Un periférico gaming no nace de la nada: así funciona el laboratorio I+D de Logitech en Laussane

Estamos en Lausanne visitando los laboratorios que Logitech tiene en esta pequeña ciudad suiza, de poco más de 130.000 habitantes. Resulta llamativo el área que ocupa la Escuela Politécnica de la localidad, la École Polytechnique Fédérale y más concretamente el Learning Center de construcción reciente (2010) y que, patrocinado por Rolex, a primera vista bien podría ser un esperpéntico edificio de oficinas de alguna Google o Facebook suiza.

Logitech tiene en Lausanne uno de sus principales edificios de I+D. En plenos Alpes, a media hora en coche de Ginebra y junto al Lago Geneva, está en la zona francoparlante de suiza aunque medio mundo allí habla inglés sin problemas. ¿Qué es lo que hace Logitech en Suiza? Un edificio solo para ellos donde ponen a punto sus nuevos productos en las fases de diseño, prototipos y pruebas. Y nosotros hemos tenido la oportunidad de entrar para conocerlos.

Una visita en tres fases

Justo al lado del Learning Center se ubica, en una de las nuevas torres creadas en el campus universitario de Lausanne, el Daniel Borel Innovation Center de reciente construcción al igual que un puñado de torres 'clónicas' en los alrededores, y que guardan las oficinas de otras compañías de diversa índole.

Nuestra visita comienza alrededor de las 9 de la mañana. Tras una charla de presentación de unos cuantos minutos, toda pasar la jornada conociendo las tres fases en las que Logitech trabaja para llevar sus periféricos más completos al mercado.

Ingeniería y calidad

Primero, al sótano del edificio. Allí se encuentra, en múltiples habitaciones separadas, la maquinaria 'pesada' de pruebas de productos que Logitech necesita para satisfacer los controles de calidad tanto propios como los requeridos por las entidades internacionales.

Primera parada en el sótano, con la maquinaria 'pesada': se mide la velocidad de los ratones, su aceleración, el comportamiento de los paneles táctiles...

Tenemos máquinas que controlan la velocidad de los ratones, midiendo aceleración y la uniformidad en las lecturas de los sensores. Trabajan a una velocidad de varias 'G', mucho mayor de lo que un ser humano puede mover un ratón, y miden que no se pierda un solo milímetro de lectura en cada movimiento. Cada máquina está conectada a un ordenador con, generalmente, un programa MATLAB asociado, y que muestra de forma gráfica el comportamiento en cada momento.

Hay máquinas que miden el comportamiento de paneles táctiles y otras que determinan que el giro leído por los sensores de los ratones en ciertos movimientos sea el correcto. Todo está medido al milímetro, ya que ésta es precisamente la mejor forma que Logitech asegura tener para ofrecer la máxima calidad.

Como nota curiosa, en esta imagen que tenéis aquí arriba se encuentra la fase de creación de un ratón para utilizar sobre cristal. De un tosco prototipo inicial (a la izquierda) a su versión final (derecha). Nos cuentan que el sensor de un ratón ve el cristal como nosotros viemos el cielo estrellado en una noche cerrada: se ven algunas estrellas que corresponden con las imperfecciones del cristal, lo cual lo convierte en un trabajo mucho más complejo que el de la creación de ratones para mesas o alfombrillas más comunes. También nos muestran varios de los cristales que utilizaron para las pruebas de los dispositivos y que, creados por una empresa externa especializada, ofrecen características diferentes.

En el sótano también nos encontraremos con ruedas en las que gira el ratón (y con alfombrillas diferentes para emular diferentes superficies), artilugios que 'lanzan' el ratón a altas velocidades y también una pequeña sala acondicionada que bien podría haber salido de algún videojuego, y en la que estudian el comportamiento de los emisores y receptores inalámbricos de los ratones que así lo sean. Todo se mide y se estudia para que satisfaga los requisitos planteados en la fase de diseño previo.

Las personas que corren a cargo de cada presentación son los ingenieros que trabajan en cada puesto y con cada máquina. Nos llama la atención que todo está exageradamente limpio, impoluto. Las paredes son pizarras blancas y se nota que han sido limpiadas concienzudamente antes de nuestra visita, y no se observa ni un solo papel, bolígrafo o lápiz en las largas mesas situadas por todos los lados. Evidentemente todos estos laboratorios han sido preparados para que nuestra estancia durante estas horas sea lo más cómoda posible. Tampoco hay ningún producto de futuro, algo que esperábamos fuese así en cuanto nos confirmaron que teníamos libertad absoluta para tomar fotografías o vídeos de cualquier cosa que nos encontrásemos de por medio.

Teclados mecánicos e iluminación

Aunque buena parte de las técnicas que hemos conocido en esta visita son aplicables a cualquier categoría de producto, el gran foco son los productos gaming, y con ellos trata esta segunda parte de la visita. Hablaremos de teclados mecánicos y luces.

Logitech ha presentado recientemente el G910 'Orion Spark', una apuesta por el mundo gaming más profundo. Es un teclado para el que la marca ha diseñado sus propios interruptores mecánicos que pretenden competir tanto con las más comunes soluciones Cherry (los MX, por ejemplo los de este teclado Ozone) como con las que Razer tiene en el mercado (y que probamos en el Blackwidow Ultimate 2014). Una alternativa más cuyos fundamentos de diseño nos explicaron a fondo antes de pasar a la acción. La siguiente imagen muestra una maqueta de los componentes internos de cada tecla, para que nos hagamos una idea 'en grande'; nótese la miniaturización necesaria para llevar esta estructura a cada una de las más de cien teclas del G910:

Cada tecla tiene iluminación independiente, lo cual es una virtud que luego nos permitirá jugar ampliamente a través de software (la tercera parte de la visita, y que describiremos más adelante). Aunque esto pueda parecer trivial, también hay un conjunto de pruebas que un ingeniero especializado en óptica realiza, por ejemplo para comprobar la uniformidad de la iluminación tanto por separado como en su conjunto. Igualmente, la mayoría de ratones gaming de Logitech incorporan algún tipo de luz, y este mecanismo ha de ofrecer la mejor visualización.

¿Qué pinta un ingeniero especializado en óptica en la fabricación de teclados y ratones? Los sistemas de iluminación son cada vez más importantes en estos periféricos

Tras conocer cuáles son los fundamentos de los interruptores mecánico y la iluminación de los productos de Logitech G pasamos a otro departamento que quizá sea el más curioso y llamativo: el de pruebas de funcionamiento a largo plazo sobre teclados y ratones. Nos avisan, antes de entrar, que ésta es la habitación más ruidosa de todo el edificio... y no les falta razón.

Ésta es, posiblemente, la sala más ruidosa de todo el edificio: una media docena de máquinas repiten constantemente el mismo patrón de movimientos para determinar cuál es el funcionamiento a largo plazo de teclados y ratones

Las máquinas que Logitech tiene en esta sala seguramente ya las hayáis visto más de una vez en vídeos de Youtube, si es que os ha interesado alguna vez este tipo de controles de calidad. Son máquinas que repiten innumerables veces la misma operación, en algunas ocasiones durante varios días o semanas consecutivas. Su misión es determinar si los componentes funcionan correctamente en el largo plazo, por ejemplo tras varios millones de pulsaciones. El parámetro medido es MTBF (Mean time between failures, tiempo medio antes de fallos) y pretende responder ante ¿cuántas pulsaciones son necesarias para que el teclado o ratón deje de funcionar?. Como referencia, cada una de las teclas del G910 tiene un MTBF de 70 millones de pulsaciones; y máquinas como las de esta sala son las que algún día han simulado ese uso para garantizar su funcionamiento.

Se mide no sólo que cada tecla resista correctamente en el largo plazo, si no también que las pulsaciones 'leídas' por el teclado sean las que realmente la máquina ha pulsado. Cada máquina puede programarse para simular diferentes comportamientos, desde pulsaciones secuenciales (primero una tecla, luego otra, luego otra...) o simultáneas (varias teclas a la vez), determinando los tiempos de espera entre una máquina u otra. Se mide si ha habido algún error (por ejemplo si se ha "leído" una tecla que no se ha pulsado, o al revés) y se crean un conjunto de registros que sirven para determinar cuáles son los límites de la tecnología utilizada.

En esta sala no solo se prueban los teclados y también hay algunos ratones. La parte de los sensores ya estaba a cargo de los laboratorios ubicados en el sótano, así que aquí se prueban los diferentes clicks que se pueden realizar en un ratón, e igualmente se determina cuál es su MTBF y si su respuesta es correcta ante diferentes situaciones. Tengamos en cuenta que la velocidad de respuesta del click no es esencial en un uso doméstico, pero para el mercado gaming es un parámetro fundamental: cuanto más rápido actúe el usuario, más difícil será que el ratón consiga interpretar todas las acciones correctamente.

Software

El software es ahora una parte esencial de los periféricos. Desde hace varios años, los teclados y ratones gaming traen asociado un programa que permite modificar y personalizar algunos de sus parámetros y características. Con la llegada de nuevas funciones, este software ha ganado en complejidad e incluso se ha abierto a otras plataformas, como pueden ser tablets y smartphones.

Esta tercera fase de nuestra visita es sobre este software. El equipo de ingenieros nos cuenta que buscan abrir nuevas vías que permitan explorar opciones de personalización aún más avanzadas para los usuarios de sus productos, y si bien algunos son ciertamente limitados hay otros, sobre todo en las gamas más altas, que son tratados como pequeños ordenadores independientes.

Dispositivos más complejos requieren el uso de un software que nos permita configurarlos y personalizarlos a nuestras expectativas.

En un ratón, por ejemplo, no hay mucho que modificar. Se puede determinar mediante software la sensibilidad del sensor o ajustar las luces, en caso de que las haya, y poco más. Un teclado como el G910 es un periférico mucho más complejo no sólo por las teclas programables si no también por el sistema de iluminación RGB que tiene cada tecla, y que permite hacer algunas pequeñas maravillas con tintes más estéticos que realmente realmente funcionales.

La gente de Logitech se centró en el G910 para mostrarnos algunas demostraciones. La modificación del color de cada tecla en un amplio abanico de posibilidades permite, por ejemplo, crear pequeñas obras de arte y personalizar el color emitido por el teclado en su conjunto. Nos demostraron que fácilmente se puede 'dibujar' una bandera, o asignar un único color general y luego otro color diferente para las teclas más usadas en cierto videojuego.

Pero lo más interesante es la forma de interactuar directamente con los videojuegos. Esta función no es trivial y requiere que el desarrollador del título ofrezca un conjunto de librerías específicas junto con el juego, algo que muy pocos pueden realizar. En la actualidad esta funcionalidad está en pruebas, aunque nos mostraron cómo interactuaba en World of Warcraft haciendo que una habilidad en cooldown haga parpadear en rojo la tecla que tiene asignada, finalizando en color verde fijo cuando ya está disponible. También un juego de coches utilizaba un grupo de teclas para emular el ritmo del motor y parpadear cuando había que cambiar la marcha. Estas posibilidades son interesantes aunque Logitech aún tiene que madurar el producto, hacer crecer la comunidad y sobre todo los juegos compatibles con estas funciones tan llamativas.

Además del G910 y los perfiles de software, otra de los focos que pone Logitech G es en utilizar terceros dispositivos como apoyo a nuestro ordenador. Por ejemplo ARX, donde un tablet y un conjunto de apps específicas (Android, iOS) que, conectándose al PC, permiten ver parámetros del equipo como frecuencia, % de uso de CPU y demás, y también modificar parámetros de periféricos Logitech (ratones, teclados, auriculares) en algunos casos.

Tras verle las orejas al lobo, Logitech ha cambiado de plan

Hace una década Logitech era uno de los reyes del mercado de los periféricos de PC. Desde entonces es obvio que las cosas han cambiado notablemente: la llegada de las plataformas móviles y sobre todo el impacto del mundo gaming en el sector de PC - esa Master Race de la que tanto se ha hablado - que ha traído a nuevos fabricantes al éxito. Muy pocos conocían a empresas como Razer, SteelSeries, Mad Catz y cía., que ahora son fundamentales dentro de los productos de tipo gaming.

Logitech lo tenía todo pero no supieron adaptarse a los nuevos tiempos. Sus productos gaming estaban a años luz de los de la competencia por precios que también eran elevados; sus teclados eran normalitos y, mientras los ratones de la competencia empezaron a avanzar a pasos agigantados, los de Logitech apenas tenían grandes novedades apreciables.

¿Un rayo destructor?

Lo parece, pero no. Realmente es un artilugio para medir el comportamiento de los sensores inalámbricos de teclados y ratones.

Hace unos pocos años años Logitech decidió dividir su negocio en dos vertientes: la Logitech más clásica, ahora destinada a productos de consumo (ratones, teclados y auriculares 'normales', pero también periféricos y accesorios para tablets, smarphones, etc.), y una submarca Logitech G de productos 'gaming'. Están empezando a meter el hocico en los eSports patrocinando a algunos grandes equipos (al evento de Lausanne también asistieron algunos miembros de Cloud9, su principal patrocinado), incorporan luces y colores a sus productos y, en general, su atractivo es ahora mucho mayor.

Sus productos tienen ahora tintes muy diferentes de lo que habíamos visto en los de hace unos años. El Logitech G910 Orion Spark es sublime y, tras unos minutos utilizándolo, he de reconocer que es uno de los mejores teclados que jamás he probado. Extraordinariamente cómodo (con especial énfasis en el diseño de cada tecla, adaptado a los dedos), rápido y eficaz, con los colorines que tanto gustan y, en general, muy completo. Un producto, eso sí, de gama muy alta ya que su precio estará en 179 euros y, por ahora, no está confirmada la distribución española.

Los ratones no son a mi parecer tan punteros como sí lo es el G910. Ofrecen un abanico de cuatro modelos entre 52 y 82 euros y diferentes características. No son los más cómodos que he probado en cuanto al diseño y ergonomía, pero he de reconocer que son especialmente atractivos en cuanto al tacto y muy ágiles en lo referente a la respuesta del sensor. Los auriculares van un poco en la misma línea que los ratones: no son los mejores del mercado en cuanto a la calidad del audio, pero sí son realmente cómodos de tener puestos durante horas.

Desde Logitech afirman que han errado en los últimos años; ahora están virando el rumbo para volver a posicionarse en el mercado.

La propia gente de Logitech nos afirma que la compañía hizo un mal trabajo durante años, no previendo los cambios que el mercado estaba a punto de realizar. Ahora están rectificando y, personalmente, he de decir que estos cambios me gustan, y que son para bien. Acortando distancias frente a los nuevos competidores, con algunos productos que merecen la pena más que otros, abarcando diferentes gamas de usuarios y, de forma general, con buenas expectativas de futuro. Veremos si mantienen el acelerador pisado durante los próximos años.

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