No importa lo mucho que te guste tu oficio, lo activo que seas o que te cueste más o menos despegarte de las sábanas, es bastante probable que alguna mañana de lunes, con las legañas aún en los ojos, te hayas hecho la misma pregunta que hace no mucho se planteó Stephen Hewitt.
— ¿Podría trabajar desde cama?
Este mismo artículo, por ejemplo, ¿podría escribirlo cómodamente tumbado en mi colchón?
Entre él y la mayoría de los mortales hay sin embargo una diferencia importante. Tú, yo y la gran mayoría de los mortales responderíamos a esa pregunta con un suspiro de resignación y dándonos unos minutos para despejarnos antes de sacar los pies de cama. Hewitt tomó papel y lápiz y se puso a buscar la mejor forma de trastear con un ordenador en posición horizontal.
No solo eso. Con el diseño más o menos definido, fue un poco más allá: cogió un PC, unos cuantos tablones, clavos y rieles y fabricó su prototipo de su sistema home-made. El resultado, curioso desde luego, lo ha compartido a través de la web Cambridge Clarion, en la que se incluyen fotografías y un plano esquemático con su solución. En el documento detalla todas y cada una de las medidas.
Está bien testado. Su creador, explica, lo ha probado durante más de cien horas.
Objetivo: trabajar tumbado
El sistema descrito por Hewitt se compone de un chasis para teclado, pantalla y ratón, tres piezas que logra encajar de tal forma que puedan manejarse con facilidad tumbado en cama.
La primera, el teclado, se mantiene en posición vertical con ayuda de un soporte anclado a una estructura paralela al somier. Parece una solución simple, y lo es; pero eso no quita que responda a una lógica meditada y un proceso de prueba-error. Hewit explica cómo el teclado queda a la altura adecuada para que los brazos puedan posarse sobre el colchón y llegar a todas las teclas con comodidad. Como el usuario se sitúa justo debajo, otra clave es que no lo entorpezca.
“Con esta disposición el peso de los brazos es soportado por los codos apoyados en el colchón. Esto resulta importante porque tener que levantar los brazos para teclear es incómodo y no parece factible durante más de uno o dos minutos”, comenta Hewitt. Que no haya obstáculos en los laterales facilita además salir y tumbarse sin molestias. “A menudo hay algo que necesito, como el teléfono o un documento, o alguna razón no relacionada con el trabajo que hace que tenga que levantarme”.
La solución para la pantalla es totalmente opuesta. Si el teclado se fija en una posición vertical al colchón, el monitor queda “casi en horizontal” para que el usuario pueda verlo con la cabeza apoyada en la almohada. Cómo de alineado queda con la vista del trabajador es algo que puede regularse con ayuda de unos rieles de un metro de largo. “Puedo alcanzarlo y deslizarlo fácilmente hacia la cabecera o los pies de la cama mientras trabajo”, comparte el autor del proyecto.
“No es muy frecuente, pero ha habido días en los que, utilizando esta disposición, me ha dolido el cuello y la espalda. El remedio es ajustar la almohada para que mi cabeza se incline más hacia adelante”, comparte Hewit sobre su experiencia personal. Si en un momento dado el usuario se cansa de estar recostado, mirando hacia el techo, la solución es tan simple como desencajar la pantalla y pasarla al escritorio. El prototipo está diseñado para facilitar la maniobra.
“El monitor puede extraerse y situarse de nuevo en un escritorio. Compré un cable de extensión de vídeo y otro de red y en ocasiones he levantado el monitor de los rieles y lo he vuelto a colocar en el escritorio cercano y he seguido trabajando sin ni siquiera cerrar una aplicación. Esto depende obviamente de que el ordenador esté lo suficientemente cerca del escritorio”, señala.
El tercer elemento de la ecuación es el dispositivo más pequeño... y difícil de encajar: el ratón, para el que Hewitt ha optado por una posición horizontal, similar a la de la pantalla. Para facilitar su uso el prototipo incluye una pequeña tabla situada justo detrás de la parte superior del teclado.
“Cuando probé el ratón por primera vez en esta posición pensé que probablemente sería inutilizable porque tendría que levantar el brazo derecho y soportar su peso; pero la posición del mouse ha resultado ser cómoda para mí durante todo el uso normal de la computadora”, relata el creador del sistema. Al posar el pulgar y parte de la palma en el borde del tablero de madera, el brazo cuelga cómodamente sin que el usuario tenga que forzarse para mantenerlo estirado.
Hewitt reconoce en cualquier caso que el ratón es “el eslabón débil de la cadena” y trabaja en alternativas. “Desde la publicación del artículo he probado con un nuevo soporte, un poco más bajo, al mismo nivel que la barra espaciadora, ya a la derecha del teclado; pero mi muñeca se extendía para sostener el mouse y resultaba incómodo. Lo he devuelto a donde estaba inicialmente en el artículo”, comparte. En mente tiene ya otras opciones para pulir el prototipo, como un ratón magnético dotado de imanes que le permitan fijarse de manera vertical.
La propuesta de Hewitt no es en cualquier caso el primer intento —y con toda probabilidad tampoco será el último— de cumplir el sueño de trabajar tumbado. A finales de 2021 Alex May, con problemas crónicos de espalda desde la adolescencia, presentó "Lying Down Desk", un diseño algo diferente, pero con el mismo objetivo: que la gente pueda trastear con sus PC en posición horizontal.
No todos los intentos son caseros. Hace años Altwork lanzó una peculiar "estación de trabajo convertible" pensada para gente con problemas de espalda o cuello y que recuerda, en cierto modo, a las sillas ajustables de los dentistas: puede usarse para trabajar sentado, como en cualquier silla; o reclinado, en la posición en la que nos prepararíamos para que nos sacasen una muela.
Ventajas tiene, desde luego. Aunque, como admite Hewitt, lo de trabajar tumbado tiene un gran hándicap difícil de solucionar: "No puedo beber mi café acostado. Y es importante :)".
Imágenes | Stephen Hewitt
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