El misterioso caso de los drones que sobrevuelan París por la noche

Que un dron sobrevuele un monumento no debería de extrañarnos: con las versiones comerciales que existen a la venta en casi cualquier gran superficie, cualquiera puede hacerse con uno y sacarlo a pasear. Sin embargo, un caso trae de cabeza a las autoridades francesas. Durante esta madrugada, y por segunda noche consecutiva, al menos cinco drones han sido vistos sobrevolando monumentos y otros puntos de interés como la Bastilla y la Embajada de Estados Unidos.

Todo comenzó en la noche del lunes al martes. Entre la 1 y las 6 de la madrugada hasta cinco drones comerciales fueron avistados alrededor de la Torre Eiffel, la Bastilla, la plaza de la Concordia, la Embajada de EEUU y el Museo militar de Les Invalides. Se desconoce si se trata de cinco drones distintos o si es el mismo aparato haciendo un tour por todos estos puntos de interés galos. A la mañana siguiente, desde la policía no descartaban que se tratara de una "acción coordinada".

En la madrugada del martes al miércoles, los drones volvieron a aparecer. Volando a una altitud entre 100 y 300 metros, visitaron de nuevo algunas localizaciones estratégicas del día anterior, pero también en otras al norte y al sur de la ciudad con menos interés turístico. Desde tierra, algunos agentes persiguieron los dispositivos a pie pero los perdieron de vista sin poder llegar a ellos. Si bien se ha reforzado la presencia policial, no han conseguido capturar ninguno de los drones ni tampoco a los que los controlan remotamente.

Eso sí, el ministro de Interior francés ha anunciado que estaban instalando "sistemas de neutralización" para pequeños objetos voladores, sin ofrecer más detalles sobre en qué consisten estos. ¿Quién está detrás? Otro misterio, aunque todo apunta a una operación coordinada. Merece la pena reseñar además que el vuelo de drones de uso comercial está prohibido en París, por lo que quien sea que los esté controlando está infringiendo la ley.

Las autoridades galas no han dado más información sobre los drones, salvo que se tratan de pequeños modelos comerciales. En principio, por sí mismos son inofensivos debido a su tamaño: aunque se estrellaran contra algún lugar, no causarían ningún daño. Tampoco parecen ser suficientemente potentes como para cargar armas propias o explosivos, según la policía.

Francia y el "espionaje" dron

¿Por qué esta "psicosis" con los drones en Francia? Además del reciente atentado contra Charlie Hebdo, durante los últimos meses se han producido varios avistamientos en zonas potencialmente peligrosas y susceptibles de amenazas terroristas. En enero, por ejemplo, un dron visitó los alrededores del Palacio del Elíseo, donde reside el presidente de Francia.

Sin embargo, el caso que más trae de cabeza a las autoridades es el de las centrales nucleares, con más de 20 drones sospechosos sobrevolando dichas plantas desde finales de 2014, con drones que visitaron hasta 13 de las 19 instalaciones de este tipo que existen en el país galo, y también algunas detecciones más a comienzos de este 2015.

En una ocasión llegaron a arrestar a tres personas jóvenes, acusadas de estar a punto de lanzar un dron cerca de una central eléctrica. En este caso, y si bien las autoridades no dieron más detalles, aseguran que se trataban de simples entusiastas del aeromodelismo y no creen que tengan relación con el resto de drones sobrevolando plantas nucleares.

Ante estas amenazas, Francia anunció hace unas semanas la inversión de 1 millón de dólares en el desarrollo de un programa de seguridad que sea capaz de detectar, interceptar y neutralizar drones. Además, y tras los recientes casos de París, han confirmado la creación de un comité de expertos para desarrollar un plan de acción ante las nuevas amenazas que suponen estos pequeños aparatos voladores.

Paradójicamente, hace ahora justo un mes desde que otro dron comercial pequeño se colara en los jardines de la Casa Blanca en Estados Unidos y causara una alarma casi nacional. En este caso se trató de un incidente aislado protagonizado por un empleado del propio Gobierno con unas cuantas copas de más que perdió el control del mismo.

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