No es la primera vez que os hablamos de la tecnología al servicio de las artes escénicas, recientemente os mostramos las posibilidades que un sistema como Kinect podía ofrecer en una escena de baile, ahora los ingredientes son otros: cámaras y robots.
Nuestra nueva historia tiene que ver con la grabación de escenas de ballet, intentando que la cámara forme parte de la coreografía. La forma de conseguirlo no es sencilla, hay un proceso de captación de todos los movimientos antes de realizar la grabación final.
Con sensores de movimiento a lo largo de todo su cuerpo, los bailarines Maria Kochetkova y Joan Boada - primeras espadas del Ballet de San Francisco -, realizan la coreografía en un escenario especial, donde pueden captar con modelos 3D la escena al completo:
Una vez registrado todo el camino de los protagonistas en la escena, es hora de introducir a la cámara en la misma, asistida por un robot que tiene en una hoja de ruta todo lo que tiene que hacer segundo a segundo.
Además de los movimientos, las condiciones de luz están controladas, por lo que también se pueden programar los parámetros que la cámara debe ir teniendo en cada momento.
El director de la obra, Tarik Abdel-Gawad, no tendrá demasiadas quejas del perfecto operario de cámara. El resultado, que podemos ver a continuación, es el de una experiencia "inmersiva" de la danza, que bien puede ser llevada a otros campos en los que se necesitan habilidades especiales en lo que respecta a grabación en movimiento:
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