Las Google Glass Explorer Edition ya están en manos de los desarrolladores que se avinieron a pagar los 1.500 dólares que Google pedía por ellas, pero el haber pagado no implica que sean sus propietarios al cien por cien. Google se ha puesto especialmente celoso a la hora de impedir que los desarrolladores revelen excesivos detalles sobre su nuevo juguete.
Las gafas vienen acompañadas de un contrato de desarrollo que, entre otras cosas, prohíbe expresamente vender, alquilar, prestar o transferir de cualquier otra manera las Google Glass a otra persona. Vamos, que si alguno tenía esperanzas de que un conocido que tiene las Google Glass se las preste una semana mejor que vaya renunciando a ello.
Es más, Google asegura disponer de los medios necesarios para desactivar las gafas de manera remota en caso de que un usuario incumpla los términos del acuerdo. Si esto llega a ocurrir, las gafas quedarán completamente inservibles y su propietario pierde el derecho a pedir que le reembolsen los 1.500 dólares que pagó.
Apenas unos días después de que las Google Glass llegaran a sus nuevos propietarios, uno de ellos puso las suyas a subasta en eBay. Google le recordó los términos del acuerdo que había firmado sin leer y el avispado desarrollador retiró la subasta. Las pujas por el dispositivo iban ya por los 95.000 dólares.
Vía | Wired
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