odio eterno al fútbol moderno), vivimos un momento especialmente crucial. Mientras que la FIFA va a la cabeza en la implantación del VAR, la UEFA, más conservadora, ha descartado su aplicación en la próxima Champions League y se mantiene a la espera de acontecimientos.
Mikel Alonso entiende que, “desde un punto de vista romántico, este ojo que todo lo ve va a afectar a la forma de jugar”, pero es consciente de que no hay marcha atrás: “La introducción de la tecnología es algo imparable desde hace mucho tiempo”. El ex de la Real Sociedad cree que es el signo de nuestro tiempo. “Hoy en día vivimos, a todos los niveles, en la era de la imagen. Todo se visualiza a más niveles, hasta la justicia. Por eso el fútbol también se está adaptando”.
Iván Campo supone que el VAR terminará triunfando, aunque no se muestra especialmente animado con la idea. “Me imagino que se consolidará, porque no hay más remedio; si los jefes dicen que hay que ponerlo, los demás pintamos poco, y menos los jugadores”. Y añade: “Yo veo el tema del VAR como algo más americano, de la NBA y todo esto, que del fútbol español”.
Giner, por su parte, es el más entusiasta ante el futuro inmediato: “El VAR nos va a ayudar y vendrá fenomenal para los árbitros, para los futbolistas y al final para el negocio que es el fútbol”. El presidente de AEDFI cree que es una cuestión de adaptación: “Cuando llevemos un tiempo, no repararemos en el uso del VAR. Se arbitrará, estaremos pendientes 15 o 20 segundos de la decisión del árbitro y a seguir”.
El tiempo dirá si, como insinúa Giner y afirmó el italiano Roberto Rosetti, exarbitro internacional y uno de los elegidos por la FIBA para coordinar el videoarbitraje, “el VAR ha llegado al fútbol para quedarse”. En el Mundial de Rusia empezará a despejarse la incógnita de su futuro.
Fotos | fifa.com
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