La inflación ha tocado techo en España y su descontrol se ha convertido en el epicentro del debate económico. En Magnet hemos contado con anterioridad cómo esto se está traduciendo en una pérdida de poder adquisitivo generalizada en las familias. Basta decir que en mayo cerramos el IPC con un insólito 8,7%, la cifra más alta en 28 años. Sin embargo, los salarios no siguen el mismo camino, como sería lo lógico. No sólo no suben para hacer frente al incremento de precios, si no que las herramientas que disponemos para protegernos no se aplican.
Solo uno de cada cuatro trabajadores en España tiene cláusula de revisión salarial contra la inflación. Y el incremento salarial pactado en los convenios se ha estancado muy por debajo de la subida del IPC. Salimos perdiendo en todos los casos.
Las cifras. Para ponernos en situación no hace falta hacer muchos cálculos. Los salarios pactados en convenio subieron de media un 2,42% hasta mayo, según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. La inflación alcanzada para ese mes se sitúa en un 8,7%. Es decir, estamos seis puntos por debajo de igualarla.
Y las cláusulas de garantía salarial, en lugar de aumentar su presencia, están disminuyendo: el porcentaje de asalariados protegidos por cláusulas de revisión salarial, que compensan esa alza de los precios, ha bajado del 27% al 25%. Esto quiere decir que sólo uno de cada cuatro trabajadores tiene su salario protegido contra la inflación.
Protección contra la inflación. ¿Por qué son importantes esas cláusulas? Sencillamente porque si cobramos lo mismo, pero los bienes y servicios (sea comida o el metro que coges para ir a casa después del trabajo) son más caros, acabamos perdiendo poder adquisitivo. Si bien las empresas tienen una serie de subidas pactadas recogidas en los convenios colectivos que sirven precisamente para eso, para evitar la pérdida de poder adquisitivo cuando el coste de vida sube, a veces no son suficientes.
Por eso hay otras formas de protección. En algunos casos, como el que vivimos ahora, el IPC es superior a esas subidas salariales pactadas. Es entonces cuando tenemos que tirar de las cláusulas de revisión salarial que comentábamos. Digamos que son una forma de proteger nuestro poder adquisitivo frente a una inflación desenfrenada.
Lo que piden los sindicatos. Desde hace años, los sindicatos pretenden elevar el número de trabajadores con cláusulas para asegurar el poder adquisitivo y más ahora que es dificil de predecir cuál será la inflación media de los próximos años. Por eso hacen hincapié en subidas de salarios de referencia para los próximos tres años pero que, año a año, se vayan ajustando esos incrementos a la evolución de los precios poco a poco. En este caso, proponen subidas de sueldos del 3,5% para este año, al 2,5% para 2023 y al 2% para 2024.
Y además, que siempre incluyan cláusulas de revisión salarial. Con ellas, si la cifra de la inflación anual termina por encima de la subida salarial pactada, se compensaría a los trabajadores la diferencia. ¿Qué quiere decir esto? Que en los convenios se recogería un subida salarial determinada, pero después se abonaría en una paga la diferencia entre ese porcentaje y cuánto hayan subido los precios realmente.
Los empresarios dicen "No". Se niegan rotundamente a incluir las subidas al IPC que suponen las cláusulas. Desde la CEOE y Cepyme argumentaban hace unas semanas que es un momento en que las empresas también están sufriendo el impacto y no pueden asumir una subida de salarios de tal magnitud. No sólo eso: también insisten en que subir los sueldos con la inflación podría provocar más inflación.
De hecho, la propuesta de la patronal contempla incrementos de salarios para los próximos tres años pero sin cláusulas de garantía: un aumento de un 8% durante 2022, 2023 y 2024. Si la inflación sigue subiendo como hasta ahora, es muy posible que se necesite más que eso para hacer frente a la subida de los precios.
Imagen: Pexels