Cuatro años lleva en desarrollo Morpheus, un proyecto que no es precisamente nuevo en Sony ya que desde 1997 buscan desarrollar un dispositivo de realidad virtual para el gran público. Están cerca de conseguirlo y aunque en la compañía japonesa nadie se moja a dar una fecha, todo apunta a que coincidirá el año que viene con Oculus. Este año han estado presentes en el E3 y aunque han quedado eclipsados frente a los bombazos de la rueda de prensa, no hay que olvidarse de ella. Claro que no, y menos tras haber tenido oportunidad de probarlo.
En Los Ángeles ha ido de tapado, a pesar de que su presentación sirvió para conocer unos cuantos juegos en desarrollo y algunos demos técnicas que ayudaban a entender de lo que podríamos disfrutar en un futuro. Para nosotros, además, ha sido el momento de probarlas y comprobar si realmente el hype que estamos viviendo alrededor de la realidad virtual en los últimos meses es realidad. Os contamos nuestra experiencia.
Probamos Project Morpheus
Sony va en serio con la realidad virtual
Cuando Sony presentó el diseño final de Oculus reconozco que no me gustó. La idea futurista de hacer algo diferente y que no fuera una caja negra era acertada pero había algo que no me convencía: el tamaño. A los ojos se hacía voluminoso, pesado... No veía claro llevar semejante aparato sobre la cabeza sin pensar en lo incómodo que podría ser para el cuello. Nos ponemos delante de él. Es grande, sí, pero bastante más ligero de lo que parece.
De todos los cascos de realidad virtual que he probado, Project Morpheus es uno de los más cómodos. La correa se ajusta muy bien a cualquier tamaño de cabeza y se puede usar con gafas sin mayor problema. De hecho, incluso podemos optar por quitárnoslas y usar un botón que nos permite ajustar la distancia entre los ojos y la pantalla. Buenas sensaciones. Antes de que comience la demo, tenemos una pantalla previa para ir familiarizándonos con el entorno.
El campo de visión que tenemos con las gafas está en la media que otras pantallas, bastante espacio horizontal y una buena elección en el panel de Morpheus. La pantalla no cansa la vista y todo se ve muy nítido. Los píxeles no se notan pero se aprecia que todavía Sony tiene que ajustar un poco la pantalla, algunos parpadeos esporádicos son algo molestos. Nada grave pero tras jugar un rato acaban cansando a la vista.
Comenzamos con la primera demostración: London Heist. Un juego donde tenemos que robar un diamante y posteriormente salir en un coche mientras escapamos. Nada del otro mundo, estaréis pensando. Sin embargo, hacía mucho que no jugaba a algo tan divertido e inmersivo. Nos sentamos en una silla, cogemos un par de mandos Move y tras la charla de un personaje virtual que amenaza con torturnarnos hay algo que de repente cambia. No estamos ante una demo más para meternos en la piel de un personaje, sin hacer nada más.
El matón que tenemos delante nos ofrece un teléfono, nos tiende la mano. Extendemos el brazo, pulsamos el gatillo y recogemos el teléfono. Si lo acercamos a la oreja, suena mejor. Si optamos por alejarlo, escucharemos peor. Este es el nivel de realidad virtual que quería experimentar, interactuar. Fundido a negro.
Pasamos a otra escena, estamos delante de un escritorio de estilo clásico. Alguien nos pide que busquemos una llave entre los cajones. De nuevo, usamos los Move como si fueran nuestras manos virtuales. Usamos los tiradores para buscar, encontramos cartuchos de pistola pero alguien quiere evitar que demos con lo que sea que estamos intentando robar. Cogemos la pistola con la mano y con la otra un cargador. Lo colocamos, hacemos el gesto y empezamos a darnos tiros. Un nuevo subidón.
En ese momento el juego logra que nos metamos de lleno en la acción. Nos agachamos para evitar los disparos de los sicarios que buscan acabar con nuestra vida. Nos levantamos para pegar unos cuantos tiros. Nada de pulsar un botón para cubriros y el gatillo para disparar. Estamos ahí de lleno en la experiencia y por un momento nos olvidamos que estamos agachados en la moqueta de la sala. No es, ni de lejos, el mejor juego de acción ni el más preciso pero sí uno de los más divertidos que he probado. Acabo con todos ellos, repitiendo el gesto del cargador, fin de la demo.
El contenido ya casi está, falta afinar algo más
Pasamos a la segunda parte. Ya con el botín, escapamos en coche. Nos toca disparar mientras nuestro compañero conduce. De nuevo, la interacción con los objetos vuelve a ser clave. Sigue el tiroteo y mientras, nos distraemos abriendo y cerrando las rejillas del aire acondicionado o ver si somos capaces de golpear a un motorista cercano con una lata de cerveza vacía. Como juego todavía es algo limitado (es una experiencia algo blanda) pero el resto es excepcional.
Probado London Heist saltamos a un par de demos más, EVE: Valkyrie que se ha dejado ver también en las demos de Oculus y The Kitchen, una especie de experiencia que nos intenta poner en el papel de alguien a punto de morir. Divertidas, pero la mejor sensación que nos deja esta toma de contacto es que por fin la tecnología está lista para ofrecer algo que estábamos esperando.
Hay quienes han criticado de Morpheus la cantidad de accesorios que hace falta para jugar (el propio casco, la cámara y dos PlayStation Move). ¿Es mucho? Depende como se mire. Si lo comparamos con Oculus la cantidad es razonable: ellos también usan casco, un sensor de reconocimiento de movimiento y un mando que puede ser una pieza si es el de Xbox One o dos si cogemos su control Touch.
Solo queda esperar que el contenido de la versión final esté algo más maduro y sirva para acompañar a un hardware que funciona muy bien y es capaz de meternos de lleno en la experiencia virtual sin medias tintas o fallos que rompan la experiencia. La espera está mereciendo la pena pero, de nuevo, los juegos van a dictar su futuro.
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