Hoy nos hemos despertado con un par de noticias sobre el acceso a Internet que hace que me refuerce en la idea de que dentro de no mucho, Internet será un servicio más que tendremos en casa de una forma natural y asegurada. Los países, si quieren avanzar, desarrollarse y adaptarse a sus ciudadanos, no deben obviar que digitalizar y comunicar mediante Internet a sus ciudadanos es vital.
Así, al igual que ahora disponemos de agua o luz de una forma relativamente controlada, me da por pensar que es un buen momento para los gobiernos empiecen a pensar en actuar para hacer que Internet sea un servicio público real, garantizando que en sitios como las bibliotecas, centros educativos y demás lugares públicos el acceso fuera gratuito, que el precio y calidad del servicio fueran adecuados e incluso que en familias de escasos recursos, se pudiera obtener acceso a la red.
Habría que cambiar la idea de Internet como algo comercial para dejar un buen hueco a su impacto social y cultural. Eso sí, manteniendo la neutralidad y que los intereses económicos no la alteren.
En el Reino Unido la propuesta ha sido clara: que para el 2012 la banda ancha sea una realidad en todo su territorio. Han puesto una velocidad de 2 Mbps que suena ridícula, pero la idea está sobre la mesa. Ahora entran en juegos todos los intereses comerciales, pero se dan pasos, como la reserva de zonas del espectro para la conectividad en movilidad cuando tanto la televisión analógica en unos meses como la radio FM en 2017 den el testigo a sus sucesoras digitales.
En España mientras tanto la lucha se centra estos días en si hay que dar acceso gratuito vía WiFi en las ciudades. Casi todas las propuestas e intentos en ese sentido han sido echadas para atrás, pero en Avilés por fin han encontrado una fórmula que parece que puede funcionar: red WiFi gratis financiada con publicidad.
El logro tiene un valor muy importante porque la nueva red WiFi la ha desarrollado con el visto bueno de la CMT, algo complicado de conseguir. La red cuenta con 66 nodos y abarca el 60% del centro urbano. La velocidad será solamente de 200 kbps, pero de momento, para servicio público puede ser suficiente.
El proceso no ha sido sencillo. Tras sacar a concurso la iniciativa, solo una operadora se ofreció, pero las condiciones establecían que debían ser al menos dos para mantener la neutralidad. Al final, pidieron permiso a la CMT para hacerlo ellos mismo con ayuda de publicidad. La idea costará 20.000 euros al año y necesitan patrocinadores, pues el dinero no puede ser público.