Hay quienes lo ven como la filosofía tecnooptimista que acelerará un progreso marcado por la IA
Hay quienes lo ven como las viejas ambiciones empresariales con un barniz filosófico
Hay quien simplemente lo utiliza como un símbolo de pertenencia tribal moderno
Una nueva corriente de pensamiento está emergiendo. Viene de Silicon Valley y si se va a volver viral es, además de por el timing —llega en la era de ChatGPT y Midjourney—, porque ha hecho bien los deberes en cuanto al marketing: combina un nombre propio de una corriente filosófica, aceleracionismo efectivo, y una abreviatura de tan solo cinco caracteres, 'e/acc'.
Suficientemente singular para que sea memorable, suficientemente distintiva como para querer añadirla a la biografía de la red social de turno a modo de insignia, como otro símbolo tribal.
Porque está ocurriendo. Una búsqueda rápida en X de 'e/acc' muestra toda la gente que lo ha añadido a su biografía o incluso a su nombre.
En Substack ocurre algo similar. Tras este cuño hay una visión optimista del futuro de la tecnología en general y de la IA en particular, que es entendida como la llave maestra hacia una era de abundancia.
Surge como respuesta filosófica al pesimismo tecnológico y ve el progreso innovador como algo que adoptar con rapidez, pero haciéndolo de una forma que beneficie equitativamente a toda la sociedad. Es decir, invita a considerar las tecnologías como algo que no solo se usen para el beneficio económico, sino también para el progreso social y ambiental.
Conceptos post-crisis
El concepto tiene dos momentos clave para su nacimiento y desarrollo, según explica Molly White en su newsletter Citation Needed:
- El primero, la crisis del Silicon Valley Bank, cuando empezó a escucharse el término "altruismo efectivo".
- El segundo, la crisis de OpenAI y el despido y regreso de Sam Altman a finales de 2023, cuando pasó a escucharse el término "aceleracionismo efectivo" (en realidad surgió en 2022 y para principios de 2023 hasta Know Your Meme lo tenía listado).
A nivel superficial, ambos términos suenan razonables, incluso parece osado querer desmarcarse de ellos. Pero vamos con el que nos ocupa, el segundo.
La crisis de OpenAI tuvo entre sus ingredientes la idea de que Altman había llevado demasiado lejos los avances de la empresa, llegando a crear un avance que ponía en peligro a la humanidad. Frente a la acusación, las respuestas de quienes decían que incluso en el caso de que aquello fuera cierto, siempre sería adecuado continuar progresando con ello y pensar en matices y límites más adelante. Un botón de aceleracionismo efectivo.
Uno de sus defensores más destacados es Marc Andreessen, líder del capital riesgo en Silicon Valley y cofundador de Mosaic y Netscape en los noventa. En octubre de 2023 publicó un artículo titulado 'El manifiesto tecnooptimista' que básicamente iba de esto. Son un conjunto de aforismos y pensamientos de unas pocas líneas, a veces de una sola línea, que fue estupendamente diseccionado por Jordi Pérez Colomé en la newsletter 'La tecnología que cambia vidas', de El País.
Garry Tan, CEO de Y Combinator, es otro de sus seguidores destacados, aunque ninguno es tan carismático en ese sentido como Beff Jezos (no es un error al teclear), el pseudónimo bajo el que se oculta Guillaume Verdon, ex-Google y fundador de Extropic, una startup de IA.
Jezos, o Verdon, es una de las personas detrás de la web 'effectiveacceleration.tech', que sirve para divulgar esta filosofía diciendo entre otras cosas que el "progreso tecnocapitalista" es "inevitable", y que sus defensores son "constructores que hacen que el futuro ocurra".
Hablan de fe en el proceso de adaptación y de su voluntad de acelerarlo todo lo posible para alcanzar la singularidad tecnocapitalista. En su forma de entender el mundo, la tecnología será quien nos salva, no nosotros mismos.
La idea central no deja de ser la misma: entender a la IA como una panacea capaz de ofrecer soluciones para cualquier asunto, desde problemas sociales hasta enfermedades. Pero ese optimismo y la voluntad de hacerlo "efectivo" no le libra de las críticas.
Empezando por las de que quienes consideran que esto no es más que la continuación de las viejas ambiciones de la industria tecnológica, solo que con un barniz filosófico. Continuando por quienes lo ven como un reduccionismo excesivo de problemas mucho más complejos. O como una subestimación de los posibles riesgos y consecuencias de un avance tecnológico desenfrenado.
También hay quien piensa que simplemente es una euforia utópica.
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