Dentro de la amplia gama de ratones que suele presentar Logitech cada año, dos han sido especialmente interesantes. Por un lado tenemos el Logitech M600, primer ratón táctil de la compañía y que por supuesto hemos probado en Xataka, y el otro el extraño Logitech Cube del que te hablamos hoy.
El Logitech Cube, una vez que uno ha salido de su asombro, es un híbrido de ratón de viaje y mando a distancia para controlar presentaciones. Tras un par de semanas probándolo, aquí tienes mi análisis en Xataka.
Logitech Cube: no es un cubo pero si un ratón
La primera pregunta al abrir la caja que esconde el Logitech Cube no puede ser otra: ¿qué gadget es éste? La segunda es inmediata: ¿Cube?
Efectivamente, el Logitech Cube no es un cubo sino un ortoedro, pero le perdonamos el desliz a Logitech por el bien del nombre comercial. En el fondo sabemos a lo que querían referirse.
Y sí, es un ratón. Logitech lo deja bien claro y en mi prueba al Cube lo he podido constatar. Si conectamos el receptor en un puerto USB y deslizamos el botón de encendido, el cursor se mueve al tiempo que nosotros desplazamos el Cube por la mesa de trabajo. Ahí se acaba la similitud con los ratones tal y como los conoces hasta ahora.
Diseño que no deja indiferente
Sin duda alguna, lo primero de lo que hay que hablar sobre este Logitech Cube es de su diseño. Con forma no de cubo sino de ortoedro, como hemos adelantado, la ergonomía no es su fuerte.
Como ratón es muy pequeño y su forma no es cómoda, pero hay que pensar en este ratón como un acompañante viajero en presentaciones. Ahí sí que da la talla, pues no ocupa espacio y pesa casi nada.
Pese a sus formas extrañas, el ratón Logitech Cube cumple a la perfección con las máximas de los periféricos de la compañía: gran acabado y fiabilidad de funcionamiento.
Efectivamente, el Logitech Cube es preciso, rápido en los movimientos y agradable de manejar con la salvedad de que no tiene la forma clásica de un ratón.
En la parte inferior encontramos el sensor, mientras que en la superior no hay nada a primera vista. Esa superficie es táctil, y es la que debemos usar a modo de rueda. Sí que hay botón físico en la mitad delantera del ratón, silencioso y agradable. El resto de su cuerpo lo ocupa el botón de encendido, la luz indicadora (que nos avisa de la batería baja) y el puerto microUSB para recargarlo.
Lo único que echamos en falta en su diseño es que no se haya dejado un lugar para albergar el nanoreceptor. Es cierto que con su tamaño no hay problema en dejarlo colocado permanentemente en el puerto USB, pero si queremos guardar un tiempo el ratón sin usarlo, que tal pieza quede huérfana de lugar es peligroso.
Menos mal que con la tecnología Unifying y si tenemos otros dispositivos de Logitech por casa, el mal sería menor.
Buen acompañante para las presentaciones
No pensamos que nadie en su sano juicio opte por el Logitech Cube como ratón de cabecera. Habiendo modelos compactos de viaje de reducidas dimensiones (nunca tanto como el del Cube claro), la elección del Cube solo tiene sentido si somos asiduos con las presentaciones.
En ese caso, podemos usar el Cube de Logitech como ratón auxiliar y como mando de control para la presentación. Si cogemos el Cube en el aire, al apretar el botón físico de su superficie estamos avanzando en una diapositiva, mientras que para retroceder hay que darle la vuelta al ratón y pulsar con el mismo boca abajo. Así de sencillo.
Como ratón funciona de forma básica, y el resultado cuando deslizamos la yema del dedo por su superficie táctil para navegar por webs es aceptable. La experiencia es similar a la que obtuvimos con el M600 pero en pocos centímetros cuadrados.
Por último, si lo vas a usar en un viaje largo, no olvides el cable microUSB porque la batería del ratón deberás recargarla si abusas de él, algo que resulta extraño cuando Logitech nos ha acostumbrado a que, con sus ratones, perdamos la noción del tiempo en el cambio de baterías. Todo sea por el tamaño y poder llevar este ratón en el bolsillo, justo en el lugar que antes ocupaban 70 euros.
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