El área a monitorizar es cualquiera de especial peligro para los bañistas y cuenta con un sistema de 100 cámaras ópticas y térmicas
El funcionamiento del dron es prácticamente autónomo, aunque hace falta un empujón humano inicial
El boom de la inteligencia artificial ha ocasionado que diferentes empresas la utilicen en prácticamente todos los ámbitos. En el océano también está demostrando ser una herramienta de lo más útil como cerebro de los barcos autónomos o para detectar hasta un 75% de los barcos de pesca industrial que no están registrados.
Ahora, China ha desarrollado unas lanchas autónomas que utilizan inteligencia artificial para sustituir a los socorristas y realizar asistencia marítima. ¿Su nombre? Sistema de prevención y rescate frente a ahogamientos de alta tecnología.
Socorristas 2.0. Han sido los investigadores del Instituto Hefei de Ciencias Físicas de la Academia China de Ciencias quienes han desarrollado este USV —vehículo de superficie no tripulado— destinado a sustituir, o al menos a complementar, a los socorristas. El equipo responsable afirma que los socorristas humanos tienen que luchar contra el agua, cubrir una zona muy grande y tienen un tiempo de respuesta que depende de otros factores, como puede ser una visibilidad limitada.
El USV. Por el contrario, este vehículo marino no tripulado está impulsado por un motor que utiliza inteligencia artificial y análisis de macrodatos para proporcionar una monitorización continua. Cuenta con un sistema de alertas tempranas y capacidad de rescate autónomo, por lo que se recorta el tiempo de respuesta frente a un humano y, según sus creadores, es "una solución prometedora para la seguridad marina de grandes sitios públicos".
Como podemos ver en la imagen que dejamos más arriba, el vehículo no es demasiado grande, pero cuenta con una serie de asideros a los que la persona rescatada puede agarrarse en el momento del rescate.
Hasta arriba de sensores. El sistema de inteligencia artificial sirve para analizar todos los datos que el vehículo recibe a través de fuentes externas y de sus sensores, cruzando toda la información para poder realizar la labor del rescate. Está complementado por un sistema de más de 100 cámaras tanto ópticas como térmicas que garantizan una vigilancia en alta definición 24/7 en zonas que han designado como "clave", siendo las más susceptibles a los accidentes.
El cerebro puede usar el reconocimiento de imágenes para detectar hasta los movimientos más sutiles en el agua, evaluándolo en tiempo real, alertando a los operadores cuando un bañista entre en una zona restringida o cuando alguien muestre un signo de angustia. Se triangula la posición y se envía la misma al dron.
Casi sin humanos. Los investigadores chinos comentan que los USV son guiados de forma remota al principio, para lo que hace falta la mano humana, pero que cuando están en la zona, cambian al modo de autonomía total. Es entonces cuando terminan de acercarse al objetivo, realizando un rescate rápido "con una intervención humana mínima", afirman en el comunicado.
Según ellos, este sistema mejora la fiabilidad y la velocidad de los rescates. Parece que la gran limitación es la necesidad de monitorizar con esas cámaras las zonas peligrosas aparte de la propia lancha autónoma, lo que eleva el coste de la operación, pero también puede ser una herramienta para añadir tranquilidad, precisamente, a los bañistas que se adentren en esas aguas.
Imagen | HEFEI
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