Manifestantes de Hong Kong hacen cola para comprar billetes de tren físicos en lugar de usar la tarjeta 'contactless' por temor a ser identificados

Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

Hong Kong vive estos días una importante revuelta contra la ley de extradición a China. Las autoridades han intentado mantener el control pero las protestas son muy numerosas y el caos se ha extendido por múltiples zonas de la ciudad. El pasado domingo, más de un millón de ciudadanos de Hong Kong salieron a la calle a protestar de manera pacífica pero muchos de ellos temen que China vaya a tomar represalias.

Esto ha llevado a que algunos manifestantes quieran evitar que el gobierno chino pueda identificarles por haber participado en las manifestaciones. Una situación que ha llevado a que se vean largas colas en las estaciones de metro para comprar billetes de tren físicos.

Manifestantes rechazan utilizar la avanzada 'Octopus Card'

El sistema de metro de Hong Kong es uno de los más avanzados del mundo y su 'Octopus Card' funciona con 'contactless' y está integrada además con sistemas de pagos de otras tiendas. Una solución muy eficaz con compatibilidad en muchos comercios de la ciudad. Pero este sistema de transporte está bajo el control del gobierno de Hong Kong y con las recientes protestas, algunas personas ven con otros ojos el uso de esta tarjeta 'contactless'.

Como reflejan en sus cuentas de Twitter las periodistas Christy Choi (Reuters) y Mary Hui (Quartz), decenas de personas han optado por comprar un billete de un solo uso en las máquinas en vez de utilizar su tarjeta Octopus, formando colas de más de 10 metros. ¿Por qué? "Tenemos miedo de que nuestros datos sean rastreados", según han contestado varios de los estudiantes entre 20 y 30 años allí presentes.

Vivimos en una época donde las noticias sobre la vigilancia china son constantes y esta sensación también se aplica allí, donde los usuarios parecen ser bastante conscientes de las implicaciones de la tecnología. La privacidad es un bien a proteger, sobre todo en medio de conflictos políticos.

Sin embargo, el temor a ser rastreados puede provenir de muchas fuentes. En las propias estaciones de metro hay cámaras y durante la espera para comprar el billete también se ve a múltiples usuarios utilizando su móvil, por lo que su posición podría conocerse mediante triangulación. Muchos de los protestantes llevan máscaras según nos explica Mary Hui.

En 2014 la ciudad de Hong Kong vivió otro ciclo de protestas con el "Movimiento de los Paraguas", pero preguntando a un asistente por aquella protesta comenta que la situación ha cambiado y "la compra de tickets en aquel entonces no era tan relevante".

El uso de datos de la tarjeta Octopus no es nuevo ya que en 2010, la policía de Hong Kong utilizó los datos del metro para identificar a un sospechoso de asesinato, según explicó China Daily. La tarjeta tiene la capacidad de conocer en qué estación se ha picado, por lo que sería posible identificar que los usuarios estuvieron en ese lugar.

Una tarjeta con información personal únicamente en algunos casos

Sin embargo la identificación no es tan inmediata. La Octopus Card no es una tarjeta digital, sino que utiliza tecnología RFID y no tiene por qué estar asociada a ninguna identificación personal. Aún así hay excepciones. Una de ellas sería que estuviera ligada a una tarjeta de crédito para la recarga automática. La otra opción es en el caso de los estudiantes, ya que deben proveer su identificación personal para demostrar su condición de estudiante. Una identificación que además debe estar confirmada por su propia escuela.

La vigilancia de las autoridades chinas está bastante pendiente de la información que se transmite y otro ejemplo sería el ciudadano de Hong Kong que presuntamente fue detenido por la policía para desbloquear su móvil y enseñar su canal de Telegram. Una aplicación de mensajería que ha vuelto a estar en el foco de la polémica con su reciente ataque DDOS, un ataque el propio CEO de Telegram achaca a las autoridades chinas para apaciguar estas protestas.

Imagen | Mary Hui

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