Affective Intelligent Driving Agent, AIDA para los amigos, es la última idea que nos llega desde las mentes de la gente del MIT. Su propósito es que sirva de enlace entre el conductor, el coche y lo que hay afuera. Para ello cuenta con sensores en el exterior del coche y en su propio cuerpo.
AIDA va montada en el salpicadero del automóvil, y se encarga de evaluar el estado del tráfico y la situación de los otros coches y a partir de esos datos, hacernos recomendaciones. La diferencia con un navegador GPS u ordenador de a bordo es que AIDA incorpora aspectos sociales, pudiendo parpadear, sonreír o mostrar en su rostro señales de alerta.
AIDA se encarga pues de hacer más amigable la recepción de información durante la conducción, lo cual será muy habitual dentro de no mucho y los fabricantes andan detrás de la mejor forma de comunicarse con el conductor. ¿Con quién discutiremos ahora?
Vía | Fayerwayer. Más información | MIT.