El uso de los "vehículos aéreos no tripulados", o drones, en operaciones militares no es algo nuevo. De hecho, existen indicios de que en 1849, los Austrias lanzaron 200 globos equipados con bombas y largos cables que permitían su control a distancia. En los últimos años, en cambio, su uso moderno se ha popularizado entre los principales ejércitos del mundo.
Sin embargo, el hecho de que los drones tengan ya versiones ligeras de tipo comercial, que cualquiera puede comprar en muchas tiendas, hacen que algunos de estos aparatitos, inofensivos en principio, puedan convertirse en armas peligrosas que, además, son muy difíciles de controlar. A fin de cuentas, ¿cómo proteges un edificio como la Casa Blanca de este tipo de dispositivos? ¿Colocando una gran red?
Sustos... ¿o paranoia?
El ejemplo de la Casa Blanca no es descabellado. Ya en 2015, un dron chocaba en uno de los jardines, generando una gran alarma. Se trataba de un DJI Phamtom que, como se descubrió después, era propiedad de un empleado del Gobierno. Éste, con unas cuantas copas de más y controlando el dispositivo desde un bloque de apartamentos cercano, perdía el control del mismo.
Puede parecer un incidente sin importancia, pero el hecho de que un pequeño dispositivo consiguiera colarse en uno de los lugares más protegidos del mundo, provocó que se abriera el debate: ¿cómo nos protegemos de los drones comerciales no tripulados? En aquella ocasión era inofensivo, pero ¿pueden ser utilizados como arma letal? En 2011 se llegó a acusar a un hombre de querer estrellar un avión de juguete teledirigido lleno de explosivos contra el Capitolio.
El de la Casa Blanca no es un caso aislado. En París estuvieron durante varios días persiguiendo un grupo de drones misteriosos que sobrevolaban por las noches algunos lugares de interés, como la Embajada de EEUU o la Torre Eiffel. Al final resultaron pertenecer a periodistas. Los que todavía no han sido identificados son los propietarios de varios drones que han detectado rondando varias plantas nucleares en varios países de Europa.
A mediados de 2014, uno de estos aparatitos dio un susto a un avión A320 de pasajeros. No fue detectado por el radar de la torre de control pero sí por los pilotos. Las autoridades clasificarían el accidente a posteriori con una "A", la nota más alta en cuanto a riesgo, que significa que hubo un "riesgo serio de colisión". El dron desapareció al poco de ser esquivado por el avión y a día de hoy se desconoce a quién pertenecía.
Si quisiéramos recopilar aquí más "sustos" de este tipo, posiblemente no terminaríamos nunca. Un dron que sobrevoló la meta del maratón de Manhattan, otro (perteneciente a un turista, como se sabría después) causó la alarma en el Castillo de Windsor al sobrevolar la residencia de la Reina, en Alemania un dron operado por el Partido Pirata se plantó frente a Angela Merkel en pleno discurso, en Japón un dron comercial dejó de ser inofensivo cuando un hombre decidió aterrizarlo con polvos radioactivos sobre la residencia del Primer Ministro... y luego están los múltiples casos de aeropuertos cerrando por precaución a causa de los drones.
Los drones comerciales como armas
Aunque en la mayoría de casos que acabamos de comentar estamos hablando de falsas alarmas protagonizadas por gente algo patosa o con demasiada curiosidad (y muy poco cuidado), esto no significa que no puedan ser utilizados con otros fines más peligrosos. De hecho, en octubre del año pasado la Policía de Nueva York aseguraba que su principal preocupación ahora mismo son los drones que llevan explosivos.
Si bien todavía no se ha registrado un ataque con este tipo de arma, sí que han investigado casos de gente que ha personalizado estos dispositivos, acoplándoles sus propias creaciones. También ha habido casos de bases militares atacadas por drones caseros modificados sin que se sepa bien quién había detrás de ellos.
¿Drones con armas acopladas? Existen ya. Sobre estas líneas tenéis un prototipo casero en vídeo que, según dice su creador, está equipado con una ametralladora capaz de disparar hasta 100 balas por minuto. En otra ocasión os hablamos en Xataka de otro tipo de drones equipados con pistolas que lanzan bolas de pintura o espray de pimienta para neutralizar manifestantes con bastante exactitud y precisión.
Pero ése no es el mayor peligro que presentan estos dispositivos según los expertos. Lateif Dickerson, director de la New Jersey Firearms Academy, explicaba lo siguiente en una entrevista: "Si yo pensara como un terrorista, si quisiera causar bajas masivas, utilizaría armas de destrucción masiva, no lo haría con balas", en referencia a cómo armaría él un dron para causar el mayor daño posible. Explosivos, productos químicos, productos radioactivos...
Los drones comerciales están preparados para cargar con pequeños pesos. Las autoridades de EEUU explicaban hace unas semanas en una reunión cómo un DJI Phantom 2, que cualquiera puede comprar, puede transportar casi 1,5 kg de explosivo. Además, explicaban cómo los rebeldes sirios estaban recurriendo a este equipamiento para "lanzar ataques". En esa misma reunión, el Departamento de Seguridad Nacional clausuraba un puesto que un vendedor de drones tenía a la salida de la misma y en el que se veía cómo fácilmente se pueden acoplar soportes que permitan cargar este tipo de sustancias peligrosas.
Protección contra drones
Los drones ofrecen acceso a lugares que, hasta ahora, teníamos vetados por nuestras propias limitaciones físicas. No puedes esquivar al Servicio Secreto y saltar el muro de la Casa Blanca, pero un dron sí puede hacerlo (y lo hizo). Controlarlos y neutralizarlos es extremadamente difícil: se ha demostrado que intentar derribarlos con armas tradicionales es más difícil de lo que parece. ¿Cuáles son las formas de protección que existen hoy en día?
Algunos fabricantes, como el propio DJI, han establecido zonas de no-vuelo sobre las que el dron se negará a pasar. Si el GPS integrado detecta que se aproxima una de ella, por mucho que el piloto se lo ordene, no seguirá hacia delante. La Casa Blanca fue añadida por DJI a su zona no-flydespués del famoso incidente. Existe otra iniciativa, de nombre NoFlyZone, en la que cualquiera puede sugerir sus propiedades para evitar ser sobrevoladas por estos dispositivos. Sin embargo, los fabricantes no están obligados a regirse por dicha lista.
¿Inhibidores de frecuencia? Es otra solución, aunque sólo funcionará con aquellos drones que estén siendo pilotados en ese mismo momento y no con los que tengan un determinado trayecto ya programado.
Cuando el Maratón de Bostón prohibió los drones este año, la compañía DroneShield ofreció sus servicios. ¿Qué hacen exactamente? Escuchar el ambiente y detectar el sonido característico de estos dispositivos. También les ofrecieron unas armas especiales que, en lugar de disparar balas, disparan redes que atrapan drones, aunque la Policía no quiso probarlas.
¿Y si combatimos un dron... con otro dron? Eso es lo que propone la francesa MALOU TECH con su dron interceptor de drones. Lo que hace este dispositivo es "patrullar" el cielo y, si detecta algún dron cercano, se aproxima a él con su red e intenta atraparlo en ella. La idea suena original, aunque está por ver cuánto tardan los primeros drones con tijeras anti-redes en llegar al mercado.
¿Quién puede estar interesado en todos estos dispositivos? Las autoridades para empezar, claro, pero no son las únicas. La portavoz de la compañía Celebrity Bodyguard Services decía a New Scientist que alguno de sus clientes famosos se habían quejado de haber tenido drones sobrevolando sus casas, probablemente controlados por paparazzis intentando conseguir fotos privadas en exclusiva.
Imagen | Lima Pix
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