España llega tarde al plazo puesto por Europa para proteger filtraciones como las de Snowden o los Papeles de Facebook

Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

Sin denunciantes como Snowden o Frances Haugen habría sido mucho más difícil conocer los oscuros movimientos de la NSA o Facebook. Proteger las fuentes de filtraciones periodísticas y a estos denunciantes es importante para denunciar casos de corrupción y malas prácticas. En esta dirección desde la Unión Europea se aprobó la 'Directiva 2019/1937 relativa a la protección de las personas que informen sobre infracciones'. Una Directiva que debía haberse implementado en España pero a día de hoy, plazo máximo obligatorio que tenía el Gobierno, no se ha realizado.

Desde la Plataforma por la Libertad de Información (PLI) han lamentado este retraso injustificado y denuncian que España no haga sus deberes por proteger a una figura tan relevante para nuestra democracia como son los 'whistleblowers'.

Prohibición de represalias y anonimato para denunciantes

La Directiva europea establece una serie de medidas para proteger a estos denunciantes, aunque sigue teniendo margen de mejora para proteger mejor las filtraciones. Desde la PLI esperaban una transposición con la inclusión de medidas como la aceptación de denuncias anónimas y que los canales de denuncia no se limiten a lo que una persona pueda conocer en su ámbito de trabajo.

Son opciones que desde Europa dejan abierto a los distintos países y desde las organizaciones en defensa de la libertad de la información abogan porque se introduzcan.

Entre las obligaciones que sí implementa la Directiva y que en España todavía no tendremos está la de contar con canales de denuncia interna y externa para que se puedan denunciar casos de ilegalidad.

Estos canales van acompañados de garantías como el aseguramiento de la confidencialidad sobre el denunciante y la prohibición de represalias en el ámbito laboral, desde el despido hasta otras como el acoso, intimidación o la modificación de las condiciones de trabajo. Es decir, la ley europea establece que protecciones para que las empresas no puedan "hacer pagar a los trabajadores" cuando hay una filtración.

La PLI denuncia que el Gobierno ha tenido dos años para hacer la transposición y avisa que un Decreto Ley (la vía rápida que no pasa por el debate público) no es la solución.

Algunas comunidades autónomas como Cataluña, la Comunidad Valenciana o Baleares sí cuentan con canales de denuncia que admiten alertas anónimas y de cualquier persona. Ahora falta que desde España sigan este camino e implementan una ley que proteja la denuncia y contemple protecciones para la revelación de secretos de buena fe.

Gracias a estos denunciantes hemos podido conocer prácticas que nos afectan a todos, pero si los gobiernos no protegen estas figuras, será difícil que podamos tener un mejor conocimiento de lo que nos rodea.

Imagen | Chris Yang
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