Para un fan de la ciencia ficción como yo al que le fascina cómo funciona la inteligencia humana y la posibilidad de crear robots que se asemejen a las personas, siempre es interesante leer un nuevo punto de vista sobre este tema. 'Westworld' es una recreación de la película de los 70 basada en un parque temático del lejano oeste para adultos poblado con robots de apariencia humana: una serie que hace que nos planteemos cuál es la diferencia entre ser un humano y ser un robot.
Desde el principio de la nueva serie de HBO, se nos muestran escenas de violencia entre robots y humanos, pero los robots de Westworld no solo tienen apariencia humana, sino que también son capaces de mostrar sentimientos, incluyendo dolor extremo.
Estos robots son capaces de reconocer el sufrimiento del resto, pudiendo incluso sangrar y morir. Todo esto es posible, según la historia de 'Westworld', porque se trata solo de representaciones humanas hiperrealistas: aunque su comportamiento sea el mismo que el de los humanos, en realidad “no hay nadie dentro”.
Pero desde el principio la idea de que una máquina tan compleja siga siendo solamente una máquina se ve socavada por el constante recordatorio de que se parecen mucho a nosotros. Es un mensaje perturbador que recuerda a otros clásicos de la ciencia ficción como 'Blade Runner' y 'AI': puede que un día las máquinas se parezcan tanto a las personas que no podamos diferenciarlas, no solamente en cuanto a intelecto y apariencia, sino también en términos morales.
A su vez, representando una visión alternativa de las condiciones humanas a través del espejo tecnológico de los robots humanoides, 'Westworld' nos hace reflexionar sobre la idea de que puede que nosotros también seamos meras máquinas sofisticadas, aunque de tipo biológico: una idea que ha sido muy defendida por el filósofo Daniel Dennett.
Los pobres robots de 'Westworld' desconocen, o por lo menos en un primer momento, su situación existencial. Empiezan cada día programados con entusiasmo y esperanza, ajenos a la violencia y a la tragedia que les espera. Puede que nos dé lástima el destino que les espera, pero ¿hasta qué punto se parece a nuestra propia condición humana esta ignorancia ciega, la creencia en la ficción que nos conviene y la presunción equivocada de que es algo programado?
'Westworld' llega en un momento en el que la gente ya está preocupada por el impacto real de los avances en robótica y en inteligencia artificial. El físico Stephen Hawking y el magnate tecnológico Elon Musk se encuentran entre las voces influyentes y respetadas que han mostrado sus preocupaciones sobre dejar que el genio de la inteligencia artificial salga de la lámpara.
El aporte de 'Westworld' para expandir el canon de las distopías en la ciencia ficción no hará nada para calmar esos miedos. Referenciando al rey Lear de Shakespeare, un robot averiado nos avisa tranquilamente: “Puede que me vengue de ambos. Lo que haré y qué es todavía no lo sé, pero será el terror en la Tierra”.
Aunque también hay personas con una opinión diferente que quieren calmar los pánicos. Para Noam Chomsky, el padre intelectual de la inteligencia artificial moderna, toda esta habladuría de poder crear inteligencia humana en el futuro próximo no es más que ciencia ficción y no ciencia en sí. Uno de los expertos en robótica más famosos del mundo, Rodney Brooks, ha pedido a la gente que esté tranquila: la inteligencia artificial es una herramienta, no una amenaza.
Como neurocientífico y experto en robótica, estoy de acuerdo en que queda mucho hasta que podamos reproducir la inteligencia humana en un robot, puesto que los sistemas actuales son demasiado simples y probablemente estén a años luz. Crear inteligencia artificial a nivel humano es algo realmente complejo; como dice Brooks, estamos solamente al principio de un camino muy largo.
Pero la verdad es que creo que estamos desarrollando la inteligencia artificial como una simbiosis en la que podemos usar los robots para el beneficio de la sociedad y utilizar los avances en inteligencia artificial para aumentar nuestra propia inteligencia biológica.
Algo más que una simple herramienta
Si bien la idea de los últimos años de que los robots y la inteligencia artificial son “solo herramientas” está empezando a frustrarme, en parte porque no sirve para acabar con las preocupaciones sobre la inteligencia artificial y también porque la verdad es que estas tecnologías son diferentes a otras del pasado.
Aunque los robots fueran solo herramientas, siempre los veremos como algo más. Es natural que la gente responda a los robots, incluso a los que son más simples y no tienen apariencia humanoide como los de hoy en día, como si tuvieran objetivos e intenciones. Puede que se trate de una tendencia innata de nuestras mentes profundamente humanas el ver de esta forma a los seres que actúan inteligentemente. Pero lo más importante es que puede que la gente vea a los robots como si tuvieran propiedades psicológicas como la habilidad de experimentar el sufrimiento.
Puede que sea difícil hacernos creer lo contrario, sobre todo si los robots cada vez se parecen más a nosotros y tengamos que adaptar nuestro marco ético para tener todo esto en cuenta. Por ejemplo, puede que el uso de violencia contra un robot nos parezca algo malo, pese a que el sufrimiento no sea real. De hecho, al ver este tipo de violencia contra un robot, algunas personas muestran este tipo de respuesta ética de forma espontánea. Son problemas a los que nos tendremos que afrontar mientras aprendamos a convivir con robots.
La inteligencia artificial y la robótica cada vez son más complejas y llegará el momento en el que los robots puedan tener propiedades psicológicas que hagan que sean algo más que herramientas. Los robots ficticios de 'Westworld' se encuentran en esta categoría, pero ya existen robots en fase de desarrollo que cuentan con objetivos y motivaciones artificiales, que saben que sus cuerpos son diferentes al del resto del mundo, que están equipados con modelos internos de sí mismos y de otros como entidades sociales y que son capaces de pensar sobre su propio pasado y futuro.
No son cosas que vayamos a encontrar en taladros y destornilladores, son capacidades psicológicas embrionarias que, hasta ahora, solo se podían encontrar en seres vivos como los humanos y los animales. Las historias como la de 'Westworld' nos recuerdan que mientras avanzamos a una inteligencia artificial cada vez más sofisticada, tenemos que reflexionar que acabaremos teniendo máquinas que se parecerán cada vez más a nosotros y que nosotros cada vez nos veremos más como máquinas.
Autor: Tony Prescott, Profesor de Neurociencia Cognitiva y Director del Centro de Robótica de Sheffield (Universidad de Sheffield)
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí
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