Lo normal en el mundo de las contraseñas es que no las recordemos, pero en este caso la idea es precisamente lograr una contraseña tan segura que seamos capaces de memorizarla sin siquiera recordarla conscientemente.
Esta curiosa vuelta de tuerca viene de la mano de un proyecto de colaboación entre criptología y neurociencia que aprovecha un fenómeno conocido como aprendizaje implícito.
El aprendizaje implícito defiende la teoría de que el cerebro humano es capaz de recordar una pauta específica de manera subcosciente pero sin que la parte consciente sea capaz de reconocerla.
Para demostrarlo, investigadores de la Universidad de Standford sometieron a varios sujetos a un juego en el que tenían que pulsar varios botones para recoger objetos que caían de la parte superior de la pantalla como en una especie de Tetris.
Lo que los sujetos no sabían era que este videojuego repetía una y otra vez una pauta muy sútil. A medida que pasaban las semanas, los sujetos eran capaces de repetir esa pauta sin fallos aunque la parte consciente de su cerebro era incapaz de recordarla.
La idea es convertir esta técnica en una forma de memorizar contraseñas que después el cerebro puede reproducir jugando al mismo juego sin que seamos capaces de chivarle nuestra contraseña a nadie. Eso no quita, por supuesto, que nos obliguen a jugar el juego para acceder, pero es un estudio interesante.
Vía | PopSci