Lenovo IdeaPad Yoga 13, análisis

Lenovo IdeaPad Yoga 13, análisis
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Con Windows 8 está llegando una generación de portátiles difícil de catalogar. Convertibles, extraíbles, tablets con pretensiones... los fabricantes están compitiendo en innovar en el diseño y la ergonomía de los - hasta ahora - previsibles "laptops".

El Lenovo IdeaPad Yoga 13 era uno de estos equipos que más ganas teníamos de probar. Si atendemos a sus características técnicas veremos un portátil convertible más, pero si lo tenemos entre las manos comprobaremos que la apuesta de Lenovo va un paso más allá que la mayoría de competidores, con un mecanismo "bisagra" que permite doblar por completo la pantalla hasta el punto de quedar "en modo tablet" y que también abre la puerta a que el equipo se pueda mantener erguido facilitando otros usos.

¿Ha ampliado Lenovo la experiencia del portátil y tenemos además un tablet incorporado o, por el contrario, han encarecido el producto y empeorado un equipo que podría haber sido un gran ultrabook? ¿cómo debemos evaluar un equipo así, como un portátil o como un "dos en uno"? ¿Merece la pena volver a intentar lo que la primera generación de tablets PC no consiguió? A esas pregunta y a más intentaremos dar respuesta en este análisis del Lenovo IdeaPad Yoga 13.

Diseño y acabado

El primer vistazo al equipo nos lleva a un ultraportátil con muy buenos acabados. Esquinas redondeadas, color gris metálico con laterales en negro y apenas la mención a la marca Lenovo en el exterior. Razonablemente delgado para los estándares de un ultrabook de gama alta (333,4 x 224,8 x 16,9 mm), en peso se queda en 1.54 Kg, aquí se va un poco más allá que algunos competidores, pero no demasiado.

El Yoga forma parte del esfuerzo de Lenovo por mejorar en diseño con vistas a crecer en el mercado de consumo. IdeaPad es la marca con la que quieren replicar el éxito de Thinkpad en el entorno profesional y lo cierto es que el equipo que analizamos han conseguido un modelo bastante delgado y atractivo, que gana al tacto y en las distancias cortas. Eso sí, que nadie espere una explosión de colores, la apuesta es en todo caso por una elegancia más bien discreta.

Yoga 13 en modo tablet

La noticia con el IdeaPad Yoga 13 empieza cuando se abre y empezamos a jugar con el mecanismo bisagra de la pantalla. Muchos recordaréis el planteamiento de bastantes equipos de la primera oleada de los "tablets PC" cuya pantalla se giraba sobre un único punto, permitiendo orientarla de diversas formas y, en muchos casos, doblarla por completo sobre el teclado. Lenovo - como otros fabricantes - revisita el concepto e innova sobre él, y en esta ocasión es la pantalla por completo la que permite ser doblada en cualquier ángulo, hasta el punto de quedar detrás del teclado y permitir sujetar al equipo en modo tablet y también que se mantenga erguido en varias posiciones.

Teclado y trackpad

Cuanto más utilizo Windows 8 más claro tengo que es un sistema que pide a gritos disponer de un trackpad multitáctil como método de entrada. De hecho creo que es uno de los aspectos que mayor curva de aprendizaje puede tener para los usuarios de Windows tradicionales y no tanto los dos entornos, pasar a una interacción con gestos mucho más rica (y algo más compleja) que el ratón y sus dos botones.

En el caso del IdeaPad Yoga tenemos dos aciertos - con matices - en teclado y trackpad. En el primer caso era lo que esperábamos de Lenovo, que desde hace muchos años ha mantenido un nivel excelente; siendo un equipo de 13 pulgadas se llega a compromisos con algunas teclas de un tamaño menor al habitual y funciones que se unifican en una de ellas. Aunque no es retroiluminado (una ausencia destacable en un equipo de gama alta como éste), su respuesta es notable y en muy poco tiempo es posible hacerse al mismo y conseguir una muy buena productividad escribiendo.

Teclado y trackpad IdeaPad Yoga 13

El trackpad merece una valoración diferente, toda vez que en esta gama Lenovo parece olvidarse del nub tipo trackpoint tan clásico de los Thinkpads. En mi caso no lo echaré de menos, pero seguramente los seguidores tradicionales de la marca sí... al menos hasta que practiquen unas horas con el trackpad. Es multitáctil, lo cual es un acierto y diría que obligatorio para cualquier equipo con Windows 8 que pretenda situarse en la gama media / alta y ofrecer una gran experiencia, y la mayor parte del tipo responde muy bien... excepto cuando no lo hace.

En ocasiones me he encontrado con que detecta gestos que estoy seguro de no haber hecho y de repente me cambia al modo "Modern UI" de Windows 8 de forma inesperada o me cambia de aplicación. No sucede a menudo - de hacerlo haría al equipo insufrible - pero sí es cierto que aunque el trackpad responde muy bien, todavía Lenovo tiene pendiente pulir este tema para dejarlo perfecto. Ojalá puedan revisar el de este IdeaPad Yoga 13 vía actualización de drivers.

Pantalla y conectividad

13.3 pulgadas de pantalla IPS a una resolución de 1600x900, con un ángulo de visión bastante bueno. No es el punto más fuerte del Yoga 13, estando en un nivel bastante bueno de calidad y al menos no lo han sacado en 1366×768... pero no está en el nivel más alto de la categoría donde encontramos a varios equipos con resolución 1080p.

Profundizaremos más adelante en esto, pero dada la naturaleza del producto habría que distinguir según el modo en que utilicemos el mismo. En modo portátil clásico casi podríamos decir que es una pantalla con resolución más que suficiente y que aumentarla aportaría un valor relativo mientras encarece el precio bastante, pero en "modo tablet" sí que palidece frente a la competencia.

IdeaPad Yoga en modo portátil

En todo caso, y a pesar de que insisto en que tiene una calidad notable, no hay tampoco grandes noticias en cuanto a brillos y huellas, los primeros están presentes de forma ineludible mientras que las segundas quizás menos de lo que esperábamos.

En conectividad tenemos la habitual Wi-Fi 802.11 b/g/n, Bluetooth, salida HDMI - se sacrifica la VGA aunque esto parezca un tabú en un equipo del fabricante del Thinkpad, nada que no arregle un buen conversor - y sólo dos puertos USB, uno de ellos 3.0 y el otro 2.0, que junto al lector de tarjetas SD completan el equipo. De todos estos aspectos decir lo mejor que se puede comentar sobre ellos: funcionan como se esperan, sin sorpresas.

Rendimiento y autonomía

Hemos hablado poco de lo que este IdeaPad Yoga 13 lleva en las tripas: procesadores Ivy Bridge (el equipo que hemos probado en Xataka llevaba un i5, aunque también hay versiones i3 e i7), disco duro SSD de 128 o 256 gigas y 8 gigas de memoria RAM DDR3L.

IdeaPad portátil por detrás

Aunque la versión que se comercializará en España vendrá con esos 8 gigas según nos indicaron desde Lenovo, nuestras pruebas las hemos hecho con una versión de cuatro gigas. Aún así, el rendimiento del equipo ha sido sobresaliente, el Yoga 13 mueve Windows 8 sin despeinarse ni sufrir deterioro del rendimiento en ningún momento. Eso sí, cuando se intenta una tarea de carga gráfica muy exigente (juegos de última generación por ejemplo), sufre como casi cualquier ultrabook con su tarjeta gráfica Intel HD 4000 integrada.

Lenovo Yoga 13 apagado

En todo caso, el rendimiento esperado de un gran ultrabook de gama alta: sobresaliente para la mayoría de tareas, pero no es una máquina para gamers ni sirve como workstation portátil, para eso hay definitivamente otros equipos más idóneos. En términos de calor y ruido, de nuevo nota alta para el IdeaPad Yoga 13 que resulta bastante silencioso y contenido en temperatura.

En cuanto a autonomía el resultado también es notable. Llegando a compromisos con el brillo en pantalla, hemos llegado a rozar las seis horas de uso en movilidad, lo cual no está nada mal para un ultrabook de esta calidad de rendimiento y está en la órbita de mi autonomía deseada: cubrir el AVE de ida y vuelta entre Madrid y Barcelona o Málaga.

IdeaPad Yoga 13 táctil y convertible

Una vez que experimentamos con las distintas formas que puede adoptar el Lenovo IdeaPad Yoga 13 es cuando surge el debate, ¿pero esto también es un tablet? ¿ofrece una buena experiencia cuando lo doblamos por completo o es un desatino que no aporta nada de valor? ¿vamos a utilizar la pantalla táctil realmente?

Todo lo que hemos comentado hasta ahora evidencia que nuestra valoración del IdeaPad Yoga 13 como portátil es de notable alto, rozando el sobresaliente, al que llegaría si el precio de salida a la venta no se fuese tan arriba (1300 euros IVA incluido en España, sale los primeros días de Enero), pero esto no aplica a su funcionamiento como tablet, donde apenas le podríamos poner un aprobado raspado.

IdeaPad Yoga 13 desde arriba

Como tablet el producto tiene limitaciones muy obvias - en términos de peso se dispara, a lo que si sumamos tamaño tenemos que no resulta nada manejable, sobre todo con una mano - y otras no tanto, como es la sensación rara de que la parte trasera... es el teclado. Te acabas acostumbrando pero cuando coges un verdadero tablet no admite comparación.

Eso no es todo, sino que varias de las características que hemos apuntado como notables o sobresalientes en un portátil no resultan competitivas en un tablet. Es el caso de la resolución de pantalla, que se queda manifiestamente corta, pero también del calor desprendido o del ruido, la respuesta táctil de la pantalla (que está bastante bien, pero no al nivel de los tablets líderes del mercado como iPad o el nexus 7) o el acelerómetro para detectar giros (que funciona bien la mayoría de las ocasiones, pero tiene una tasa de movimientos no detectados muy superior a los ya mencionados tablets). Todo ello sin entrar en el debate sobre Windows 8 y su propuesta de valor en dispositivos táctiles.

IdeaPad Yoga erguido

Esto no quiere decir que no haya valor en la propuesta de hacer la pantalla táctil y en la opción de convertible del IdeaPad Yoga 13. Hay casos de uso en los que resulta excelente, como es a la hora de mostrar presentaciones dispuesto en modo "stand" y en la cocina, donde coger el tablet casi siempre es un problema. También hay momentos en movilidad en el que la falta de espacio (por ejemplo viajes en avión) hacen preferible comprimir al máximo el espacio ocupado por el portátil. Con todo ello, que nadie piense que se está llevando un gran tablet, porque no lo es.

Lenovo IdeaPad Yoga 13, la opinión de Xataka

Cada fabricante está llegando a compromisos en ergonomía y funcionalidades a la hora de plantear los convertibles. Hace un par de meses echábamos un vistazo a algunos de ellos y mientras unos sacrificaban aspectos del portátil para intentar ofrecer algo más como tablet, el IdeaPad Yoga 13 está más centrado en ser un buen ultraportátil y en Xataka podemos dar fe de ello: buenos acabados, muy bien en relación peso, tamaño y pantalla y excelente rendimiento en aspectos críticos como mover el sistema y los métodos de entrada.

La parte táctil y convertible funciona si nos la planteamos como un complemento de esta experiencia del portátil y no pretendemos equipararlo a un tablet especializado, momento en el que el equipo palidece porque sencillamente no puede ni quiere ser un verdadero tablet. De hecho, algo que nos ha chirriado es que Lenovo utilice la misma gama para un equipo como el IdeaPad Yoga 11 - que estamos probando en estos momentos - equipado con Windows 8 RT. Primero porque está por ver que RT sea competitivo para armar un portátil en lugar de un tablet, por muy convertible que sea, y segundo porque puede confundir mucho a algunos usuarios que conozcan el Yoga 13 y extrapolen sus conclusiones al equipo más pequeño (que por cierto, ya está en el mercado a 800 euros IVA incluido).

No quería acabar este análisis sin subrayar que este Lenovo IdeaPad Yoga 13 es un gran equipo, de hecho es el mejor que he probado a fondo de la generación con Windows 8. Si buscamos un ultraportátil de gama alta que en algún caso pueda ser utilizado como pseudo tablet, es una muy buena opción; si queremos un "dos en uno" tendremos que seguir buscando. En cualquier caso, para cada uno queda el debate si es la parte táctil y convertible le aporta suficiente valor como para no buscar un portátil tradicional de similares prestaciones y que rebaje el precio por no incluir estos dos factores.

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