Nos contaban el otro día los Microsiervos la teoría del valle inexplicable, que dice que cuanto más se parece un robot a un ser humano más nos gusta hasta que llega a un punto de semblanza que, de repente, deja de gustarnos. En cambio, a mi con la foto del Tom Cat me pasa al revés. No se parece a un gato más que en la forma, pero me da una cosa el mirarlo... no me hace ninguna gracia.
Es un robot capaz de moverse a la velocidad de dos veces su cuerpo (casi 23 centímetros) por segundo, y tiene una altura de 18 centímetros. Está controlado por nueve motores y tiene interfaces I2C, CAN y RS-232 para controlarlo. Supuestamente es una plataforma para montar tu propio robot, un poco más realista que este, con un precio base de 2750 dólares.
Vía | Red Ferret. Más información | Microsiervos.