La posibilidad de controlar un robot humanoide sólo con la mente es algo que abre una descomunal caja de sueños, posibilidades tecnológicas y aspiraciones geek. Científicos de la Universidad Israelí de Bar-Ilán y del Instituto Tecnológico Béziers, en Francia, acaban de dar un paso enorme para que ese futuro sea posible.
Ambos equipos han logrado crear el primer sistema efectivo para traducir los impulsos nerviosos de un cerebro humano en instrucciones asumibles por un autómata. El experimento ha sido protagonizado por un estudiante llamado Tirosh Saphira, al que ya podríamos considerar el primer ‘robonauta’ de la historia de la humanidad.
Shapira fue introducido en una cámara de resonancia magnética como las que se usan para dianóstico en los hospitales. Mediante una técnica llamada FMRI (Functional Magnetic Resonance Imaging), los movimientos imaginados por este ‘piloto’ eran procesados mediante un algoritmo y enviados a miles de kilómetros, a Francia, donde un pequeño robot humanoide los interpretaba.
Mediante esta infraestructura, Shapira fue capaz de girar el torso del robot a ambos lados simplemente imaginando que movía sus manos. También logró caminar e incluso de seguir a una persona. No es la primera vez que se implementan sistemas para controlar prótesis sencillas con la mente, pero es la primera en la que se ejecutan movimientos complejos y a miles de kilómetros de distancia.
La FMRI mide las variaciones en la presión sanguínea que rodea al cerebro cuando este ejecuta determinados pensamientos simples. Con un cierto entrenamiento, se puede programar un ordenador para que reconozca esas variaciones y las asocie a movimientos concretos. De momento es la primera vez que se logra controlar un robot con la mente y las maniobras han sido muy rudimentarias, pero los científicos confían en afinar pronto el sistema para que la persona que controle el androide sea capaz de ejecutar todo tipo de movimientos precisos y a distinta velocidad, como maniobrar con dedos y manos.
Al parecer, una de las claves del experimento ha sido dotar al robot de una pequeña webcam en perspectiva subjetva que mejoraba la sensación de inmersión del ‘piloto’ en la máquina. La investigación puede ser de gran ayuda para mejorar la calidad de vida de personas con problemas graves de movilidad o para controlar robots en zonas peligrosas para el ser humano. También abre numerosas preguntas sobre como reacionará una persona que pase demasiado tiempo ‘siendo robot’. Nos espera un futuro apasionante.
Vía | Wired