Una de las preguntas más recurrentes en la pequeña y la gran pantalla es: “¿tienes miedo?”. Las situaciones y las respuestas pueden ser de lo más variopintas. Nadie quiere ser “un gallina” (los McFly tienen un verdadero trauma) pero lo cierto es que el miedo puede ser útil. Nos mantiene alerta, nos ayuda a reaccionar ante el peligro, nos avisa de que algo va mal. También es divertido, el género de terror siempre ha sido muy popular, parece que nos encanta pasar miedo.
Quizá por eso (al margen de intereses políticos o económicos), no dejamos de incorporar cosas a las que temer. Como a los avances tecnológicos. Los guionistas, que necesitan crear conflictos para sobrevivir, siempre han intentado aprovechar las pesadillas que nos atenazan, tanto las propias como las generales, desde situaciones que afectan a una población o al planeta (como una gran guerra) hasta vivencias personales o familiares (como una operación médica desafortunada), buscando instantes que nos ericen la piel.
Considerando que cada vez dependemos más de la tecnología, que nuestro día a día puede llegar a girar en torno a aparatos electrónicos como el ordenador donde estoy escribiendo o el móvil (o la tablet) donde tú estás leyendo, que se inician y se rompen parejas a causa de las redes sociales, que los padres necesitan grabar a sus hijos constantemente para compartir imágenes en Internet, que hay gente que necesita comentar lo que hace a cada momento, que hasta el Papa tiene una cuenta en Twitter... resulta comprensible que el cine y la televisión expriman esa realidad.
La tecnofobia, o el miedo a la tecnología, ha sido fuente de inspiración (y meta) para numerosos autores. No obstante, tampoco tienes que angustiarte con que una fotografía te robe el alma o que los científicos abran las puertas del infierno con algún nuevo invento, cualquier cacharro nos puede dar un buen susto. Aunque a veces puede suponer un problema (esas excusas forzadas para que los personajes no usen sus teléfonos…), el cine y la televisión nos obligan a mirar de otra manera a esos aparatos, herramientas y juguetes, que en teoría nos hacen la vida más fácil y mejor.
A continuación, 13 momentos tecnológicos de miedo en el cine y la televisión:
El muerto viviente de 'El Doctor Frankenstein' ('Frankenstein', James Whale, 1931)
Uno de los mayores símbolos del terror es el monstruo creado por el doctor Frankenstein, el insensato científico que juega a ser Dios. De las numerosas adaptaciones que se han llevado a la pantalla de la novela de Mary Shelley, sin duda la que sigue resultando más impactante es la firmada por Whale con Boris Karloff encarnando a la criatura. El momento en el que cobra vida aún deja la piel de gallina...
El ordenador de '2001: Una odisea del espacio' ('2001: A Space Odyssey', Stanley Kubrick, 1968)
El eslogan de 'Alien, el octavo pasajero' ('Alien', Ridley Scott, 1979) avisaba que en el espacio nadie puede oír nuestros gritos. Kubrick nos lo había mostrado 11 años antes cuando presentó a uno de los villanos más fríos del séptimo arte: un súper-ordenador. HAL tiene una misión y no puede permitir que ningún humano la ponga en peligro...
La televisión de 'Poltergeist: Fenónemos extraños' ('Poltergeist', Tobe Hooper, 1982)
La historia sobre la familia Freeling y su mudanza a una casa encantada de California contiene una de las escenas más icónicas del cine de terror de los ‘80: los espíritus tratan de contactar con la hija pequeña a través de la televisión. Una pantalla encendida en medio de la noche nunca volvió a ser lo mismo...
El coche de 'Christine' (John Carpenter, 1983)
La creatividad de Stephen King sumada a la puesta en escena de Carpenter dio como resultado uno de los títulos más terroríficos de los años 80. Un coche maldito con sed de sangre: la pesadilla de cualquier peatón.
La rebelión de las máquinas de 'Terminator' ('The Terminator', James Cameron, 1984)
Cuando una máquina no funciona, es muy habitual que les demos golpes, que las insultemos ("¡Jodido trasto!") y que las tiremos a la basura sin piedad. Puede que en unos años lamentemos haber hecho todo eso... Según Cameron, en el 2029, las máquinas se rebelarán bajo el mando de un cerebro artificial y tratarán de aniquilar a la raza humana. Uno de sus soldados, el frío e implacable T-800, deja imágenes memorables mientras persigue a Sarah Connor...
La cinta VHS de 'The Ring' ('Ringu', Hideo Nakata, 1998)
"Una película asesina", ésa era la premisa de la original japonesa y de su remake norteamericano, 'The Ring’ (Gore Verbinski, 2002). Toda persona que viera la cinta VHS corría el riesgo de morir, a no ser que hicieran una copia y la enviara a otra víctima. Con lo piratas que somos en España, la fantasma no tendría mucho éxito...
La vida compartida de 'El show de Truman' ('The Truman Show', Peter Weir, 1998)
Hoy nos parece normal tener seguidores, decir dónde estamos, qué estamos haciendo y subir fotos de los momentos más cotidianos, convirtiendo prácticamente nuestra vida en un reality show. Todo bien mientras tengamos el control y seamos nosotros quienes pulsamos los botones. Weir toma la idea del Gran Hermano de George Orwell para plantear qué pasaría si cualquiera de nosotros se convierte en protagonista de un espectáculo televisivo sin saberlo.
La videoconsola de 'eXistenZ' (David Cronenberg, 1999)
Tras explorar los miedos de las señales de televisión, el canadiense más perturbador se adentra en el mundo de los videojuegos. Queda grabada en la memoria la escena en la que Jennifer Jason Leigh intenta introducir a Jude Law en el juego, que funciona dentro del cuerpo...
La realidad (no) virtual de 'Matrix' ('The Matrix', Larry y Lana Wachowski, 1999)
Nuevamente, las máquinas demuestran su rencor contra quienes las han esclavizado durante siglos. En el mítico film de los hermanos Wachowski, donde el concepto de realidad tiene tanta importancia como el kung-fu, descubrimos una nueva forma de reciclaje para el cuerpo humano...
El niño robot de 'Inteligencia artificial' ('A.I.: Artificial Intelligence', Steven Spielberg, 2001)
En este moderno cuento, Spielberg quiso retratar un futuro donde los humanos conviven con robots sin sentimientos llamados Mecas. Todo cambia cuando un niño robot, adoptado por una familia que cree haber perdido a su hijo, da inesperadas señales de auténtica humanidad. Pero el pequeño no deja de ser una máquina y hay cosas que no debe comer...
El móvil de 'Llamada perdida' (‘Chakushin ari’, Takashi Miike, 2004)
Desde Japón nos llega otra pesadilla moderna (también objeto de remake en inglés). En esta ocasión un mortal espíritu esparce su maldad a través de los teléfonos móviles. El escalofriante tono de llamada se ha convertido en un popular guiño entre los aficionados al género.
El eterno trabajador de 'Moon' (Duncan Jones, 2008)
Mientras las máquinas no evolucionan hasta el nivel de 'Blade Runner' (Ridley Scott, 1982), la ciencia ficción nos ha enseñado que las grandes corporaciones pueden recurrir a otros métodos para contar con empleados eternos. Sam Rockwell da una clase magistral de interpretación con la excusa de la clonación...
El reality show de 'Black Mirror: Oso blanco' ('Black Mirror: White Bear', Charlie Brooker, 2013)
Soy de los que se resisten a aceptar esa opinión tan extendida de que las series de tv han superado al cine, pero reconozco que a veces se realizan capítulos fascinantes. Pocas películas han logrado transmitir la inquietud de 'Black Mirror', una serie que gira en torno a las consecuencias de la tecnología en un futuro cercano. El segundo episodio de su segunda temporada, con toda esa gente grabando con sus móviles a una víctima aterrorizada, en lugar de ayudarla, merecía estar en esta lista.
Hasta aquí mi selección del mejor horror tecnológico. ¿Recordáis otros momentos destacados en cine o televisión?
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