El sistema público español gastó en sanidad más de 75.000 millones de euros en 2019, lo que supone un 6% del Producto Interior Bruto (PIB) de nuestro país, según datos del Ministerio de Sanidad. Unas cifras que, si nos vamos a Estados Unidos, se disparan hasta los 3,8 billones de dólares en el mismo año, lo que supone un 17,7% de su PIB, según datos de la Administración estadounidense, y eso sin contar el gasto privado. Mucho, mucho, mucho dinero al que las tecnológicas quieren hincar el diente.
Y es que el sector sanitario, como tantos otros, está acelerando su proceso de digitalización, y las grandes tech han empezado a tomar posiciones para hacerse con un trozo del suculento pastel. Microsoft ha sido la última en dar un paso en ese sentido con la compra, hace dos semanas, de la tecnológica Nuance Communications por 16.500 millones de euros, pero no es la única: Amazon, Google, Apple, IBM, Telefónica o MasMovil, entre otras, también han hecho incursiones en el negocio de la salud, ya sea mediante adquisiciones o la creación de servicios relacionados con la medicina.
“El sector sanitario será, sin lugar a dudas, uno de los campos de batalla de las grandes compañías tecnológicas, que ven en él una oportunidad enorme para entrar en uno de los pilares del estado del bienestar: la salud pública”, señala Mario de la Peña, socio de la división Digital de la consultora Deloitte.
La gran tecnológica que se ha mostrado más activa recientemente ha sido Microsoft. Con la adquisición de Nuance Communications, los de Redmond, Washington, se hicieron con un importante proveedor de software médico en el mercado anglófono. Y es que uno de los productos estrella de esta compañía es Dragon Medical, una herramienta de reconocimiento de voz especializada en terminología médica que transcribe el dictado de los facultativos automáticamente y crea de forma instantánea documentos clínicos. Sólo esa aplicación tiene unos 500.000 usuarios en todo el mundo.
Pero hay más. En octubre de 2020 Microsoft anunció el lanzamiento de un ecosistema en la nube especializado para el sector de la salud, Microsoft Cloud for Healthcare, con aplicaciones especializadas para instituciones de salud y farmacéuticas, tales como programas para acceder y gestionar el historial clínico del paciente, gestionar citas o hacer videoconsultas vía Teams.
Éxitos y fracasos sanitarios de Amazon
Otra de las compañías tecnológicas que más se ha interesado en el sector sanitario ha sido Amazon. En 2018 creo, junto con Berkshire Hathaway y JPMorgan, la empresa de salud Haven Health, con la que las tres compañías querían configurar un seguro privado común para sus empleados que les ayudase a reducir costes mediante la optimización conjunta de los gastos. Sin embargo, la apuesta no salió como esperaban y la empresa cesó sus operaciones el pasado mes de febrero, menos de tres años después de su fundación, según informó la cadena televisiva estadounidense CNBC.
Pero Bezos parece que no quiere darse por vencido en el sector sanitario, y de las ruinas de Haven Health ha emergido Amazon Care. Éste es un servicio de telemedicina que el gigante del comercio electrónico ya tenía disponible para sus empleados y que ahora ha empezado a ofrecer para los trabajadores de otras empresas como un seguro médico convencional.
Amazon Care es un servicio de atención médica virtual que funciona mediante una aplicación por la que el facultativo atiende las consultas del paciente por videollamada y, si lo considera necesario, acude o envía a algún compañero a su domicilio para determinadas intervenciones, como extracciones de sangre. El sanitario también puede enviar recetas a través de la app. Los de Jeff Bezos informaron de que este producto estará disponible en todo el territorio de los Estados Unidos para el próximo verano, pero no mencionaron posibles expansiones a otros países.
Y hay más. En 2018 Amazon compró la farmacia online PillPack por mil millones de dólares, un comercio electrónico de medicamentos con envíos a domicilio que sólo opera en Estados Unidos y le sirvió al ecommerce global para desarrollar su propio negocio de venta de fármacos, Amazon Pharmacy, lanzado en noviembre de 2020, que es mucho más que una simple tienda de medicinas.
En Amazon Pharmacy el usuario puede gestionar sus seguros de sanidad privados, sus recetas y pedir envíos regulares si necesita reponer el mismo fármaco cada cierto tiempo. Además, al estar integrado en la estructura general del comercio electrónico, los usuarios subscritos a Amazon Prime se pueden beneficiar de envíos gratuitos y más rápidos.
Google y el lío de los datos médicos
Google, por su parte, también lleva apostando algún tiempo por el sector sanitario en un territorio que conoce bien, el de los datos. Los californianos han llegado a varios acuerdos con grandes empresas de Estados Unidos para almacenar y clasificar información médica con el objetivo, al menos oficial, de ayudar a los facultativos a ordenar mejor y encontrar más rápido el historial clínico y los informes de salud de sus pacientes.
Sin embargo, The Wall Street Journal, en un largo reportaje publicado en enero de 2020, señalaba que Google había levantado sospechas en algunas empresas privadas de salud de Estados Unidos con las que había estado negociando para almacenar sus datos digitalizados. Entre otras, el rotativo neoyorquino hablaba de Cerner, una compañía a la que los californianos ofrecieron hasta 250 millones de dólares mediante descuentos e incentivos para recopilar, analizar y agregar los datos de salud de millones de estadounidenses que manejaban.
Los directivos de Google implicados en las operaciones no fueron demasiado claros sobre el uso que la compañía haría de esos datos, por lo que finalmente los responsables de Cerner decidieron almacenar la información de sus clientes en la nube de Amazon.
No obstante, otras grandes instituciones estadounidenses sí han confiado en Google para almacenar y tratar sus datos, como Mayo Clinic. Los responsables del popular motor de búsqueda defienden que su única intención a la hora de procesar esos datos es que los algoritmos les ayuden a detectar enfermedades como el cáncer de pulmón o lesiones renales de forma precoz. Y, en ningún caso, para fines publicitarios.
Por lo demás, Google también tiene varias aplicaciones que rastrean el ejercicio físico, el sueño y los datos de bienestar, y en 2019 compró Fitbit, una compañía especializada en el desarrollo de wearables de salud.
Las aplicaciones móviles de salud son también la apuesta de Apple en el sector, una tecnológica que no ha protagonizado tantos movimientos como las ya mencionadas pero que lleva bastante tiempo ofreciendo apps para monitorizar la actividad física y los ritmos cardíacos a través de sus iPhones y sus Apple Watch.
El fracaso de IBM con Watson Health
IBM también hizo su particular, y cara, incursión en el sector sanitario con la creación, en 2015, de Watson Health, una unidad de negocio con varias líneas de trabajo con la que quería aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial para la investigación médica y el descubrimiento de nuevos fármacos.
Y durante algún tiempo las cosas fueron bien, o al menos así lo afirmó IBM. Por ejemplo, ayudó a los investigadores del Instituto Neurológico Barrow a clasificar 1500 genes del genoma humano y a predecir a continuación 10 genes vinculados a la aparición de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Las pruebas posteriores demostraron que 8 de ellos estaban efectivamente relacionados, y que la mitad nunca habían sido asociados con esa dolencia.
Sin embargo, en 2019 anunció el cierre de uno de los principales productos de la división, Watson for Drug Discovery, y desde entonces los rumores de cierre o venta del negocio se han sucedido. En febrero de 2021, sin ir más lejos, el portal estadounidense Bloomberg informaba de que IBM estaba considerando deshacerse de ella.
Telefónica y MasMovil quieren su trozo del pastel
No sólo los gigantes tecnológicos norteamericanos están abriéndose paso en el sector de la salud. En España, las telcos Telefónica y MasMovil han creado recientemente servicios de telemedicina en colaboración con instituciones sanitarias privadas.
Telefónica lanzó a finales de 2020 Movistar Salud junto con Teladoc, una empresa norteamericana especializada en telesalud. La multinacional española ofrece consulta y asistencia sanitaria básica mediante llamadas y videollamadas en nutrición, pediatría, traumatología y psicología, y asegura que en estos meses ha conseguido 30.000 clientes.
MásMovil, por su parte, lanzó en marzo de 2021 DoctorGo en colaboración con el grupo Quirónsalud. El servicio es muy parecido al de Movistar Salud, aunque con algunos añadidos como telefarmacia y preferencia en las visitas físicas a algunos centros sanitarios.
Y no serán las únicas, ya que analistas y consultores del sector apuntan que hay muchas empresas y startups tecnológicas que están desarrollando o investigando herramientas, servicios y productos sanitarios. “Hay numerosas iniciativas, tanto públicas como privadas, que apuestan por la digitalización del sistema, los cuidados en casa, la telemonitorización, el diagnóstico precoz y, sobre todo, la prevención. Es previsible que la demanda y las necesidades no satisfechas sean abordadas con perspectiva innovadora por nuevos operadores”, señala Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de la consultora KPMG en España.
Una opinión que comparte Mario de la Peña, de Deloitte, quien subraya que la participación de las tecnológicas será clave para el avance del sector sanitario: “La sostenibilidad del sistema de salud en las economías maduras requiere avanzar en ámbitos como la prevención, la eficacia y la eficiencia. En todos estos aspectos, la captación, el almacenamiento, el procesamiento y la comunicación del dato son críticos, y todavía lo serán mucho más en el futuro”.
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