Kingston Wi-Drive nace como un accesorio a ciertos dispositivos, como móviles o tablets. Pretender ser almacenamiento secundario accesible mediante un navegador de forma sencilla para poder disponer de unos cuantos gigas de capacidad sin necesidad de conectar ningún tipo de cable.
Con unas pequeñas dimensiones parecidas a las de un pequeño teléfono móvil (121.5×61.8×9.8 milímetros), integra conectividad WiFi g/n y capacidades de 16 o 32 GB en base a memoria NAND. La gracia está en que es inalámbrico, para lo cual sólo se necesita que el tablet o teléfono se conecte a la señal WiFi emitida por el pequeño Wi-Drive y que se abra cierta dirección IP con un navegador web. También existe una aplicación específica para sistemas iOS (iPad, iPhone e iPod Touch) que lo pone aún más fácil. Los datos se pueden cargar al pequeño disco duro a través de un ordenador y mediante cable USB, como cualquier disco duro externo.
Me queda la duda de por qué han decidido utilizar tan poca memoria para un dispositivo que supuestamente es almacenamiento secundario. Tal vez hubiese sido preferible el uso de un disco duro de 1.8 o 2.5 pulgadas que aportaría una capacidad mucho mayor y, además, a precios posiblemente más razonables. Kingston Wi-Drive se venderá en Estados Unidos por 130 y 175 dólares para 16 y 32 GB, respectivamente.