Un buen paseo bien merece una carga para un corazón artificial

Todavía no consiguen la suficiente energía como para dar vida a un corazón artificial, pero el camino que están recorriendo un grupo de estudiantes de la Universidad de Rice es esperanzador, y muy interesante por la forma en la que son capaces de ir rellenando una batería.

Lo que nos encontramos es un dispositivo que va a parar a una de nuestras piernas, y consigue convertir en energía eléctrica cada vez que doblamos la rodilla. Un acto que realizamos al andar - también en otras actividades como el ciclismo -, y produce 4 vatios en cada movimiento, que van a parar a una batería de litio que llevamos en una especie de riñonera.

Nos encontramos con un invento ideado a partir de una rodillera ortopédica modificada, en el que se ha incorporado un pequeño motor en la parte derecha, a la altura de la rodilla. En cada giro se produce una pequeña cantidad de energía, pequeña, pero mayor que la que habían conseguido en un proyecto inicial que tenía el pie como protagonista.


Algún día conseguirán que el método de recolección sea tan eficaz que un corazón artificial tenga siempre sus baterías a tope con solo dar unos cuantos paseos diarios, que además serán buenos para la salud del resto de elementos de nuestro cuerpo. Tener siempre accesible una fuente de alimentación es muy importante en la mayoría de los casos.

No solo hay trabajo por conseguir que sea energéticamente más capaz, sino que hay mucho camino por recorrer en cuanto a ligereza y comodidad. También hay margen de mejora en la forma de transmitir la electricidad hasta un órgano artificial, se contempla incluso jugar con tecnologías inalámbricas.

El equipo de estudiantes no se encuentra solo en algo que ya va tomando un color bastante interesante, hacen el camino con la firma de ingeniería Cameron International, y el instituto Texas Heart.

Más información | Rice

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