Amazon y Alphabet son los nuevos grandes rivales en la batalla de la Inteligencia Artificial. Por derecho propio. Por el trabajo de muchos años, sazonado con alguna inversión externa, y con el efecto wow de un ChatGPT que cambió el rumbo.
No obstante, mientras el mundo mira a Apple esperando que se una a ellas en esa batalla (nosotros incluidos), hay otro gigante tecnológico que no recibe tantas miradas pero a quien encajaría tanto o más una incursión así: Amazon.
Un ChatGPT orientado a encontrar productos... listos para comprar
Hace quince años, "buscar" era un sinónimo de Google. Acudíamos a él para cualquier cosa. El auge de plataformas sociales empezó a comerle terreno a Google, y aunque sigue siendo el rey de las búsquedas y muchas veces muestra la respuesta directa, hay algunas en la que ya no resulta el líder natural.
Por ejemplo, para buscar "cuándo se cambia la hora", seguramente acudirá a Google. Igual que para buscar qué es ese bultito que le ha salido en la muñeca (tranquilo, solo es un inofensivo ganglión), o cuánto dura un vuelo entre Madrid y Estambul.
En cambio, para buscar "cómo hacer el nudo de la corbata", "cómo hacer un avión de papel" o "cómo preparar cebolla caramelizada", seguramente acudirá a YouTube. Si quiere buscar el precio de las sartenes de acero, acudirá a Amazon. Para saber cuál fue el último disco de Depeche Mode, visitará Spotify. Y si quiere ver el vídeo viral del balonazo que pegó ayer el político de turno, lo buscará en Twitter.
Nuestra búsqueda se ha compartimentado de forma natural para llegar antes a la información. Sabemos los atajos y dónde encontrar cada contenido. Y ChatGPT y sus compañeros de época abren una nueva vía por la que el resto no verá ni un triste click: información directamente en el chat.
Vamos con Amazon.
De Amazon sabemos que buena parte de los despidos que anunció recientemente tienen que ver tanto con sus empleados corporativos como con su división dedicada a Alexa. También sabemos que los dispositivos Echo han sido habitualmente vendidos a muy bajo precio, tan bajo que difícilmente pueden representar ganancias para la empresa, y que estos no son apenas usados para comprar en su tienda, sino para poner música, temporizadores, y poco más.
Hay motivos para pensar que la intención principal de la familia Echo era acostumbrarnos a comprar con la voz, algo que no ha ocurrido. Hoy quizás suene osado, pero hace unos años había cierta unanimidad respecto al poder que las interfaces conversacionales iban a levantar a finales de la década de 2010.
Con esa batalla, como mínimo, saliendo regular, Amazon podría beneficiarse de una interfaz así, orientada a responder preguntas y desarrollar respuestas... colocando enlaces de compra.
Imaginemos un rival de ChatGPT orientado a que encontremos el producto ideal para lo que buscamos. Por ejemplo:
- Un móvil Android, con batería que dure dos días, menos de 16 centímetros de altura y teleobjetivo
- Una tarjeta de memoria adecuada para grabar vídeo en 4K con mi réflex donde me quepan al menos tres horas y no me tenga que preocupar por la velocidad de escritura
- Una recortadora para barba, de cable, sin batería, con peine para longitudes de hasta 30 milímetros
Y ¡tachán!, ahí estarían los resultados que encajasen en nuestra búsqueda. Listos para pulsar el botón "añadir al carrito".
Incluso búsquedas que no vayan de productos concretos, pero sí narren procesos para los que puedan hacer falta. Por ejemplo:
- Cómo cuidar unas sneakers para que siempre parezcan nuevas
- Cómo desatascar un WC
- Ideas informales para vestir en el día a día
Y ahí, instrucciones acompañadas de los enlaces apropiados: cepillo limpiador, jabón para polipiel, desatascador líquido, faldas y camisas...
Por un motivo similar compró Amazon en 2007 DPReview, la web especializada en análisis e información sobre cámaras que casualmente acaba de cerrar: para fijar ahí sus enlaces de compra de las cámaras mencionadas. Para que un lugar centrado en concentrar a un nicho se convirtiese en un escaparate directo a su tienda.
Seguramente a Amazon le funcionaría fenomenal convertirse en el equivalente de búsqueda de productos a YouTube para tutoriales sobre la vida, Twitter para contenido viral y de última hora, Spotify para la música y Google para todo lo demás. Al menos suena razonable pensar que le iría mejor que la apuesta por Alexa.
Imagen destacada | Javier Lacort con Midjourney.
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