En marzo de 2020 todo eran risas, cafés y hasta cervezas en las videollamadas. Quizás fuese el shock. O la novedad. O que no las habíamos hecho casi a diario hasta entonces. Pero con el paso de las semanas el uso continuado de plataformas como Zoom o Google Meet nos fue cansando, y tras un año de distancia social y teletrabajo hay hasta un síndrome asociado al agotamiento que nos provocan, la ‘fatiga de Zoom’.
Las principales plataformas de videollamadas son conscientes de los problemas que provoca el uso continuado de los chats de vídeo, y llevan meses lanzando novedades con las que quieren volverlos más agradables y, sobre todo, más parecidos a entornos físicos. La primera que sacó una función para aliviar esa fatiga fue Microsoft, que en julio de 2020 presentó una característica para Teams denominada Together mood, por la que el administrador podía colocar los bustos de los asistentes, recortados mediante inteligencia artificial, repartidos en una sala virtual para la que podía elegir distintos fondos, como una cafetería o un aula.
Con esta novedad, los de Redmond, Washington, querían abordar uno de los problemas que diversos estudios asocian a los chats de vídeo: que el cerebro se cansa más porque el tamaño de las caras en las cuadrículas no es natural. Según Microsoft, con un reparto así, aún virtual, el cerebro percibe la distribución como algo más normal y se fatiga menos.
Cierto o no, la verdad es que Zoom ha apostado por una característica idéntica que anunció en octubre de 2020, tres meses después de la de Microsoft, y lanzó a principios de esta semana, Inmersive View. Con ella, el administrador puede mover manualmente a los asistentes sobre distintos fondos, como un auditorio o un aula, hasta un máximo de 25 participantes.
No queremos vernos todo el tiempo
Google, por su parte, también lanzó novedades para Meet la semana pasada orientadas a otro de los problemas que varios estudios identifican con la fatiga de las videollamadas: vernos a nosotros mismos todo el tiempo.
La nueva herramienta de los californianos permite a los usuarios cambiar el tamaño de la cuadrícula propia a placer, clicando el borde la ventana y redimensionándola mediante arrastre, y anclar y ordenar las pestañas de los demás. Asimismo, también ofrece la posibilidad de quitar completamente la ventana propia colocando el cursor sobre ella y pulsando en ‘quitar del mosaico’.
Webex también permite desactivar la vista propia, pero las demás plataformas de videollamadas no, sólo minimizarla, y no al gusto del usuario, como permite Google Meet, sino al tamaño predeterminado que hayan establecido.
Emojis para la comunicación no verbal
Otro de los aspectos que cansan a los asistentes a las videollamadas es la dificultad para captar el lenguaje no verbal de los demás, motivo por el que se fuerza la percepción y el cerebro se fatiga antes. Para solucionar este problema, Microsoft introdujo en julio de 2020 la posibilidad de compartir emoticonos directamente en la ventana del usuario, pero esto añadía otro elemento de estrés: estar atento y buscar el emoji adecuado para la reacción suscitada.
Algunos meses después de aquello, Webex lanzó una nueva fórmula para aprovechar los emoticonos en las videollamadas sin añadir estrés extra: una herramienta que reconocía algunos gestos de los usuarios mediante inteligencia artificial y los transformaba, automáticamente, en emojis que aparecían en sus pantallas sin que tuviesen que hacer nada.
Otro elemento que plataformas como Microsoft Teams o Zoom han introducido para asemejar las reuniones virtuales a las físicas es el de la posibilidad de disponer de una pizarra blanca digital para compartir bocetos e ideas, en la que todos los participantes pueden intervenir y anotar lo que quieran. Zoom, de hecho, lanzó una actualización recientemente para que algunas anotaciones desapareciesen transcurrido un tiempo, para que los asistentes no tuviesen que estar borrando directrices temporales constantemente.
Oficinas virtuales como videojuegos
Más allá de las grandes compañías de videollamadas mencionadas con anterioridad, el sector de los chats de vídeo está experimentando un gran dinamismo a consecuencia de la pandemia, motivo por el que también están emergiendo startups con ideas innovadoras que es posible que adopten de manera generalizada las plataformas más populares.
En este sentido, las propuestas más llamativas son las de la startups SpatialChat y Teamflow, que crean espacios de oficinas o convenciones en los que los usuarios se pueden mover libremente como si se tratase de un videojuego y se muestran a los demás como burbujas flotantes. Estos círculos pueden tener una videollamada permanente que se va mostrando al resto de usuario, o que se active sólo cuando dos usuarios se acerquen y estén de acuerdo en iniciar un chat de vídeo.
Los creadores de estas plataformas aseguran que, al reproducir de forma virtual las oficinas físicas, el cerebro vuelve a trabajar con dinámicas parecidas a las que estaba acostumbrado, organiza mejor sus tareas y aumenta su rendimiento. Además, señalan que también permiten que los trabajadores socialicen y colaboren de una forma más amena, lo que tiene un impacto positivo después de meses de chats y videollamadas convencionales.
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