Tras años de lucha contra el Alzheimer, Terry Pratchett ha fallecido hoy a la edad de 66 años. En su propio perfil de Twitter ha quedado reflejado de una forma que solo él podría hacer, este momento. Tras años afrontando de manera valiente la enfermedad, como cuentan desde su editorial, Pratchett finalmente ha muerto en su casa y rodeado de su familia.
Se lamentan también sus editores de haber perdido a una de las mentes más brillantes de la era actual, que no había dejado de escribir pese a que en 2008 se le diagnosticó la enfermedad. Precisamente la última de las novelas de su obra Mundodisco la acabó el año pasado.
Un autor prolífico y diferente
Ya con Mundodisco, su obra más conocida, Practhett demostró que pocos autores han sido tan prolíficos como él. Su ritmo de publicación ha sido de vértigo, y tras unas primeras obras, en 1983 publicó El color de la magia, primer título de la saga de la que iría escribiendo incluso más de un libro por año hasta completar la novela número 40 el año pasado.
Pese a ello, en España no se la tratado nunca nada bien durante largos años. Su obra ha estado descatalogada y había que recurrir a menudo a tiendas de segunda mano y traperías para conseguirla. La situación por suerte ha cambiado y disponemos de la figura de sus traductores oficiales en español.
Además de un universo propio y reconocible entre sus diferentes obras, incluso con cameos de personajes y otros habituales a lo largo de varios libros, para Practhett escribir era un constante juego de guiños: al cine, a la literatura clásica anglosajona (principalmente Shakespeare), a la música (Queen), pero sobre todo a sí mismo: es fácil recordar sus chistes recurrentes y sus míticas notas a pie de página, solo equiparables (en longitud y en lo imprescindible a las de Alan Moore en 'From Hell').
Está bien considerar a Pratchett un escritor cómico, pero está muy mal quedarse sólo en eso: tras el sarcasmo, la crítica indiscriminada a todo lo que creía que está mal (y, en el fondo lo está), y el humor inteligentísimo hay mucha carga de profundidad sobre la condición humana, sobre lo imperfectos que somos y cómo no podríamos ser de otra manera.
¿Algunas obras imprescindibles? Hay de sobra...
Hay mucho que destacar de la literatura de Pratchett, pero nos quedamos con:
- Mundodisco: LA SAGA de humor fantástico, una obra-río que no ha dejado de crecer hasta que a Pratchett le llegó esa "pequeña molestia", tal y como calificó el a su Alzheimer. Hay decenas de novelas, en cuatro subtramas principales, además de novelas gráficas y obras infantiles. ¿Por dónde empezar? Hay varios puntos de inicio, pero '¡Guardias, Guardias!' es uno estupendo.
- El Éxodo de los Gnomos: fantástica trilogía de un pequeño grupo de gnomos que deciden marcharse del mundo de los humanos porque, ejem, se les ha quedado pequeño.
- Buenos presagios: muy destacable, además de por su valor, porque aquí hay choque de trenes autorales: junto a Pratchett estuvo Neil Gaiman. Más oscuro de lo habitual, pero igualmente lleno de humor brillante. No, el apocalipsis no es algo que merezca la pena iniciar.
Pratchett en España
Lo de Terry Pratchett en España ha sido una odisea loca digna de su humor. Hablamos del segundo escritor inglés que más vendía en su país y, sin embargo, aquí recibió unos cuantos desdenes y muchos desatinos. Martínez Roca publicó, y muy bien, en ediciones cuidadas y también asequibles, las primeras novelas del Mundodisco casi sin problemas. Cierto que se saltó 'Elric', pero lo demás fue sobre ruedas. Sin embargo, la colección fue suspendida y, al poco, descatalogada. Encontrar libros de Pratchett obligaba a ir a ferias de segunda mano y a librerías de viejo.
Al cabo de un tiempo, Plaza & Janés se hizo con los derechos de Pratchett… y no se puede decir que tuviera mucho interés en tratarlo bien. Dieron un salto tremendo, que nos dejó a los aficionados españoles sin diez novelas, y que tardó mucho en subsanarse, en uno de los órdenes de publicación más locos que se recuerdan. Junto a eso, algunos errores graves de formato (ay, las mayúsculas de La Muerte) nos hicieron odiarles secreta o públicamente. Pero, bueno, menos es nada: uno se ha acostumbrado a disfrutar de Pratchett como sea… porque la recompensa merecía la pena.
Si, como solían decir los críticos, cada nuevo libro de Pratchett era el mejor hasta la fecha, ya no habrá manera de verle superar lo insuperable. Descansa en paz, Terry.
Imagen | Rachel George.
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