Un robot con músculos artificiales que recuerdan movimientos está más cerca ahora

Conseguir que un polímero sea capaz de adoptar una determinada forma y posteriormente, sometido a una determinada temperatura, cambiarla, ya está superado por la ciencia. De hecho son la base de los músculos artificiales, una corriente en el desarrollo de robots que va paralela a la que quiere llevar músculos de verdad a los mismos.

Pero en la Universidad de Cambridge, el equipo de Stoyan Smoukov ha ido más allá. En sus investigaciones, Smoukov ha sentado las bases para que podamos pensar ya en músculos artificiales capaces de recordar determinadas posiciones, es decir, que una vez adaptada una determinada forma, sea capaz de cambiarla por otra o volver a la inicial de forma programada. Con esa idea se podría aprovechar mejor el uso de estos elementos que prometen en robots una fuerza descomunal.

El material base usado es un polímero con propiedades iónicas al que el equipo de Smoukov le daba determinadas formas a una temperatura concreta. Luego lo dejaban enfriar para fijar esa posición en la memoria del material y seguían con otra combinación de forma y temperatura asociada, siempre por debajo de la de fusión.

Con esta memoria ya fijada de diferentes movimientos a temperaturas concretas que ya conocemos con antelación, este material tiene potencial para funcionar como un actuador, y podía ser la base de futuros músculos artificiales en robots con capacidad para recordar posiciones y movimientos (combinación de diferentes posiciones que adaptarían cambiando la temperatura del músculo), aunque los primeros pasos en ese sentido todavía no se han dado por parte de grupo de investigación.

De momento solo han proporcionado una posibilidad para realizarlo en el futuro más cercano, pero, como pasa con los músculos artificiales que podemos controlar a demanda, una mayor precisión en tareas repetitivas es de las posibilidades más reales para estas investigaciones.