Me cuesta pensar, por más que repase mis apuntes de acústica de la carrera, que unos auriculares de 1.000 euros merezca la pena comprarlos. Pero ahí están, y vienen de la mano de Sennheiser.
Por si todavía no te lo crees, los Sennheiser HD800 que llegan ahora de manera oficial a España cuestan 1.000 euros. Bueno, no voy a mentir, 999 euros, con el IVA incluido claro. Con ese datos, las especificaciones se suponen superiores, como el valor a los soldados.
De entrada tenemos el cable, que no es uno sino cuatro, fabricados en cobre y bañados en plata, además de venir aislados con teflón para evitar interferencias electromagnéticas. Los materiales son elementos diferenciadores, y cuando miramos por dentro, podemos encontrar oro, plata, teflón, acero inoxidale e incluso el plástico proviene de los que usa la industria aeonáutica. Pero claro, ¿quién no ha salido a dar un paseo espacial y ha querido escuchar música?
Los Sennheiser HD800 son auriculares estéreo circumaurales (su cápsula es más amplia y rodea por completo los pabellones auditivos, lo que se traduce en mayor comodidad incluso con largas audiciones por su menor presión), muy ligeros (330 gramos) y compuesto por transductores dinámicos Duofol de 56 mm de diámetro, un tamaño superior al habitual para mejorar los graves y un diafragma de diseño especial para que el sonido sea más natural.
Para evitar distorsiones y vibraciones, el transductor se ha situado sobre una malla de acero inoxidable. El aislamiento respecto al ruido exterior lo produce el plástico especial con el que están fabricadas las cápsulas. Incluso la diadema ha sido pensada al milímetro, con varias capas de metal y de plástico que se encargan de atenuar al máximo las vibraciones que se puedan producir en la cabeza, eliminando al mismo tiempo la presión acústica de las frecuencias más bajas.
Todo esto traducido en números nos da un rango de frecuencias de trabajo de 6 a 51.000 Hz. Encontrar a alguien con sensibilidad en ese rango es misión casi imposible.
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