Los DNS son uno de los elementos clave para conseguir que Internet funcione como debe. Los 'Domain Name System' convierten direcciones como Xataka.com en direcciones IP numéricas que los ordenadores puedan entender, lo que convierte a esta tecnología en la llave maestra de Internet.
Las llaves de acceso a los ordenadores que controlan el DNS son única y exclusivamente controladas por la ICANN. Se trata del organismo que protege Internet, y como si de una película de espías se tratase, lo hace con 7 llaves de acceso a su ordenador principal que reparte entre 14 personas. Los auténticos guardianes de la red de redes.
Salvo contadas excepciones, cada tres meses desde el 2010 los guardianes de las siete llaves se reúnen cuatro veces al año para realizar una especie de ritual de seguridad en el que se actualizan y verifican las claves que les permiten tener acceso al dispositivo que genera todas las claves maestras de Internet, las claves con las que acceder a la base de datos principal del ICANN.
¿Y qué pasaría si alguien con malas intenciones consiguiera acceder a esta base de datos del ICANN? Básicamente que tendría el control de Internet, y que por ejemplo podría enviarnos a direcciones fraudulentas cuando escribiéramos la URL de una web. Podemos imaginarlo como un phishing a niveles épicos, puedes escribir la dirección de tu banco y que te lleven a una cuenta fraudulenta en la que te roban las credenciales. Afortunadamente, la ICANN es bien consciente del relevante papel que juega en la seguridad de la red.
El ritual de las siete llaves
La ICANN tiene siete llaves físicas que reparte a catorce personas, de las cuales siete son portadores "titulares" y los otros siete se quedan como suplentes. Estas llaves dan acceso a cajas de seguridad, dentro de las cuales están las tarjetas criptográficas con las que generar una nueva SKR (Signed Key Response), la cual a su vez contiene nuevas claves que habrá que distribuir por Internet para asegurar los sistemas DNS.
Pero el proceso no es tan sencillo como parece, ya que antes de llegar al ordenador principal para generar la nueva SKR hace falta pasar todo un ritual de seguridad. Los portadores de las llaves tienen que superar una serie de puertas bloqueadas con claves de acceso y escáneres de manos hasta llegar a una sala asegurada para que no se puedan realizar comunicaciones electrónicas, y en esa sala es donde se actualizan las claves.
Todo el evento está guionizado, y es grabado y auditado metódicamente. Es más los pasos que tienen que seguir los participantes han sido descritos y distribuido entre los asistentes y participantes para que cualquiera pueda detectar que algo no se está haciendo como debería. Una vez acabada la ceremonia todo es más casual y estos "dueños de Internet" se van de cena a un restaurante.
En un ejercicio de transparencia, la ICANN publica los guiones de cada ceremonia y la retransmite por streaming a todo el mundo para que todo el que quiera pueda ser testigo de cómo se escenifica el cuidado de la red.
La última ceremonia se realizó el pasado octubre, con una participación mínima para intentar limitar los riesgos asociados a la Covid-19. Precisamente la pandemia ha roto el estable calendario de la ICANN para realizar estos actos.
En febrero de 2020, la IANA (Internet Assigned Numbers Authority), organización responsable afiliada a la ICANN, explicó que se tuvo que posponer la reunión porque una de las cajas fuertes que formaban parte de la actualización se atascó. Afortunadamente la seguridad de internet no se vio afectada, porque no hay ningún impacto considerable si no se han actualizado estas claves. Pero como suele recomendarse siempre en materia de ciberseguridad: un sistema actualizado es un sistema mejor preparado.
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