Los robots se están integrando de muchas formas en el mundo profesional. A veces son visibles mientras que otras veces su presencia y automatismo no se ven a simple vista. Los neoluditas pensarán que vienen para quitarnos el trabajo pero siendo optimistas hay que reconocer que algunas tareas nos las hacen más fáciles.
Hoy nos toca hablar de dos avances muy interesantes. Uno nos llega desde Illinois, Estados Unidos, donde un robot ha aprendido a moverse entre los campos de maíz para hacer el trabajo de un tractor de forma más eficiente. Otro proyecto es de original local, concretamente de la politénica de Madrid, y nos explica cómo crear vigilantes robóticos siguiendo la teoría de juegos.
Farmbot fertiliza el campo de forma eficiente
La mecanización y robotización del campo es un fenómeno al que llevamos años asistiendo. Poco a poco, las máquinas van teniendo más protagonismo y salen soluciones de todo tipo para cubrir necesidades muy concretas. Un caso muy reciente lo encontramos en el robot que ha creado la compañía Rowbot para fertilizar los campos de maíz de Estados Unidos.
Farmbot es un robot diseñado para colarse entre las hileras de los campos de maíz para fertilizar dos hileras en cada recorrido que hace. ¿Cuál es la diferencia respecto a los sistemas de tractor que se suelen emplear? Lo primero y fundamental: el tamaño. Ocupan menos espacio y por tanto hacen menos daño al pasar ya que no estropean las plantas a su paso.
Luego tenemos, igual de importante o más, una cuestión medioambiental. Este sistema es más eficiente a la hora de rociar el maíz por lo que no solo se consume menos sino que se vierte menos nitrógeno. Algo que además es útil ya que así se evita que se contamine menos las vías de agua cuando hay lluvias.
Este robot utilizar un sistema GPS para saber por dónde tiene que moverse, delimitando el tamaño de la parcela de campo, y gracias a un escaneo por láseres es capaz de saber por dónde tiene que colocarse para no chocar y colarse entre dos filas para seguir con su proceso de fertilización.
Rowbot, la empresa responsable, lleva ya un tiempo trabajando en tecnología de este tipo y hace tiempo obtuvo renombre en el mundo de la agricultura al desarrollar un sistema de GPS para tractores para optimizar algunas rutinas automatizadas además de utilizar drones para controlar el estado del campo desde una posición cenital.
A día de hoy está trabajando con un presupuesto de 2,5 millones de dólares obtenidos a través de fondos capital semilla con el objetivo de seguir creciendo trabajando de forma muy estrecha con investigadores de la universidad del estado de Illinois. De momento sus creaciones son para pequeños agricultores pero su objetivo es llegar a las grandes plantaciones escalando su tecnología.
La teoría de juegos para definir rutas
De Illinois saltamos a la universidad politécnica de Madrid donde el grupo de Investigación de Robótica y Cibernética está realizando pruebas con un escuadrón de robots patrulla que aprenden a hacer rutinas de vigilancia siguiendo la teoría de juegos. Es decir, no siguen un patrón concreto sino que van aprendiendo a establecer su forma de actuar de forma autónoma.
Hay tres factores que determinan cómo funcionan estos robots. Por un lado tenemos a los jugadores (los robots), las acciones (ir de un punto a otro) y los beneficios (distancia que deben recorrer, consumo de energía, tiempo invertido). Cogiendo estas tres variables cada uno define su propio camino y saber que ha hecho cada uno de los componentes de este escuadrón en la anterior partida.
Con la información de cada partida (ronda) los robots aprenden cuáles son los beneficios y cómo conseguirlos. Aquí se han definir puntos de interés de forma paralela para evitar que los robots hagan la misma patrulla y se dejen así de cubrir otras zonas. Como podéis ver en la imagen algo más arriba, se trata de un prototipo muy sencillo: un robot motorizado con ruedas y varios sensores para reaccionar o enviar alertas.
El objetivo último de estos robots no es ser tanto policías que sepan capaces de detener a sospechosos sino más bien poder detectar amenazas y reportarlas para que otro cuerpo de defensa y seguridad se encargue de hacer el resto del trabajo. Una forma de evitar problemas a tiempo.
Al incluir varios sensores pueden ser capaces de detectar, según la universidad Politécnica de Madrid, drogas o explosivos pero en ningún caso se quiere introducir como un sustituto de la tecnología actual sino como un complemento para los sistemas de seguridad que ya existen. De hecho uno de los espacios donde se espera aplicar es en los aeropuertos.
Vía | MIT Technology Review, Sinc
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