El Parlamento Europeo ha votado en contra del Reglamento sobre el abuso sexual infantil (CSAR, por sus siglas en inglés). También supone haber votado en contra del 'Chat Control', nombre que se le había puesto a esta propuesta de ley porque de facto implicaba la eliminación del cifrado de extremo a extremo en la mensajería privada. Afortunadamente, hoy se ha parado una idea cuyas implicaciones para la privacidad de todos los usuarios eran desastrosas.
Se acabó el 'Chat Control'. La Comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha perdido la batalla. Ella ha sido la principal impulsora de esta ley contra el abuso sexual infantil, que planeaba la posibilidad de escanear la mensajería cifrada para perseguir estos delitos.
Desde la Comisión Europea implementaron el borrador de esta propuesta, pero desde el Parlamento Europeo han votado en contra de todo lo relacionado con el escaneo de mensajes.
Era una propuesta descabellada. Se ha impuesto la lógica, pues la propuesta inicial contemplaba el acceso a conversaciones privadas, algo meridianamente inconstitucional en España, pues el artículo 18 de la Constitución Española expone que "se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial".
La medida había generado un gran rechazo entre organizaciones de la sociedad civil por sus enormes implicaciones en privacidad.
Wojciech Wiewiórowski, Supervisor Europeo de Protección de Datos, ya advirtió sobre sus peligros: "las medidas que permiten a las autoridades públicas tener acceso al contenido de las comunicaciones, de forma generalizada, afectan la esencia del derecho a la vida privada. Incluso si la tecnología utilizada se limita al uso de indicadores, el impacto negativo de monitorizar las comunicaciones de texto y audio de las personas de manera generalizada es tan severo que no puede justificarse bajo la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Las medidas propuestas relacionadas con la detección de la solicitación de niños en los servicios de comunicación interpersonal son extremadamente preocupantes".
La excusa: nuestras conversaciones las revisaba una IA. La propuesta inicial es que en esa búsqueda del material de pornografía infantil, iba a ser un algoritmo el que revisara las conversaciones. Argumentaban que no estaba en riesgo la privacidad porque no eran humanos quienes buscaban en las conversaciones privadas, sino una IA.
Si bien, el mero hecho de poder implementar este algoritmo ya supone un agujero de seguridad en el cifrado de extremo a extremo. Simona Levi, activista y fundadora de Xnet, lo describe de manera muy clara: "es como si pusiésemos Pegasus en todos los dispositivos, un sistema de vigilancia masiva y automatizada".
No se acabará con el cifrado de extremo a extremo, pero la ley quiere seguir adelante. "Hemos hecho todo lo posible para elaborar un informe sobre un marco jurídico eficaz, jurídicamente sólido y viable. Existe un equilibrio positivo entre la protección de la infancia en el ámbito digital y el respeto de los derechos fundamentales", explica Javier Zarzalejos, eurodiputado popular y ponente ante Comité de Libertades Civiles.
La posición del Parlamento, que ha sido unánime respecto al cifrado, se resume en que no se pueden colocar puertas traseras en las aplicaciones de mensajería, pero sí hay que hacer algo para combatir el abuso sexual en Internet.
La pelota está ahora de nuevo en el tejado de la Comisión Europea, que deberá atenerse a lo aprobado por el Parlamento Europeo. Si la ley contra el abuso sexual sale adelante, deberá ser en base a lo aprobado hoy. Es decir, sin romper el cifrado de extremo a extremo.
Revés para las posiciones de España. Nuestro país, que cuenta con la presidencia del Consejo Europeo, ha manifestado el interés de llegar a un acuerdo para esta ley antes de finales de año. Sin embargo, las negociaciones y las medidas que finalmente se aplicarán no están ni mucho menos claras.
Según expuso un documento filtrado por Wired, Fernando Grande-Marlaska fue uno de los ministros de Interior que más apoyó el hecho de acabar con el cifrado de extremo a extremo: es "imperativo que tengamos acceso a los datos" y "es igualmente imperativo que tengamos la capacidad de analizarlos, sin importar cuán grande sea el volumen". Afortunadamente, estas ideas han sido rechazadas de pleno en el Parlamento Europeo.
En Xataka | Reino Unido quiere acabar con el cifrado. Y todas las aplicaciones de mensajería se han unido para impedirlo
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