Aidan Robinson nació con un brazo izquierdo que terminaba en el codo. Esto hizo que desde pequeño llevara prótesis para realizar acciones cotidianas. A pesar de que aprendió a trabajar con ambas extremidades sin problemas había una dificultad: el diseño de las piezas que usaba muchas veces no se ajustaba a las necesidades que tenía.
Cansado de llevar sistemas rígidos que no se movían, decidió instalarse un implante myoeléctrico que le permitiera transformar los movimientos de sus músculos en respuestas eléctricas para controlar una prótesis. La idea era buena pero había algo que fallaba: era difícil encontrar modelos para niños pero Robinson se puso a trabajar en ello y se fabricó, junto a Coby Unger (un diseñador de Autodesk), una pieza a medida para resolver sus usos diarios.
Su principal virtud es que crece con el niño
La prótesis de Robinson es una pieza de plástico Aquaplast que tiene un conector físico que le permite acoplar diferentes objetos. Desde una mano hecha con piezas de Lego a un soporte para jugar a la Wii con su respectivo mando de movimiento. Cada pieza se ajusta a un tipo de necesidad y ayuda a que este pequeño pueda desenvolverse con más versatilidad.
Su creación ha interesado a algunos fabricantes que están viendo cómo convertir este prototipo en una prótesis que se pueda producir a gran escala para otras muchas personas, especialmente niños, con el mismo problema que tiene Robinson. Su caso es muy interesante por una simple razón: es una tecnología que crece con la persona.
El problema con las prótesis para niños es que según van creciendo hay que cambiarlas y eso se traduce en un gasto enorme para muchos padres. Cuando ya se es adulto y se para de crecer la situación cambia pero ir hacia modelos más asequibles, a través de herramientas como la impresión 3D hacen que se pueda reducir costes y ofrecer soluciones más asequibles.
No es la primera vez que en Xataka hablamos de las prótesis infantiles. Hace tiempo ya vimos un modelo para crear piezas impresas en 3D o una mano de Iron Man que además de mover los dedos tenía algunas funciones parecidas a las que lleva el personaje de Marvel. En cualquier caso, el mensaje de Robinson y Coby Unger (la persona que le ayudó a fabricar el prototipo) es hacer ver que el futuro de las prótesis pasa por ofrecer una solución que permita más usos y no suponga una limitación.
Vía | The Atlantic
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