En una época en que los avances tecnológicos son más frecuentes que la actualización de moral y ética, es posible que nos encontremos en situaciones en que debamos decidir sobre nuestro cuerpo sin haber tenido tiempo de asimilar lo que se nos avecina.
Esta charla filosófica viene a cuento de la siguiente noticia. En Vancouver, un empresario de veintinueve años se ha implantado un chip bajo la piel de su mano izquierda con el que puede encender el ordenador o abrir la puerta del garaje de su casa. Todo por 52 dólares, 2 por el microchip y 50 por el lector para realizar este tipo de tareas.
La imagen da un poco de grima, la verdad, pero la cuestión no es esa. Para mí, la idea principal es si algún día nuestro cuerpo se convertirá en un soporte para dispositivos electrónicos de este tipo. ¿Creéis que mejorarían nuestra calidad de vida? ¿Y os arriesgaríais a este tipo de implantación?
Vía | Gadgetblog (it)
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