Apple está valorando, según Bloomberg, lanzar un modelo de Vision Pro más barato gracias a delegar la potencia en el iPhone, como hacía el primer Watch
Apple está considerando el desarrollo de unas gafas de realidad aumentada, variantes de las Vision Pro actuales, que pasarían a delegar la mayor parte de la potencia al iPhone, según Bloomberg. Este sería un gran movimiento para democratizar la realidad aumentada de Apple, ahora limitada por los 4.000 euros que cuestan las Vision Pro.
Por qué es importante. Esta estrategia replicaría el lanzamiento del Apple Watch hace casi diez años, que sirvió como catapulta para las ventas de los modelos posteriores. Al delegar la potencia en el iPhone, permitió un lanzamiento inicial que fue ganando tracción al mantener el precio contenido. Ese precio accesible es clave para una adopción masiva.
La panorámica. Ming-Chi Kuo, uno de los grandes analistas de la cadena de suministro de Apple, ha dicho que la empresa ha retrasado hasta "más allá de 2027" el desarrollo de unas Vision Pro más económicas.
Sin embargo, esa alternativa de las gafas conectadas al iPhone (¿Vision Air?) podría llegar bastante antes y serviría para comprar tiempo.
En detalle:
- Las gafas servirían como accesorio para ver películas y contenido multimedia.
- Serían similares a las de Xreal, pero integradas en el iPhone.
- Al delegar el procesamiento en el iPhone, su coste y peso se reducirían notablemente.
- Este enfoque reforzaría al iPhone como centro del ecosistema de la marca.
Entre bambalinas. Hasta Tim Cook lo ha dejado claro: las Vision Pro actuales, a 3.500 dólares más impuestos, no son un producto para el mercado masivo, sino "para los early adopters que quieren hoy la tecnología del mañana".
Unas gafas emparejadas con el iPhone, y no autónomas como las actuales, pueden ser una respuesta a esta limitación.
La situación actual. Apple tiene planes, según Kuo, para actualizar las Vision Pro en 2025, incorporándoles el chip M5. Mantendrían un precio premium. Las conectadas al iPhone serían una suerte de Apple Watch SE frente al Ultra, suponiendo una alternativa más accesible.
Esta estrategia tiene precedentes claros en la historia de Apple. El primer Apple Watch, de hecho, dependía casi por completo del iPhone para procesar cualquier acción y ejecutar las aplicaciones. La experiencia era muy mejorable, pero permitió reducir costes y complejidad facilitando esa adopción masiva. Con el paso de las generaciones, el Watch empezó a ser más independiente.
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