“Que ocurra esto es tan improbable como que a mí me toque el Gordo de la ONCE”. El comentario, lanzado hace solo unos días por Manuel Mitadiel, procurador leonés de C´s en las Cortes, podría sonar a broma si no ocultara en realidad una crítica afilada hacia supuestas irregularidades en las primarias internas de su partido. Durante la revisión de los comicios se contabilizaron 82 votos más de los anotados de forma oficial, suficientes como para inclinar la balanza de un lado u otro. Las dudas empezaron a empañar del proceso tras detectarse anomalías: un número inusual de votos telemáticos registrados en muy poco tiempo, en plena madrugada, y con sospechosas coincidencias en las IP desde las que se emitieron. Al margen de las repercusiones internas para C´s, la polémica vuelve a poner el foco en un viejo debate: ¿funciona el voto telemático?
La cuestión lleva años coleando sin que hasta la fecha los votos telemático y electrónico —la posibilidad de emitir un sufragio a distancia, sin necesidad de desplazarse al colegio electoral o, en el segundo caso, de prescindir de papeletas, pero en una cabina controlada— haya logrado arraigar en España. Y no precisamente por falta de empeño por parte de ciertas instituciones públicas.
En 2010 la Junta Electoral Central aconsejó implantar el sistema y a finales de 2016 el Parlamento Europeo solicitó al Gobierno que revisara el procedimiento para que sus ciudadanos residentes en el extranjero pudiesen ejercer el derecho a voto vía telemática, requerimiento al que siguió días después un informe de la Junta Electoral en el que se apuntaban las posibilidades de ese tipo de sufragio. En una línea similar, hace solo unos meses el Govern catalán retomaba el anteproyecto de ley de voto para residentes en el extranjero que se había paralizado tras la aplicación del artículo 155. El objetivo —argumentaba el conseller d´Acció Exterior, Ernest Maragall— era mejorar “la participación efectiva” y “garantizar el ejercicio del derecho a voto”.
A pesar de esos ramalazos, el voto electrónico es todavía una quimera en España. A mediados de 2017 el Gobierno descartaba implantarlo. La razón: la ciberdelincuencia, el miedo a que casos como el que sacudió la campaña para las presidenciales de Francia en 2017 —cuando el equipo de Macron denunció una “acción de pirateo masivo”— minen la confianza de los electores.
A día de hoy el Ministerio de Exteriores ofrece a los españoles inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) dos vías para ejercer su derecho: emitir su papeleta por correo o hacerlo de forma presencial en el consulado general de turno. Nada de voto telemático. Esa vía es aún una posibilidad lejana, sin visos de que se vaya a alcanzar en el corto plazo. “Hoy en día está más lejos que hace diez años porque es muy manipulable”, reconocía a mediados de 2017 el entonces secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto: “Muy pocos se atreven a garantizar la seguridad y veracidad del resultado”. En su opinión, sopesadas las ventajas e inconvenientes, el i-voting entraña riesgos que España “no debe asumir”. El teórico de renombre Manuel Castells coincide también en señalar los retos que representa para la legitimidad.

A diferencia de otros países de Europa o Sudamérica y de algunas regiones de EEUU —territorios que han apostado de forma decidida por el voto electrónico—, a nivel estatal en España solo se han realizado experiencias aisladas a lo largo de la última década y media. La primera prueba se llevó a cabo en 2004, durante los comicios generales, cuando se impulsó una experiencia piloto acotada a tres mesas electorales. Un año después, coincidiendo con el referéndum de la Constitución Europea, se ensayó el voto electrónico remoto por Internet, aunque sin validez y únicamente durante los días anteriores a las elecciones. El testeo se limitó además a un municipio por provincia. Quizás debido a esa más que tímida implantación, la participación de los votantes fue muy baja.
La experiencia a nivel autonómico
A nivel autonómico destaca el caso del País Vasco, que abrió camino en 1998 al regular el voto electrónico para sus elecciones parlamentarias. El sistema desarrollado por el Gobierno vasco, el Demotek, se empleó también en varios procesos electorales, como los comicios de la Universidad del País Vasco, del Athletic Club de Bilbao o una prueba piloto durante las elecciones al Parlamento de Cataluña. En tierras catalanas la primera experiencia se remonta también a la década de los 90 (1995), cuando se testó el uso de tarjetas de banda magnética en dos colegios electorales durante las elecciones a la Cámara regional. Ocho años después volvería a impulsarse una prueba piloto en el trascurso de las elecciones parlamentarias para los votantes que residieran en cinco países extranjeros (Argentina, Bélgica, EEUU, México y Chile).
En 2010 el Ayuntamiento de Barcelona se sumó a la apuesta telemática al implantar el i-voting vía Internet y telefonía móvil durante una consulta ciudadana. Aunque la experiencia resultó un fiasco —se registraron bastantes problemas— en octubre de 2018 la Generalitat aprobó su anteproyecto de ley para ofrecer la posibilidad del voto electrónico a los residentes en el extranjero. Su previsión es estrenarlo en 2020 y que se extienda de forma progresiva a todos los electores.
Las experiencias autonómicas se completan con los casos de Galicia, Valencia y Andalucía, siempre muy acotadas. En 1999 en Villena, por ejemplo, se emprendió una prueba piloto con el sistema de votación electrónica francés CIVIS, que utiliza una banda magnética. El testeo se acotó a 39 mesas electorales del municipio alicantino. Algo similar ocurrió en Andalucía años más tarde: en 2004 se abrió de forma tímida la puerta al i-voting, pero solo con una prueba en la villa de Jun.
Ironías del destino, España es un país con un know how destacable en la materia. Aquí tienen su base startups de referencia como Electronic IDentification, que ha logrado grandes resultados en el sector financiero y tiene aplicaciones prácticas en el voto electrónico, o la firma catalana Scytl Secure Electronic. Entonces… ¿Cuál es el principal problema? ¿Por qué son tan reacias las administraciones españolas a implantar las nuevas tecnologías en los comicios?
Cuestión de técnica... y confianza
En un artículo publicado hace un año en Eldiario.es, el sociólogo y politólogo Alberto Penadés apuntaba una razón básica: la confianza política. O mejor dicho, su ausencia. A pesar de las ventajas que acarrearía el voto online —un nuevo canal más simple, barato y que facilita a los ciudadanos ejercer el sufragio— y de los argumentos esgrimidos por quienes alegan que esa tecnología ya se aplica con éxito en otros ámbitos, Penadés incide en qué no es lo mismo, por ejemplo, el i-voting que las transacciones financieras que se desarrollan vía telemática.
¿Qué diferencias hay? La primera, la trazabilidad. ¿Cómo blindar la seguridad del voto respetando al mismo tiempo el anonimato de los votantes? La segunda, el coste de los errores. Como señala Penadés, los bancos pueden permitirse pérdidas de dinero si se produce un fraude del sistema. Pero cuando en vez de euros, libras, dólares o yenes se manejan votos… ¿Hasta qué punto es esa pérdida auditable y asumible? Son esos puntos débiles los que dañan la confianza en un sistema que, si algo debe cuidar, es precisamente la seguridad con la que lo acogen tanto los partidos como los electores y la disposición de ambos a aceptar los resultados que salgan de las urnas. ¿Qué efecto tendría la sombra de sospecha que ahora empaña los comicios internos de C´s en Castilla y León en unas elecciones legislativas que dejaran un reparto de escaños ajustado? Esa falta de “transparencia”, de un sistema que permita a los electores comprender y comprobar el desarrollo del proceso, es precisamente lo que hace una década llevó al Tribunal Constitucional de Alemania a emitir una sentencia que tumbaba el uso de las urnas electrónicas.
A nivel internacional no faltan experiencias que contribuyan a alimentar la desconfianza. En 2017 Francia retiró sus planes de instaurar el voto online para los residentes en el extranjero para evitar el recelo generado por los hackers. Trece años antes el todopoderoso Pentágono ya había seguido un camino similar tras recibir un informe que ponía en solfa el sistema de i-voting. Algo después, en 2010, un grupo de alumnos de Michigan demostró con ayuda de su profesor que el método de votación electrónica proyectado por Washington DC era un auténtico coladero de troleos. Tardaron solo 36 horas en acceder al sistema y cambiar el nombre de los candidatos.

Quizás por ese recelo, algunos países han optado directamente por dar portazo al voto electrónico. En ocasiones incluso con una prohibición taxativa. Además de Alemania, que vio cómo en 2009 su Corte Suprema declaraba inconstitucional el uso de urnas electrónicas, en Finlandia el Gobierno decidió —tras escuchar a un grupo de trabajo creado ex profeso— descartar el uso del i-voting en las elecciones generales. La razón: la tecnología carece del nivel necesario para cumplir con todos los requisitos exigibles. Algo similar ocurrió en Holanda. Pese a su carácter pionero —en 1965 su legislación electoral autorizó el uso del voto electrónico— en 2017 el Ejecutivo neerlandés acordó curarse en salud de los ciberataques y ceñirse a las papeletas en papel, al escrutinio manual y la comunicación telefónica... en suma, el mismo proceso de la antigua usanza.
Otros países que se quedaron con la miel del cambio en los labios son Noruega, Reino Unido o Irlanda, que tras haber anunciado en 2009 sus planes de suspender la implantación del i-voting por su elevado coste y el recelo del electorado, decidió tres años después deshacerse de 7.500 dispositivos electrónicos. La razón, la misma: su falta de fiabilidad. A pesar de las bondades de la tecnología, no alcanzaba los estándares que se pedían para unos comicios democráticos.
No todas las experiencias han sido un fiasco. El voto electrónico está implantado con mayor o menor profundidad, entre otros países, en Suiza, Canadá, Australia, Venezuela, México o Estonia, un referente internacional para los defensores de este tipo de comicios. Según detallan Ülle Madise, Epp Maaten y Priit Vinkel en un estudio en el que analizan el voto por Internet en la república báltica, el sufragio en línea se activó allí con un objetivo muy claro: aumentar la participación, en especial entre los más jóvenes. A su favor Estonia tenía el uso generalizado de la tarjeta de identidad electrónica (e-ID card). La mejor prueba de la implantación del voto electrónico la dejaron los comicios celebrados a principios de marzo, cuando optaron por esa vía 247.200 de los 561.100 ciudadanos con derecho a voto, alrededor del 50% del censo. Otro caso destacable es el de Brasil, un país con más de 200 millones de habitantes que, desde que se dotó del sistema, en 1996, y hasta 2000, cuando logró la informatización total, fue ampliándolo y perfeccionándolo. Durante las elecciones locales de 2016 más de una treintena de países de todo el mundo enviaron autoridades para seguir de primera mano la jornada electoral y conocer el sistema brasileño.
De vuelta en Europa, otro caso destacado es el de Bélgica, que en 1989 se convirtió en un pionero internacional en la aplicación de sistemas de voto electrónico. En 2014, durante las elecciones al Parlamento Europeo, Regional y Federal, la administración belga empleó un sistema cien por cien automatizado y verificable. A pesar de esa apuesta y de la tradición que mantenía el país, un fallo informático obligó a anular 2.200 votos, el 0,06% de todos los emitidos. En otros países, como Italia o Francia, el sistema se estudia o ha implantado solo de forma parcial.
Una inversión de futuro
En el estudio El voto electrónico en España, Ana Agreda apunta que uno de los principales retos para el sufragio telemático es “la dificultad técnica” de garantizar la transparencia, auditabilidad y seguridad del proceso, además de la “confianza pública”, un “requisito indispensable”. Según sus estimaciones, implantar el voto electrónico en España exigiría una inversión nada desdeñable. Solo las pantallas táctiles representarían una factura de 51,5 millones de euros. A pesar de esas dificultades, Agreda recuerda las bondades del i-voting: mayor agilidad del escrutinio, evitar los conflictos de los votos “nulos involuntarios”, ahorrar costes, el beneficio medioambiental derivado de reducir la emisión de sobres y papeletas… Y sobre todo una mayor accesibilidad para los residentes en el extranjero —los inscritos en el CERA— y los votantes con dificultades para desplazarse.
A pesar de incidentes como el ocurrido en 2014 en Bélgica o la experiencia de Irlanda, hay expertos que defienden la seguridad del voto electrónico. En 2015 Javier Viejo y Julián Inza señalaban a Efefuturo los avances que favorecen la inviolabilidad del i-voting: garantizar que no se suplanten identidades, la confidencialidad del voto, el proceso de recuento de votos… Las máquinas de Grabación Electrónica Directa (DRE, por sus siglas en inglés), la biometría, la Mesa Administrada Electrónicamente (MAE) o el uso de certificados digitales allanarían el camino para conseguir su implantación, que dependería en cualquier caso de una adaptación legislativa. Mientras esos pasos no se den, el i-voting seguirá siendo una posibilidad latente, cada vez más presente gracias a comicios internos como los que acaba de lanzar C´s o Podemos, que en mayo recurrió a esa misma vía por ejemplo para la consulta sobre la continuidad de Iglesias y Montero.
Imágenes | Wikipedia (NDeane) y Flickr (Municipalidad de Miraflores y Fotografías Canal Sur Radio y Televisión)
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chamaruco
Si cada convocatoria a comicios crecen las dudas de ciertos funcionamientos usando el procedimiento actual, que es considerablemente fiable, no quiero ni imaginarme lo que sucedería con un sistema electrónico. Sistema que, además, no sé muy bien qué es lo que se supone que viene a solucionar en España, donde los recuentos se tienen pocas horas después del cierre de mesas.
Eso ya sin tener en cuenta lo que comenta el compañero "escayola" que comparto al 100%
royendershade
Ojala se pudieran hacer todas las gestiones electronicamente simplemente con el DNI y un lector, pero en este caso concreto yo lo descartaria para siempre, sin mas. No somos una potencia en ciberseguridad, ni lo seremos nunca probablemente, y un sistema asi estaria siempre expuesto a la intervencion externa.
Creo que es mejor centrarse en algo que mas o menos funciona hasta ahora, y que a poco que se haga bien es dificil de engañar (cuando hay varios partidos a cargo de una mesa). En este tema no me la jugaria jamas.
Usuario desactivado
Cuando pensamos en el voto electrónico pensamos en un voto a distancia hiper conectado, pero creo que simplemente se podría digitalizar el voto analógico con un PC, en el que:
Con agentes de seguridad, una mesa electoral como la actual e incluso un notario, podrían dar veracidad de que la persona entra a votar a una cabina, y una vez vota, su voto se contabiliza directamente siendo anónimo. No podría votar más veces hasta que el PC se vuelva a habilitar para que vote el siguiente a distancia, en la misma sala sin internet (mediante un cable de red local).
Al final, se tendría un voto ya contabilizado, ahorrando todo el tiempo, esfuerzo y papel además de ser totalmente anónimo como dije anteriormente, y se obtendría una tabla de resultados de votos a cada partido, así como votos nulos y en blanco (aunque yo llamaría a estos votos como una opción llamada NINGUNO o TODOS para que la gente lo tuviera claro de una vez). Se enviarían los resultados mediante vía telemática, se verificaría por llamada telefónica constrastando la igualdad de datos y fin.
juanencinar1
Tenemos uno de los sistemas de voto mas rápidos y fiables del planeta, por que vamos a cambiar algo que es extremadamente eficaz? un sistema que hace votar a 47 millones de personas y que acaba a las de la noche y el recuento se produce antes de la media noche es bastante impresionante, ademas el tener que reunirse en centros electorales propicia un ambiente democrático que no tendríamos si cada uno pudiera votar desde su móvil
jaimejames
¡pones de ejemplo a Venezuela! JA.
El voto en papel es secreto y se puede recontar voto x voto y comparar para revelar irregularidades en las casillas.
Y eso de atraer a los jovenes para que voten, uy si pobresitos ellos que estan pegados a las pantallas durantes horas y horas todos los días viendo facebook, twitter, whatsapp, youtube, netflix, etc no se vayan a morir si se les despega de sus aparatejos
superman3_se_da_de_baja
Con ejemplos como las primarias de C's, como para fiarse de los que ejerzan el control del método de voto electrónico. Las democracias solo funcionan cuando los representantes políticos se la creen y la entienden. España no es el caso.
warp68
En la urna tú depositas tu sobre y sale cuando vayan a contarlo. En el voto electrónico, haces un clic en una caja negra y supones que habrá llegado a su destino y supones que será correctamente contabilizado, pero no ves nada, no te basas más que en la confianza, pero no hay certeza absoluta de que el voto haya llegado, o que no haya sido manipulado.
Ni siquiera me fiaría si viviéramos en un mundo ideal en el que no existieran ciberdelicuentes. ¿Cómo sé que mi voto ha contado? No tengo ninguna seguridad física. Con las urnas, sé que hay tres personas en la mesa acompañados por apoderados de diferentes partidos que garantiza que no se manipule nada.
No puedes pedir a todo el mundo confianza ciega en un sistema tan etéreo que se basa en un método tan inseguro con Internet.
r a g n o r
Ni tanto no tan calvo: seguramente tardaremos muchísimo en tener ese voto electrónico. Pero de ahí a que los que estamos fuera tengamos que perder tanto tiempo para poder votar hay un buen trecho. De momento yo ya llevo más de 4h de cola, un día de trabajo no cobrado y unos 10€ en sobres y sellos. A ver si por lo menos este año conseguimos votar, porque a veces no siquiera te llega la papeleta, o tu voto se pierde misteriosamente.
kawjones
¿Para que eléctronico? ¿Para ser moderno ? ¿Para ser más rápido?
Si es por lo primero es que somos papanatas.
Si es por lo segundo, es estúpido puesto que el sistema actual ya es bastante rápido (en menos de 6 horas ya tienes practicamente el 100%) y además da igual pues hasta pasados 15 dias (por los plazos que hay) no se constituyen las mesas parlamentarias.
El sistema actual es muy garantista y fiable. Todos los partidos están presentes y firman las actas. De hecho, salvo algun que otro caso anecdótico, ha funcionado con eficacia y limpieza durante décadas. Es más, en cuanto algún partido ha berreado lo del "pucherazo" se ha quedado en eso : en un berrido por los malos resultados, con titulares vacuos de prensa y no ha ido a más puesto que, en cuanto han sumado los votos de las actas que ellos tambien habian firmado, se caen del burro y, cabreados como monos, se tragan los resultados.
Con el voto electrónico TODOS, pero TODOS estarian chillando hasta el fin del mundo que ha habido pucherazo y manipulación, puesto que ya habido otras elecciones donde han surgidos dudas y denuncias.
¿Alguien se imagina los ALARIDOS que estarian pegando los partidos de izquierdas por el resultado de las elecciones de Andalucia si estas se hubieran sido electrónicas? Rompieron casi todas las encuestas y como nadie quiere quedar COMO EL TONTO DEL GRUPO habrian alimentado las conspiraciones y manipulaciones hasta la nausea. Tendriamos "expertos" en todas la televisiones, radios y patios de vecinos pontificado sobre el hackeo de ordenadores,
¡Ah! el DNI electrónico no vale. Su certificado caduca, de hecho casi todo el mundo lo tiene caducado, los mayores no lo tienen o está obsoleto (no hay obligación de renovarlo), y aún teniendo certificado válido ni san dios se sabe la contraseña sin mirar el papelito.
Y por último me rio yo de las broncas que se montarian en las mesas cuando la gente dijera que se ha equivocado de botón y que se lo borren.
rafaello76
Sólo hay que usar el DNI electrónico que garantiza seguridad 100%
Land-of-Mordor
El problema es conceptual. Se quiere poner voto electrónico pero en el colegio electoral y eso es lo que dispara el coste. El que quiera ejercer su derecho a voto de manera electrónica que lo haga desde casa con DNI-E o certificado, de la misma forma que se presenta el IVA, la Renta, se pide una Licencia de Obra al ayuntamiento de turno o un certificado de nacimiento al Registro Civil. Que para ello se registre previamente (como se hace con el voto por correo) antes de un plazo determinado para cada elección y que así conste en el censo. Por defecto, todo el mundo con voto presencial salvo que oficialmente y en el plazo indicado diga lo contrario. Una vez más, como el voto por correo. Y que se dejen de zarandajas de cabinas, ordenadores o "tablets de mostrador" en el colegio electoral.
Otra cosa y que sí es importante es poder auditar los resultados de la votación por ese medio y que se mantenga el anonimato.
rennoib.tg
Teniendo en cuenta que llevamos años eligiendo al PP o al PSOE, a pesar de su corrupción e incompetencia, el riesgo de pirateo lo veo absurdo. No hay ningún partido en el país que afecte a nivel práctico tan negativamente como estos dos por muy extremista que sea, al menos de los grandes partidos.
iraes
España tiene algo por lo que suspiran hace años muchos gobiernos europeos : Dni. Bien implementado permitiría el voto electrónico en condiciones.
miguelangelalvarezfdz
Algún día... El voto electrónico será seguro y funcional, y ya no sería necesario elegir representantes al Congreso/Senado. Nosotros mismos votaríamos las leyes desde casa, con el móvil, ordenador, etc... de manera tan rutinaria como la revisión del correo. Lo que viene siendo, Democracia real, vaya.
church1987
El voto electrónico no sirve, quien si e que por detrás los partidos no juegan con los votos manipulando los resultados telemáticamente
En papel por lo menos queda el papel del voto de la otra forma con borrar los registros ya no ha pasado nada y nadie se ha enterado de nada
Cosmonautas
Yo, que he formado parte de alguna Junta Electoral Central, tengo una confianza absoluta en el actual sistema español. Todo funciona desde las medidas preliminares, la jornada electoral, la custodia de todo el material (incluso de los sobres que se usaron) y el sistema de recursos
chusrubi2
Lo de España es de traca. Vivo en el extranjero y la de papeleo que tienes que hacer para poder votar es increíble, es que se te quitan las ganas. Y luego está el tema de inscribirte en el CERA fuera del plazo, cuando las listas están cerradas (unos 3 meses antes de las elecciones), que tienes que enviar o un CORREO (que no email) o un FAX a la delegación del INE de la provincia donde vivías.
Le pregunté a un colega de aquí que dónde podía mandar un FAX y me preguntó que si eso existía aun.
Y esta es la tecnología y el procedimiento que tenemos para votar desde el extranjero, una mierda tan desfasada, que preocuparse por los hackeos por implementar el voto electrónico me parece de risa.
A día de hoy existe tecnología lo suficientemente avanzada como para poder ejercer nuestro derecho online, certificando nuestra persona y sin problema alguno. Se pueden utilizar tanto certificados electrónicos, como Blockchain. Y seguro que se me quedan bastantes en el tintero, pero era por citar algunas.
¿Por qué no se implanta? Por falta de vista al futuro y, por supuesto, por falta de presupuestos para inversión en estas cosas.
Una vergüenza.
Cosmonautas
El principal problema no está en que se puedan manipular los resultados de manera infinitamente mas fácil. El sistema debe garantizar que nadie pueda saber a quien votaste. Es muy peligroso que alguien pueda tener un listado de la orientación del voto individual y premiar a los fieles mientras castigas a los contrarios. El garantismo del sistema debe de protegernos hasta de consecuencias futuras. Alemania en 1933 era una democracia que tras las elecciones fue liquidada via parlamentaria en la ley habilitante 1/1933 con la mayoría de 2/3 que sumaban nazis, populares y centristas (haciendo una trampa semántica en la mesa del parlamento sobre el término ausente para sumar quorum) . Todos sabemos que si los jerarcas nazis hubiesen tenido un listado de votos, los que votaron izquierda hubiesen salido por las chimeneas de los campos de exterminio y que los votantes nazis hubiesen sido premiados ¿Merece la pena cambiar para correr ese riesgo?
pko66
Yo conozco el funcionamiento del sistema (de hecho participé como técnico en la experiencia de 2004 que se cita en el artículo) y no me parece en absoluto que el voto electrónico sea una buena idea. Incluso en algo mucho más controlado y que nunca ha llegado a influir decisivamente en elecciones importantes (algún diputado/senador alguna vez) como es el voto por correo, hay muchos indicios de uso irregular cuando no ya fraudulento. El voto electrónico no solo tendría que ser tan seguro como el voto convencional, es que además tendría que PARECERLO; incluso un aspecto tan simple y lógico como es el sistema d'Hont causa sospecha y rechazo, y eso que es un mero procedimiento matemático que en realidad da resultados casi idénticos a cualquier otro procedimiento lógico que se pueda considerar y que (en mi opinión) es tan justo o más que cualquier otro que conozca para resolver el problema. El que ha escrito este artículo me parece un irresponsable ya que está redactado como si el voto electrónico fuese algo indicutiblemente deseable, cuando no es así y no solo por el tema de la fiabilidad: incluso ahora, que tienen que ir físicamente a un sitio, poner un papel en un sobre, identificarse, etc., mucha gente ya vota a tontas y a locas, la posibilidad de hacerlo desde casa, intoxicado o "guiado" por cualquiera daría aun más volatilidad al sistema. El voto es algo importante que hay que hacer meditadamente y con responsabilidad, actualmente mucha gente no lo hace así, pero al menos tiene que molestarse un poco, si se pusiera al nivel de un "like" ya no quiero ni pensar lo que votaría la gente.
angelpepito
A día de hoy puedes firmar con el DNI cualquier documento y es válido ante la justicia... Ridículo que no exista todavía el voto electrónico en España.
nachosbr
Yo me dedico a todo el tema del mundo online, pero sinceramente creo que se puede modificar facilmente los resultados online con un buen haker.... Así que yo no me la voy a jugar e ire a votar este 28 de Abril en persona, nada de los votos por correo.