Dos millones de personas han decidido escanear su iris para participar en Worldcoin, el sistema creado por Sam Altman para construir una identidad digital y recibir gratuitamente a cambio tokens cada cierto tiempo. Para conocer de primera mano cómo funciona, nosotros también hemos decidido registrarnos.
Ha sido junto a Ricardo Macieira, director para Europa de Worldcoin, quien además de configurarnos el Orb, nos explica qué pretende este proyecto que ha recibido 125 millones de dólares y por qué pese a pedir datos biométricos se presenta como un protocolo que mira por la privacidad de los usuarios.
Las IA no tienen ojos
"Hace un año y medio me contactaron para este proyecto, que Sam Altman estaba intentando hacer una identidad digital con esta máquina, que a mí en su momento me parecía muy distópica", reconoce Macieira. "Pero tras hablarlo, en una semana ya estaba dentro. Lo que está pasando con ChatGPT o DALL-E trae muchos retos para mucha gente. Cada vez es más difícil distinguir si estás hablando con un humano o si estás mirando algo creado por una IA. ¿Cómo pruebas la humanidad en la era de la inteligencia artificial? Aquí es donde Altman junto a Alex Blania, físico alemán que estaba en Caltech, empezaron a trabajar en este proyecto".
La elección del escaneo de iris no es casual. "Si miras FaceID, ves que a partir del millón de personas empiezas a tener falsos positivos". Según los análisis técnicos de Worldcoin, el escaneo de iris ofrece una tasa de coincidencias falsas del orden de 10⁻¹⁴, lo que supone un error estadístico cada 100 billones de escaneos. Además apuntan que la entropía del iris se mantiene de generación en generación, lo que garantiza que esta identificación sea todavía más única.
Para realizar este escaneo es donde entra en juego el Orb, una esfera metálica del tamaño de un balón de fútbol que se fabrica en Erlangen, Alemania. Aunque tienen oficinas en San Francisco, la mayoría del equipo está en Europa. Tools for Humanity, la empresa detrás de Worldcoin, está asentada en Berlín.
El Orb es la pieza de hardware central de Worldcoin. Es el sistema que han creado para escanear el iris de los usuarios y el dispositivo por el que se procesa toda la información. Su desarrollo ha tardado dos años y los principales componentes de su ingeniería están disponibles en Github.
Según un informe del McKinsey Global Institute, el 50% de las personas no tiene acceso a la identificación digital. "El Orb es la única forma que podíamos crear para que sea accesible a todos", explica Macieira.
El mecanismo es el siguiente. Hay que descargarse la aplicación de Worldcoin, tanto en Android como en iOS. Generar un código QR y exponerlo en frente de un Orb, gestionado vía WiFi por un representante de la compañía. Esto permitirá el escaneo del iris, cuyo resultado será que se ha validado nuestra identidad digital. Si todo va bien, en menos de un minuto es posible completar todo el proceso.
"Al final esto es como un monedero frío. Tu identidad digital permanece en tu dispositivo", describen desde Worldcoin, bajo la promesa de "una identidad completamente privada, única y anónima, que las personas pueden usar en el mundo digital, sin necesidad de compartir ningún dato".
En España los encontrarás en centros comerciales
Tras su paso por Airbnb y Revolut, Macieira tiene ahora la tarea de liderar la expansión de Worldcoin en Europa. Tras un año de pruebas en Madrid, la compañía ha decidido establecerse en Barcelona, donde formará parte del ecosistema de startups tecnológicas local.
En España ya hay más de 150.000 usuarios registrados en Worldcoin, con 20.000 nuevos usuarios cada mes. Principalmente son de Madrid, donde a través de distintos centros comerciales como Plenilunio o Xanadú, han conocido el sistema y se han apuntado. Worldcoin no vende comercialmente el Orb, por lo que su método consiste en llevarlo a stands repartidos por los centros comerciales más populares.
Actualmente se encuentran en 11 localizaciones, con unos 30 Orbs en funcionamiento (200 a nivel global) y unas 40 personas empleadas por operadores locales. Estos trabajadores reciben un curso para poner en marcha el Orb y tienen vía directa con el servicio técnico de la compañía.
"Estamos haciendo ahora unas pequeñas sesiones con especialistas en que una persona puede hacer una reserva a través de la app y hablar con la persona de nuestro equipo", añade Macieira.
El proceso de registro con el Orb
Son estos operadores quienes se encargan de que el proceso se hace correctamente y guían al usuario. A priori ellos no juegan ningún papel más allá de activar el proceso de identificación del código del iris. Un código anonimizado generado a partir de nuestra iris que es el único dato que técnicamente sale del Orb hacia los servidores de Worldcoin y sirve para realizar la comprobación de que hay una persona detrás.
En el caso de mi registro no funcionó a la primera, por una cuestión de falta de cobertura WiFi e iluminación tenue, según justificaron desde Worldcoin. Una vez reiniciado el Orb, el registro fue muy rápido. La experiencia me recordó al registro de una huella dactilar, pero en vez de tener que completar una zona con el dedo, tuve que ir mirando hacia un punto del Orbe con los ojos hasta que la luz LED de la esfera se completó.
El Orb ha sido diseñado por Thomas Meyerhofer, antiguo trabajador de Apple y Porsche. El modelo que actualmente se muestra es uno de los prototipos, pero la nueva versión tiene un acabado menos metálico y una zona de sensores transparente donde se podrá ver el espejo y cómo se refleja el iris.
Según está definido en su política de tratamiento de datos biométricos: "después del registro, todas las imágenes se eliminan inmediatamente. Nunca salen de la RAM del Orb". Y sus distintas páginas de privacidad cuentan con numerosas referencias al Reglamento General de Protección de Datos europeo.
"El Orb al final es un ordenador. Todo lo que ocurre con los registros pasa por dentro de forma encriptada. Hay dos gestiones de datos. Pedimos un número de teléfono que se utiliza solo en caso de querer recuperar la cuenta y sí habilitamos la opción de si se quieren compartir datos, únicamente con nosotros, para mejorar la tecnología de escaneo de iris", explica Macieira, que remarca que por defecto está marcada la opción de no compartir ningún dato personal, tampoco con Worldcoin. Preguntado a la compañía cuál es el porcentaje de usuarios que decide compartir información con ellos, contestan que "depende de cada mercado".
Todo por unos tokens (y algo más)
El Orb es la herramienta para registrarse dentro del proyecto Worldcoin. Es la parte del hardware. Pero una vez han escaneado nuestra iris, lo que tenemos es el software. Y aquí hay tres partes diferenciadas.
World ID es el sistema de identidad digital, la World App es la aplicación de auto custodia que permite realizar pagos y el Worldcoin Token es lo que se distribuye de forma gratuita a todas las personas registradas, por "el mero hecho de haber demostrado que son un individuo único".
Por el hecho de estar registrados, Worldcoin va regalando tokens semanalmente.
La aplicación está realmente bien diseñada y es muy fácil navegar por ella. Desde la pantalla principal es donde podemos solicitar el ingreso periódico de los tokens, desde una pestaña lateral tenemos acceso a la billetera cripto y desde el otro menú lateral tenemos la tarjeta que confirma que hemos validado nuestra identidad.
Desde los ajustes tenemos acceso a varias opciones de privacidad, entre ellas borrar nuestros datos o descargar una copia. Si hacemos esto segundo, recibiremos un PDF donde básicamente aparece la clave blockchain pública que está asociada a nuestro ID.
Una vez a la semana, la aplicación permite a los usuarios registrados con el Orb solicitar gratis los tokens. Unos tokens que todavía no han sido lanzados abiertamente y cuyo valor en estos momentos es prácticamente nulo. La idea de fondo es que, en caso de que el proyecto tenga un gran éxito, estos tokens aumentarán su valor y los tokens ofrecidos empezarán a ser valiosos.
Cuando se pongan en circulación, "la persona va a poder hacer lo que quiera con estos tokens", explica Macieira, que también describe la aplicación como la "billetera blockchain que podría utilizar mi abuela". Actualmente Worldcoin funciona con la red Polygon, aunque próximamente cambiarán a Optimism.
Aunque los tokens gratuitos son una parte llamativa de la aplicación, se nota que las ambiciones de Worldcoin pasan por la parte de la identificación digital. "Imagina que Starbucks quiere regalar un capuccino a todo el mundo. ¿Cómo se aseguran de que cada individuo recibe uno y no repiten? Actualmente es muy difícil comprobar esto si no se hace a través de un registro de usuarios", describe Macieira. "Tienes que dar el DNI, colocarlo en una base de datos, pedir un correo... con World ID esto se puede hacer de forma completamente privada. Lo único que necesita Starbucks es generar un QR y desde la app podemos demostrar que somos un humano. Sin necesidad de compartir ningún dato".
Worldcoin se basa en una alternativa al protocolo de conocimiento cero. Se trata de un método criptográfico donde una de las partes prueba que una declaración es cierta, sin revelar nada más que la veracidad de la declaración. En este caso, World ID es un sistema de verificación, sin revelar nada más allá de que ese móvil pertenece a alguien validado como humano.
Macieira describe que Worldcoin puede servir para muchas empresas que quieran comprobar que quien escribe o hace uso de sus servicios es un humano, pero que no busquen afectar la privacidad del usuario. Para ello ofrecen un SDK, que actualmente es gratuito.
Es aquí donde nos reconocen una de las vías de negocio de Worldcoin. Como ocurre con ChatGPT, el sistema es gratis para la mayoría de usuarios, pero para empresas que hagan un elevado uso de este sistema sí se les podría cobrar una tasa en función del número de accesos a la API. Un ejemplo que comentan es Twitter, quien podría hacer uso de Worldcoin para diferenciar a humanos de los bots.
Durante nuestra entrevista tuvimos oportunidad de probar World ID junto a Discord. Y es sencillo. A la práctica es pulsar un botón y confirmar que somos humanos. Según explican, la idea es que en el futuro World ID sea un método de registro más, junto al de Google.
Uno de los referentes de Worldcoin es el sistema mAadhaar de la India. "El gobierno indio ha creado un sistema porque había muchas personas sin papeles. Han creado un sistema financiero para que puedan hacer pagos y también recibir abonos y servicios concretos", describe Macieira, quien es mucho más activo describiendo los beneficios del sistema de identificación digital que no el hecho de recibir los tokens. Una transición, la del blockchain a la identidad digital, que parece ser la tónica y ya la hemos visto en otros proyectos similares como Didit.
Un curioso Orb para iniciarse en una identidad digital que parece inevitable
La promesa de privacidad queda ahí. El caso es que los gurús de Silicon Valley ya se encargaron de dinamitar cualquier confianza. Ante este escepticismo, Macieira responde que "el open source va a garantizar que no necesitas creer en nosotros, simplemente comprobar cómo funciona la tecnología. Además, cuando te das de alta en nuestra app, puedes decidir qué quieres compartir, qué no y qué se queda. Y luego simplemente puedes cambiarlo o borrarlo".
A medida que han pasado las semanas, desde Worldcoin han ido liberando más partes del código, pero todavía hay partes que faltan. "La tecnología que está aquí es muy compleja de desarrollar y queremos primero garantizar la seguridad y la calidad, antes que la rapidez", justifican, en un proyecto que todavía se considera que no ha alcanzado su fase final.
Es entendible que una empresa cuya principal petición es un escaneo masivo de iris ponga mucho énfasis en este aspecto. Aunque el negocio de Worldcoin reside en la venta de la tecnología, no en los datos, remarcan. Según una publicación de MIT Technology Review, el primer millón de usuarios de Worldcoin se ha conseguido a base de poblaciones con pocos recursos, como por ejemplo pueblos de Indonesia donde se ofrecían regalos a la población local a cambio de registrar su iris y así aumentar el número de participantes para ser más atractivo de cara a los inversores.
Detrás de esta empresa se ha creado la Fundación Worldcoin, una organización sin ánimo de lucro. Más allá de las intenciones comerciales, tanto Worldcoin como todas las empresas y gobiernos que pujan por lo mismo tienen pendiente convencernos de la necesidad real de crear esta identidad digital. Mucho más cuando está basado en algo tan sensible como un dato biométrico.
De todas maneras, parece que la identidad digital va a llegar tarde o temprano. Aquí una pregunta es hasta qué punto es necesario basarla en el escaneo de iris. Aceptamos que es un método super preciso, pero ¿realmente hace falta?.
Desde la Observer Research Foundation describen así la disyuntiva: "el proceso de escanear los iris de las personas en todo el mundo es un esfuerzo enorme y complejo. Podría ser más prudente priorizar la interoperabilidad y los protocolos para verificar las identificaciones emitidas por el gobierno si el problema es la desconfianza. El desarrollo de protocolos que verifiquen de forma cruzada las identificaciones gubernamentales con otros puntos de datos disponibles en Internet podría potencialmente eliminar la necesidad de recopilar físicamente datos biométricos en todo el mundo desde cero".
Europa ha aprobado ya la creación de una Identidad Digital Europea. Falta conocer cómo será. Frente a la opción que nos presentan las administraciones públicas, previsiblemente ligada al DNI, empresas como Worldcoin apuestan por lo contrario; una identidad digital minimalista pero extremadamente válida al estar basada en algo tan único como el iris. Si a esto le sumamos el Orb, tenemos un proyecto que nos permite adentrarnos muy bien en esta tendencia que parece imparable.
No tengo la sensación de que vaya a servir de mucho obtener esos tokens. Pero sí me ha permitido reflexionar sobre la importancia de cómo pueden llegar a gestionar en el futuro mis datos biométricos. Y quizás aquí está lo más llamativo de Worldcoin: el Orb parece una pieza de hardware a la altura de lo que uno espera cuando cede sus datos biométricos. Ojalá obtengamos el mismo nivel de detalles sobre el proceso cuando la identidad digital europea se introduzca en nuestras vidas.
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