Aunque nos gustaría que la apuesta de Sony por las CompactFlash fuera un llamamiento a la cordura en el mundo de las tarjetas de memoria, no parece que vaya a significar que se reduzaca el número de formatos existentes en el mercado.
Simplemente Sony quiere ocupar un hueco en el que hasta ahora no disponía de productos. Y lo hace con dos gamas distintas, una con tarjetas más económicas, con velocidad de transferencia 66x (10 MB/s) y capacidades de 1, 2 y 4 GB, y otra con velocidad de 133x (20 MB/s) y capacidades de 2 y 4 GB.
Estas tarjetas se venderán dentro de la gama de accesorios de la Sony α, aunque, evidentemente, son compatibles con cualquier otro producto que use este formato.
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